José Luis Corcuera prendió en llamas los micrófonos, cámaras y grabadoras que le rodearon a las puertas de un hotel el pasado jueves, donde había quedado para comer con otros históricos socialistas que no apoyan un pacto con Iglesias.

El exministro de Interior arremetió contra Podemos y contra quienes, desde el PSOE, negocian con la formación morada. A Corcuera, el pacto de izquierdas le parecería “terrible” y le “dan arritmias” cuando escucha a algunos de sus compañeros de partido. Además, Corcuera recriminó a la periodista Marta Nebot si era de Podemos después de que ésta le hiciera una pregunta que no le gustó.

El exministro felipista acababa de convertirse en estandarte del 'comando Corcuera', así ha bautizado Pablo Iglesias al grupo de exdirigentes del PSOE que trata de impedir un Gobierno de Sánchez franqueado por Podemos.

El salto de Corcuera: de UGT al PSOE

José Luis Corcuera nació en Pradoluengo, un pequeño pueblo de Burgos, en 1945. Sin haber cumplido quince años se desplazó a Bilbao junto a su familia, donde trabajó como aprendiz metalúrgico en los Altos Hornos.

Afiliado a UGT y PSOE, dejó su trabajo de electricista para centrarse en su papel dentro del sindicato. En 1985, dimitió como responsable de acción sindical. No estuvo de acuerdo con la oposición que mostró UGT a la reforma de pensiones del Gobierno de Felipe González.

En aquel momento, Corcuera -que se postulaba como sucesor de Redondo- salió del sindicato para irrumpir con fuerza, en poco tiempo, en el partido socialista.

Una rápida escalada

Con su dimisión, Corcuera había dejado claras sus intenciones: alinearse con la guardia felipista. Tan sólo un año después de su salida de UGT, ya trabajaba como secretario de la Comisión Ejecutiva Federal del PSOE, pero su gran premio llegaría en 1988. Felipe González le llamó a Canarias, donde se encontraba, para anunciarle que quería nombrarlo ministro del Interior.

Corcuera se convertía así en el primer ministro no universitario de la democracia. De formación autodidacta, solía decir que aprendió economía negociando el Acuerdo Nacional de Empleo. Aquel día, cuando volvió a Barajas, rechazó salir por la puerta de autoridades. Contó que le costó convencer a su familia y aceptar el cargo. Aseguró que esperaba que su nuevo empleo no le cambiara la vida. Pero lo hizo.

Patada en la puerta y dimisión

En 1991, Corcuera presentó su proyecto de Ley de Seguridad Ciudadana. En medio de una redacción endiablada y confusa aparecía este punto, que le granjeó el apodo de 'ley de la patada en la puerta': la policía podrá entrar en un domicilio sin mandamiento judicial cuando “el conocimiento fundado (…) le lleve a la constancia de que se está cometiendo o se acaba de cometer alguno de los delitos que en materia de drogas tóxicas, estupefacientes o sustancias psicotrópicas castiga el Código Penal, siempre que la urgente intervención de los agentes sea necesaria para impedir la consumación del delito, la huida del delincuente o la desaparición de los efectos o instrumentos del delito”.

Al conocer las intenciones de Corcuera, la oposición salió en bloque a la calle y protagonizó una de las protestas más plurales contra una iniciativa de un gobierno de la democracia. Fue el domingo 10 de octubre de 1991. Coincidieron los líderes de IU, CDS, Redondo y Gutiérrez -mandatarios sindicales- y las diputadas del PP, Celia Villalobos y Teófila Martínez.

En aquella manifestación, en la que se reunieron entre 5.000 y 7.000 personas, pudieron escucharse gritos como “Ley Corcuera, fuera, fuera, fuera”, “En tu casa van a entrar los maderos sin llamar” o “Corcuera, fascista, trabaja de electricista”.

El rodillo socialista aprobó la ley en el Congreso sin hacer cambios. La patada en la puerta estuvo vigente durante más de un año. Presionado por la oposición política y mediática, Corcuera prometió que dimitiría si el Tribunal Constitucional invalidaba la polémica patada. Y así sucedió el 18 de noviembre de 1993. El TC actúo y Corcuera renunció a la cartera de Interior.

Corcuera y los fondos reservados

Dos años después de abandonar Interior, en octubre de 1995, José Luis Corcuera fue imputado por un supuesto delito de malversación de fondos públicos. Su nombre se vinculó a una trama de uso indebido de los fondos reservados del Estado, a través de los cuales se habían enriquecido altos cargos del PSOE. ¿Participó en ella Corcuera? ¿Se enriqueció ilegalmente? El proceso se demoró. No hubo sentencia hasta siete años después, en enero de 2002. Corcuera fue absuelto, pero la sentencia del Tribunal arrojó dudas acerca de su culpabilidad: “Sospechas hay, posibilidad hay, pero certeza de que los ministros conocían y consentían las sustracciones no hay”.

El exministro de Interior se libró de la cárcel, algo que no pudieron hacer el secretario de Estado de Seguridad, Rafael Vera, o Rodríguez Colorado, director de la Policía. En el juicio, Corcuera respondió: “Tuve a mi disposición importantes cantidades de dinero de los fondos reservados y no me llevé ni un duro”.

Pero Luis Roldán, que purgó sus delitos al frente de la dirección de la Guardia Civil con diez años de prisión, relató con detalle en los tribunales una cena en Moralzarzal que mantuvo con Vera, Colorado y el propio Corcuera. Allí, dijo Roldán, se fijó una cantidad de diez millones de pesetas mensuales por cabeza como indemnización anticipada por el futuro cese de cada uno. Corcuera se defendió asegurando que llegó tarde a aquella cena y que no participó en esa negociación.

La compra de joyas con dinero público

En ese mismo juicio, el joyero José Vargas relató cómo acudía al despacho de José Luis Corcuera y el ministro seleccionaba algunos broches, pulseras y collares que luego pagaba en metálico. Cuando llegaba la Navidad, Corcuera organizaba una cena con altos cargos del ministerio y obsequiaba a sus mujeres con estas sortijas. En menos de un lustro, dedicó seis millones de pesetas de los fondos reservados a la compra de joyas.

Corcuera no negó ante el juez esta actuación, pero se agarró a una normativa según la cual podía gastar dinero público en “solemnidades, atenciones y de carácter social”. Reconoció que “quizá” se equivocó en cargarlas a los fondos reservados y no haberlo hecho a la partida de protocolo. Lejos de disculparse, añadió: “Si de algo no me arrepiento es de haber sido tan escaso con gente a la que dejé sin vacaciones o a la que obligué a interrumpirlas dejando a mujeres e hijos”.

Sus enfrentamientos con los periodistas

El jueves pasado, José Luis Corcuera atendió a los medios de comunicación ya convertido en portavoz del 'comando' del PSOE que trata de impedir un posible pacto de Sánchez con Podemos. Cuando escuchó algo que no le gustó, recriminó a la periodista: “¿Tú eres de Podemos?”

Pero esta pregunta irreverente es descafeinada si se compara con los ataques que lanzaba a los periodistas cuando estaba al frente de Interior.

Corcuera amenaza a Pedro J. Ramírez

El 17 de noviembre de 1988, José Luis Corcuera coincidió con Pedro J. Ramírez -por aquel entonces director de Diario 16- en 'Derecho a discrepar', un programa de TVE que dirigía Miguel Ángel Gozalo. Aquella tertulia se tornó por momentos un debate a dos. Corcuera acusó a Ramírez de no posicionar a su periódico radicalmente contra ETA y éste le instó a aclarar si su ministerio estaba de igual manera contra la banda terrorista y los GAL. Terminada la discusión y, con los micrófonos cerrados, se produjo el siguiente diálogo, que Pedro J. Ramírez relata en 'La Rosa y el capullo' (Planeta, 1989):

Corcuera: “Para que luego digan que los electricistas no sabemos leer. Ya ves, lo leemos y lo subrayamos todo...”

Ramírez: “No sé por qué dices eso...”

C: “¿Pero tú quién te has creído que eres?”

R: “Simplemente, el director de un periódico que trata de cumplir con su obligación lo mejor posible”.

C: “Sí, te sientes muy seguro porque eres director de un periódico, pero puedes dejar de serlo muy pronto”.

El don de la profecía no le falló a Corcuera. Pedro J. Ramírez fue destituido en apenas cuatro meses; marzo de 1989.

Corcuera condenado por injuriar a Sebastián

A principios de los noventa, Pablo Sebastián escribía una crónica satírica en las páginas de El Mundo. Firmaba como 'Aurora Pavón', un pseudónimo que años antes había compartido con otros columnistas.

El 23 de noviembre de 1993, José Luis Corcuera convocó una rueda de prensa para anunciar su dimisión. Allí se mofó del actual director de Republica.com: “Yo soy mucho menos fino que don Pablo Sebastián, que cuando escribe firma como 'Aurora Pavón'. Hasta ahí no he llegado. En fin, soy menos fino (…) Además, a mí con el aceite no me gusta resbalar; con la pérdida de aceite quiero decir”. Corcuera, condenado por la Audiencia de Madrid, tuvo que indemnizar a Sebastián con 9.000 euros.

Tras más de una década de apariciones sombrías o de refilón, José Luis Corcuera ha vuelto con fuerza. De la patada en la puerta que dio en 1992 ha pasado a la patada a 'La Tuerka' y a todo aquello que pueda significar un pacto del PSOE con Pablo Iglesias.

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