El turno de Diego Torres ha llegado. El juicio por el 'caso Noos' se reanuda hoy en Palma de Mallorca con el interrogatorio como acusado del ex socio de Iñaki Urdangarin. Está dispuesto a defenderse con uñas y dientes para demostrar que todo el trabajo que realizaron en el Instituto Noos, que todas las adjudicaciones públicas recibidas fueron legales. Ha tenido encima de la mesa la posibilidad de reconocer que recibieron contratos irregulares, que crearon facturas falsas por trabajos no realizados y que defraudaron a Hacienda, y obtener una rebaja de la pena. Pero finalmente no ha querido. Según fuentes jurídicas, va a optar por defender su inocencia y la de su mujer, Ana María Tejeiro, también acusada por ayudarle a blanquear dinero en paraísos fiscales.
Desde que Torres y Urdangarin fueron imputados en el 'caso Noos', los dos ex socios se han echado las culpas mutuamente de lo ocurrido. Una vez que el yerno del Rey Juan Carlos I culpó a su socio de dirigir el Instituto Noos y ser quien hacía y deshacía, la guerra se desató. Como colofón, el hecho de que la mujer de Torres fuera imputada por su actividad en Noos mientras que la mujer de su socio, la infanta Cristina de Borbón, quedaba impune.
Fue ahí cuando Torres decidió seguir una estrategia de desgaste contra la Casa Real. Fue lanzando “bombas atómicas”, como él mismo las llamó, sobre el conocimiento de los monarcas y sus personas de confianza sobre lo que hacía el Instituto Noos. Lo hizo a través de sus declaraciones ante el juez de Palma que instruyó el caso, José Castro, y a través de la entrega por fascículos de correos electrónicos cruzados entre Urdangarin y miembros de la Casa Real, como su propia mujer, el secretario de ésta, Carlos García Revenga, o el asesor de la Casa, el duque de Fontao. Ahora muchos de esos correos electrónicos serán analizados en el juicio.
Torres siempre defendió que si su mujer estaba imputada en la causa, la infanta también debía estarlo, dado que era vocal de la junta directiva de Noos y por tanto conocedora de los contratos que recibía y las actividades que desarrollaban, igual que García Revenga, ex tesorero del Instituto. Éste último llegó a estar imputado pero finalmente se libró del juicio.
No salvó a su mujer pero implicó a la infanta
Al final, Castro decidió no retirar la imputación de la mujer de Torres, tal y como solictiarion, pero sí decidió imputar a la hermana del Rey Felipe VI. Primero lo hizo como cooperadora de todos los delitos de su marido pero finalmente, y previo aviso de la Audiencia Provincial de Palma, lo limitó a dos delitos fiscales en grado de cooperación necesaria.
Durante los últimos cuatro años, el entorno de Torres ha dejado claro que si saca a la luz todos los correos electrónicos que guarda, acaba con la Monarquía. Sin embargo, en contra de lo que pueda parecer, lo que busca el ex socio de Torres es demostrar su inocencia.
Su defensa es la siguiente: el trabajo de Noos era impoluto y estaba tan controlado y dentro de los marcos legales que hasta la Casa del Rey los visaba y autorizaba. Si la mayor institución de España les daba el visto bueno a sus actividades, ¿como iban a estar cometiendo ningún delito? Esta es la tesis planteada por Torres.
Si él cae, Urdangarin también
Esto quiere decir que si él cae, Urdangarin cae, la infanta cae, y la imagen de la Monarquía también. Pero si él se salva y se demuestra que su actividad en Noos estaba dentro del marco de la legalidad, entonces su socio y familia quedarán exonerados.
Sin embargo, alguna fuentes del caso recalcan que el juego de Torres es muy peligroso. Al lanzar mensajes “bomba” contra la Casa Real no consigue demostrar su inocencia sino perder credibilidad y crear sospechas, en algunos casos, infundadas.
Torres va a optar por defenderse y enfrentarse a la pena de 16 años y medio que solicita la Fiscalía y 22 años y medio que pide la acusación Manos Limpias, por haber creado, junto a Urdangarin, una estructura “hueca de contenido real” y urdir “una maraña de facturación ficticia” para desviar el dinero que obtuvieron de la Administración pública principalmente. Con esa finalidad y “a su antojo” habrían utilizado el Instituto Nóos para que “operase al servicio de sus intereses comerciales”.
“No es verdad nada”
Su mujer, Ana María Tejeiro, ya ha declarado. Su interrogatorio duró solo un minuto al contestar sólo a su abogado. Se limitó a desvincularse de cualquier actividad presuntamente irregular urdida por su marido y por Urdangarin en torno al Instituto Nóos. Aseguró que “no eran verdad para nada” todas las acusaciones vertidas contra ella.
La Fiscalía Anticorrupción pide para ella dos años de prisión por ayudar a su cónyuge en la ocultación de los fondos procedentes de la actividad fraudulenta desarrollada por éste. Ambos abrieron una cuenta corriente en la entidad bancaria Credit Suisse de Luxemburgo a la que traspasaron fondos que a 17 de julio de 2012 ascendían a 961.666 euros. Manos Limpias, sin embargo, solicita para ella 19 años de cárcel al acusarla de todos los delitos cometidos por su marido. Los siguientes en declarar como acusados en el juicio son el propio Urdangarin y su mujer, la hija de Juan Carlos I.