El exconsejero de Presidencia de la Comunidad de Madrid y exsecretario general del PP madrileño, Francisco Granados, lleva en prisión desde octubre de 2014. Él niega cualquier implicación en el posible cobro de dinero por parte de empresarios ni regalos de gran calibre, como casas o coches. Sin embargo, tanto el juez, como Fiscalía Anticorrupción y Guardia Civil sospechan que sigue escondiendo dinero a día de hoy que los investigadores no han sido capaces de localizar.
Una de las pruebas que maneja el juez para llegar a esta sospecha es que se conoce que quien fuera mano derecha de Esperanza Aguirre pagó los muebles del apartamento de su amante con un dinero que no salió de sus cuentas corrientes y, por tanto, debía ser un efectivo que tenía escondido.
“Otras intervenciones telefónicas, concretamente conversaciones entre Francisco Granados y su amiga Cristiane Jucar, descubren determinados gastos efectuados por el primero para posiblemente amueblar un apartamento de la misma en el barrio de Salamanca con cargo a unos fondos de origen desconocido, lo que apoya de nuevo la existencia de dinero que permanece todavía clandestino”, recoge el instructor en un auto que consta en el sumario del 'caso Púnica'.
La Guardia Civil ya había identificado a Jucar como su amante, con quien Granados mantenía una relación desde hacía cuatro años. Es más, de las conversaciones telefónicas intervenidas, el exdirigente 'popular' le prometía que iba a dejar a su mujer, Nieves Alarcón, también imputada en la causa. En una de esas conversaciones, la pareja habla de dinero. Granados le dice que él paga 2.000 euros del alquiler, que ya le ha dado 3.000 euros, que 1.000 euros eran para un vestido. Hablan de que el acuerdo era que él le pagaba el piso y ella pagaba a la sirvienta, que son 400 euros. Un dinero que, según la Guardia Civil, no consta que salga de sus cuentas corrientes.
El dinero de Suiza, ¿de dónde sale?
Tampoco se acredita de dónde sacó el dinero que guardaba en cuentas en Suiza. Según la Fiscalía Anticorrupción, el matrimonio Granados-Alarcón disponía de insuficientes ingresos para nutrir las cuentas suizas, “ingresos escasos también para atender a los gastos e inversiones que se evidencian con las intervenciones telefónicas”. Así, Granados adquirió participaciones sociales de la mercantil Bustren y estaba negociando la adquisición de 30 naves industriales de un proceso concursal, que suponía la entrega de más de 400 mil euros, “dinero que no figura en cuentas bancarias del matrimonio”.
Cuando fue detenido, a Granados -que también fue alcalde de Valdemoro (Madrid)- se le incautó una agenda. Las anotaciones en ésta, según la Fiscalía, patentizan la recaudación, por su parte, de “importantes cantidades de dinero y la detracción en beneficio propio, de una parte de dicho dinero que permanece oscuro para la Hacienda Pública, lo que da credibilidad a que esté oculto en cajas fuertes o escondrijos situados en los domicilios de personas cercanas como las mencionadas en el anónimo”.
Este anónimo del que se habla es una carta recibida en la Fiscalía en la que apuntaba que Granados podría estar escondiendo el dinero en casa de sus suegros, versión que después acreditó su socio, el empresario David Marjaliza, quien ha decidido tirar de la manta y confesar todos los hechos ante el juez, a cambio de una rebaja de la pena.
Marjaliza confesó que Granados escondía dinero
“La propia declaración de David Marjaliza en el Juzgado aclaró el destino del dinero depositado por Francisco Granados en la cuenta suiza abierta a su nombre y al de su esposa, al relatar como dicho dinero inicialmente depositado en la cuenta suiza de Francisco Granados y posteriormente traspasado a una cuenta bancaria con titularidad de una sociedad del empresario, le fue reembolsado en España por el propio Marjaliza, mediante sucesivas entregas de dinero en efectivo que no ha sido aflorado todavía y por tanto permanece oculto”.
Además, el empresario, que hizo fortuna con adjudicaciones en Valdemoro, confesó al juez que Granados podría esconder dinero en casa de los padres de Nieves Alarcón. Esta afirmación fue lo que llevó Eloy Velasco a ordenar el registro de este domicilio, encontrando en el altillo del dormitorio de sus suegros una bolsa con un millón de euros. Éstos aseguraron desconocer cómo llegó el dinero ahí.