Desde que la ministra de Sanidad Leire Pajín apareció en público con una pulsera Power Balance no se había visto en España un caso más flagrante de falta de fe en su propio negociado que el de Jorge Fernández Díaz. El negociado de la ciencia, en el caso de ella; el del poder de convicción de la porra, en el del ministro del Interior en funciones.
A Leire Pajín le llegan a dar dos meses más en el cargo y acaba construyendo en el desierto de los Monegros una docena de plantas productoras de pachamama cósmica para la sanación de los enfermos de cáncer. Se los dan a Fernández Díaz y ordena demoler todas las comisarías de España para sustituirlas por catedrales góticas.
Puede parecer caricaturesco, pero no lo es. A pesar de tener bajo su mando a 150.000 policías y guardias civiles, Jorge Fernández Díaz prefiere dejar las cosas de su seguridad personal en manos de Marcelo, su ángel de la guarda.
Lo de que el ángel de la guarda de Jorge Fernández Díaz se llama Marcelo no me lo acabo de inventar yo. Lo dijo él mismo en una entrevista concedida hace dos meses al diario La Vanguardia. También dijo que Marcelo le ayuda a aparcar. Que esa entrevista con el ministro del Interior se publicara en "La contra", la sección del diario catalán reservada a tarotistas, homeópatas, sanadores, magos y videntes, no es casualidad. Hasta los periodistas más desinformados de España saben ya que la sección natural de Fernández Díaz es la de los ovnis.
Jorge Fernández Díaz, 65 años, vallisoletano de nacimiento y catalán de adopción (que ya es mezclar), prefiere en definitiva dejar las cosas importantes de la vida en manos de Dios. Él lo llama “la Teología de la Historia”. Es decir “la disciplina que entiende a Dios como Señor de la Cronología y de la Historia. Nada de lo que sucede es casual, ¡todo responde al plan de Dios!”.
Lo del Señor de la Cronología y la Historia suena a dios primigenio de Los mitos de Cthulhu de Lovecraft, pero es obra de nuestro ministro del Interior, al que se le intuye un ranking de seres míticos súperpoderosos francamente pintoresco. En primer lugar, el Señor de la Cronología y la Historia. En segundo lugar, Marcelo. En tercer lugar, la Virgen de Fátima, responsable, según el ministro, de la caída del comunismo. Y ya después, si acaso, los 150.000 miembros de las Fuerzas de Seguridad del Estado.
Casi puede uno imaginarse a Rajoy dándole la noticia de su nombramiento a Jorge Fernández Díaz.
—Como ministro del Interior, a su cargo estarán 150.000 policías y guardias civiles.
—¿Podría añadir cuarto y mitad de ángeles, por favor?
Muy español, por cierto, eso de pagarle el sueldo a 150.000 funcionarios con pistola cuando los ángeles de la guarda nos saldrían gratis a poco que tuviéramos una sola gota de fe en ellos. ¿Cobrará un sueldo público, Marcelo? ¿Se le considerará funcionario de carrera? No debería extrañarnos: los de Podemos enchufan a sus exnovias y Jorge Fernández Díaz, a la Corte Celestial en pleno. El caso es enchufar.
Fernández Díaz profundizó en su peculiar cosmogonía al insistir en que no cree “en las casualidades”. Lo raro es que en vez de recurrir a su responsable cósmico habitual de las casualidades, es decir Dios, optara por insinuar una conspiración de los fiscales, los jueces, la policía y la Guardia Civil. Y eso que para el ministro “Dios nos ha hecho libres para que actuemos... pero Él tiene un plan B, y por eso ‘casualidad’ es sólo un pseudónimo de Dios. ¡Nada es mera coincidencia!”.
Quizá lo que ocurre es que el mercado de las casualidades no es tan monopolístico como puede parecer a primera vista. He aquí mi deducción: como regla general, el responsable es Dios, que tiene un plan A y hasta un plan B. La razón por la cual un ser omnipotente querría un plan B se me escapa, pero quién soy yo para preguntar. Y después, como excepción a la regla general, está la regla particular. Que es la que se aplica a los casos del corrupción del PP. Ahí por lo visto Dios se lava las manos con un “no es mi circo, no son mis monos” y deja la responsabilidad en manos de jueces, fiscales, policías y guardias civiles.
El caso es que si los jueces y los fiscales y los cuerpos de seguridad son libres de actuar, pero Dios tiene un plan B para esos casos… ¿quiere eso decir que el plan B de Dios es que todo el PP acabe en la cárcel?
Doy gracias a Dios por ser ateo y no tener que enfrentarme a estas paradojas teológico-policiales.
A ver si va a ser que Marcelo no está a lo que tiene que estar.