Solo Esperanza Aguirre ha dicho abiertamente que no le “escandaliza” una abstención del Partido Popular a la hora de votar la investidura de Pedro Sánchez si así se consigue que Podemos no llegue al poder. Una teoría que ningún conservador secunda en público pero que, en privado, comparte más de un cargo del PP. El debate sobre cuál debe ser la posición final del PP se multiplica conforme el reloj acerca el Pleno de investidura del líder socialista. “Si Sánchez consigue que los 40 diputados de Ciudadanos voten 'sí', la presión de grandes empresarios y todos los grupos políticos va a ser insostenible para un PP con un liderazgo, el de Mariano Rajoy, tan debilitado”, comenta con este diario un cargo intermedio del partido conservador.
La reflexión de si el PP debería abstenerse ante un acuerdo cada vez más cercano entre PSOE y Ciudadanos se ha hecho hasta en el comité de dirección que Mariano Rajoy mantiene todos los lunes con su círculo de confianza: su jefe de gabinete, Jorge Moragas, la secretaria general, María Dolores de Cospedal, el portavoz en el Congreso, Rafael Hernando y los vicesecretarios: Javier Arenas, Pablo Casado, Fernando Martínez-Maillo, Javier Maroto y Andrea Levy. Pero la conclusión no varía ni un milímetro: los 122 diputados del Grupo Parlamentario Popular votarán 'no' a la investidura de Pedro Sánchez porque los militantes, defiende la cúpula, “no lo entenderían”. El argumentario que repiten todos los días es que las elecciones las ha ganado el PP. “Sacamos dos millones de votos más que el candidato que se va a presentar a la investidura. No nos vamos a cansar de recordar que Pedro Sánchez quedó en cuarta posición en las elecciones, tras PP, Ciudadanos y Podemos”, insisten una y otra vez.
Los cargos intermedios que en privado secundan la teoría de Aguirre, abstenerse para que Sánchez gobierne sin Pablo Iglesias, no entienden que Rajoy “no haya intentado siquiera acercarse a Ciudadanos aunque sepamos que no conducía a ningún lado, como está haciendo el PSOE con Podemos”. Ahora, conforme ven más viable un acuerdo con Ciudadanos para que intente gobernar el líder socialista, los populares se desquician y reconocen que ahora mismo está “en cuestión todo: desde el liderazgo hasta el posicionamiento ideológico”. Alejado completamente de los jóvenes y con el lema de la corrupción y de la unidad de España en manos de Albert Rivera, creen que si los socialistas consiguen gobernar será el momento de “refundar el partido” para recuperar el voto de centro-derecha. “¿Qué somos? ¿Hacia dónde queremos ir?”, se pregunta más de un militante.
La "pasividad" del presidente
El miedo que se está esparciendo por todos los estamentos del Partido Popular es que votar en contra de un Gobierno de PSOE con el apoyo de Ciudadanos provoque una alianza más radical, la de los socialistas con Podemos. Las dudas sobre cuál debería ser el voto definitivo del Grupo Parlamentario Popular las tienen cargos intermedios que no comprenden la “pasividad” del presidente, que “ha cedido todo el protagonismo a Pedro Sánchez y sigue sin hacer nada por intentar que alguien le compre su programa”. Están “tristes”, se sienten “frustrados”. No entienden cómo Rajoy no aceptó la investidura y cedió gratuitamente todo el protagonismo al PSOE. “En Madrid quedó en cuarta posición y le estamos regalando un Ejecutivo”, insisten. Y si no, “siempre podrá decir que él, al menos, lo intentó”.
El círculo más cercano al presidente, que cada día es más reducido, trabaja con el escenario de que Pedro Sánchez no consiga el apoyo del Parlamento. “Es puro postureo, pero no tiene nada cerrado y es imposible que lo cierre”, destaca un alto cargo de Génova. Si los deseos de la cúpula del PP se cumplen y Sánchez se estrella en la única baza que tiene para ser presidente del Gobierno, el PP pondría en marcha automáticamente el plan B que guarda en un cajón: presentar a Mariano Rajoy a otra sesión de investidura.
“Podría negociar con Ciudadanos y con otras fuerzas que ahora coquetean con el PSOE”, deslizan. Creen que el apoyo de los 40 diputados que tiene Albert Rivera podrían tenerlo, aunque el vicesecretario general de C´s, José Manuel Villegas, dudara este miércoles de que el PP tenga alguna posibilidad de retener la investidura. “Si el señor Rajoy tiró la toalla en su momento, dudo de que ahora en adelante vaya a tener más apoyos para ser candidato de los que tenía en su momento”, analizó.
"Un no es un no"
En Ciudadanos tienen claro que si en los próximos días cierran un pacto con el PSOE, el siguiente paso será pedir al PP que se abstenga. Apelan al sentido de Estado y el patriotismo para conseguir que los diputados del PP claudiquen ante el socialista. Unas razones de peso insuficientes para los conservadores. “Un no es un no, como nos dijo el señor Sánchez no hace tanto tiempo. Nosotros no damos todo por perdido”, añade un histórico diputado. Por “sentido de Estado” devuelven la pelota al PSOE: “¿Por qué no le obligan a él a no pactar con Podemos por sentido de Estado? Está dispuesto a negociar con el diablo a cambio de quitarnos el Gobierno. A nosotros, que ganamos las elecciones. No es justo y por eso no vamos a ceder”, destaca otro popular con escaño en el Congreso.
De momento, como el papel de presidente en funciones es bastante limitado y las cámaras de las negociaciones ni siquiera les enfoca, la dirección del PP apuesta por empezar su particular campaña electoral y exhibir a Mariano Rajoy a pie de calle por todas las provincias en busca del aliento perdido. Una estrategia que está también fallando por los casos de corrupción que están apareciendo a diario. Como ejemplo, el de este fin de semana pasado, cuando Mariano Rajoy presidió la Junta Directiva en Murcia. “24 horas antes un juez imputa a todo el equipo de Gobierno de un pueblo de la provincia y un día después Esperanza Aguirre dimite por no haber visto la corrupción en el PP de Madrid”. Ante este escenario, “sacar pecho de que hemos sido el partido que más hemos hecho para frenar la corrupción suena hasta de risa”, reconocen los propios conservadores.