Albert Rivera subió a la tribuna, mantuvo la calma y cambió por completo el color de un debate que hasta el momento había sido una sucesión de agresivos e inespecíficos brochazos.
El líder de Ciudadanos hizo una apelación al diálogo y comenzó su intervención asegurando que el momento actual requiere “algo parecido” a la transición a la democracia, cuando en el Congreso de los Diputados pululaban los “hombres de Estado”.
Rivera defendió el acuerdo alcanzado con el PSOE y sus medidas económicas, fiscales, educativas, de fomento de la natalidad o de lucha contra la corrupción.
Pero, sobre todo, explicó el porqué de su apuesta y el nuevo contexto en el que se encuentra el país, según él. “Por mucho que se griten entre ustedes y por mucho que se falten al respeto”, lo que quiere España es que “todos juntos” busquen “soluciones” cediendo en sus posiciones de máximos.
La intervención de Rivera, como la de Sánchez, fue conciliadora, pero destacó por un discurso mejor construido al que se encaminó “sin lecciones morales, sin carné de demócrata”, según él.
“A los que le dé pereza dialogar, a los que sólo sepan gritar les vienen tiempos muy duros”, dijo. “A los que se sienten demasiado importantes, les vienen tiempos difíciles”, siguió. “Aquí no habrá ni vencedores ni vencidos, aquí habrá una mejor democracia”, confió.
Según él, Ciudadanos tenía dos opciones. “Quedarse en un rincón” con sus 40 diputados era una de ellas. “Peléense entre ustedes, rojos y azules, y nosotros comemos palomitas”, explicó. Su opción es otra. “Yo he venido aquí, con mis compañeros y compañeras, a solucionar problemas”, avanzó.
“Lo cómodo es que darse en un rincón, gritar mucho y votar no”, dijo citando a Adolfo Suárez. “Yo prefiero ser útil que importante”, dijo aludiendo a Winston Churchill. “A mí me importa menos quién es el presidente de España y me importa más España”, continuó.
Rivera tiende la mano al PP sin Rajoy
Rivera criticó a Iglesias por promover un referéndum de autodeterminación, por repartirse cargos sin consultar a Sánchez y por sus modos en la cámara, pero centró su intervención en el PP y en Mariano Rajoy.
El líder de Ciudadanos nunca ha ocultado que quiere sumar al PP a su pacto con el PSOE y reconoció a los conservadores y a Rajoy las cosas “que haya hecho bien” durante esta legislatura. Pero advirtió de que no es creíble proponer ahora un complejo acuerdo para hacer lo que no se hizo durante cuatro años de mayoría absoluta. “¿Me puede dar una sola razón para que los españoles confíen en usted para liderar una nueva etapa política?”, preguntó. “¿Qué prefiere usted, cuanto peor, mejor?”, lamentó el líder de Ciudadanos.
Rivera defendió una reforma de la Constitución y se preguntó a sí mismo por los votos con los que contará. “Yo espero que con los suyos”, dijo al PP. “¿O van a hacer como en el 78?”, recriminó en cuanto a los sectores de la derecha que no apoyaron la Constitución democrática.
“No se queden al margen de la centralidad política” y en una “pinza extraña” con Podemos. “Es tiempo de mojarse votando”.
Según Ciudadanos, las reformas de su pacto y la naturaleza del mismo no es nada “raro” ni “extraño” sino que pretende acercar a España a Alemania, a Suecia, a Dinamarca y “el centro de Europa”.