La jornada del debate de investidura con la participación de todos los líderes ha sido movida. La aparición de dos nuevos grandes partidos ha dado más ritmo y tensión a la habitualmente poco apasionante Cámara.
Estos han sido los mejores momentos del día.
1. Un diccionario para entender a Rajoy
La intervención inicial de Mariano Rajoy ha sido dura. Pero ha destacado más por sus referencias históricas y palabras en desuso. Wikipedia habrá echado humo. Estos son los términos que ha usado:
-El Tratado de los Toros de Guisando: ha comparado el pacto entre Ciudadanos y el PSOE con el acuerdo entre Enrique IV y su hermanastra Isabel en 1468 en El Tiemblo (Ávila), donde hay unas figuras prerromanas que llevan ese nombre. El rey la reconocía como heredera. Cuando luego se casó con Fernando de Aragón, Enrique IV revocó el compromiso en favor de su hija Juana.
-El Compromiso de Caspe: “Este gran pacto histórico que sin duda los niños estudiarán en las escuelas junto al compromiso de Caspe y los pactos de la Moncloa”, ha dicho con sorna Rajoy. El Compromiso de Caspe fue un acuerdo entre representantes de Aragón, Valencia y Cataluña par escoger un sucesor a Martín I de Aragón, muerto sin sucesión.
-Los Pactos de la Moncloa: fueron los acuerdos políticos y económicos promovidos por Adolfo Suárez en 1977 y que apuntalaron la Transición. Curiosamente, el lider de AP, Manuel Fraga, suscribió los acuerdos económicos pero no políticos.
-Un rigodón: “Es un rigodón con cambio de parejas”, ha dicho Rajoy en referencia a las negociaciones del PSOE. La referencia es precisa porque se refiere a un baile con distintas parejas.
-Colarlo de matute: Rajoy ha acusado a Sánchez de “colar de matute” el pacto con Ciudadanos en su discurso de investidura. ¿De Matute? De contrabando, clandestinamente.
-Bálsamo de Fierabrás: no podía faltar una referencia al Quijote. El bálsamo “curalotodo” de Fierabrás es, según Rajoy su sorna, el pacto entre Ciudadanos y el PSOE.
2. Por alusiones
El debate ha traído una figura imprevista: las intervenciones por alusiones. Los ministros García-Margallo y Fernández Díaz han pedido la palabra para aclarar acusaciones de Sánchez: referencias al Estado Islámico y a ETA.
El presidente de la Cámara, Patxi López, ha reconocido que tenían derecho a hacerlo. Durante el debate también Rajoy y Rafael Hernando han querido usar este recurso. López ha sido más severo porque querían solo responder a Rivera y no responder a alguna presunta falsedad.
Las alusiones han sido el recurso del PP para tener un papel mayor en el debate que otros grupos.
3. Pablo Iglesias define a Albert Rivera
El líder de Podemos ha hecho una dura definición de Rivera. A pesar de decir que era “el triunfador a costa de Sánchez”, le ha comparado con César Borgia, con un líder de Komsomol soviético o de jefe de escuadra de la posguerra. “Usted es de los que mandan, señor Rivera”, ha concluido Iglesias. En el vídeo está la intervención entera.
Para el partido de Rivera, Iglesias ha repetido otro apelativo: “La naranja mecánica”, que fue una célebre novela de Anthony Burgess llena de violencia, que Stanley Kubrick llevó al cine. También fue el nombre que se le dio a la mítica selección holandesa de fútbol en los 70 que capitaneó Johan Cruyff.
4. Iglesias ha estudiado inglés
En uno de los debates electorales, Iglesias dijo mal el nombre de la consultora PricewaterhouseCoopers. Fue algo así: “House Water Watch Cooper”. Quería referirse a Jordi Sevilla, miembro de su consejo de administración.
Hoy ha repetido el nombre y lo ha dicho bien. Iglesias ha bromeado con su aprendizaje.
5. El beso apasionado con Xavier Domènech
Iglesias ha compartido su tiempo en la tribuna con Xavier Domènech. Cuando el portavoz de En Comú Podem ha terminado se ha abrazado con Iglesias. Como culminación se han besado en los labios.
El ministro de Economía, Luis de Guindos, ha puesto cara de sorprendido.
6. Los abucheos por la cal viva
El momento quizá más duro del debate ha sido una referencia de Pablo Iglesias a Felipe González, “sí, el que tiene el pasado manchado de cal viva”.
Desde las bancadas socialistas han empezado a gritar. Iglesias ha respondido: “¿Están ustedes gritando fuera porque les digan la verdad?”
Los abucheos han durado dos minutos y ha terminado con un rifirrafe y un tuteo con el presidente del Congreso, Patxi López.
7. Rivera habla en catalán
Albert Rivera fue el primero en usar con frecuencia el castellano en el Parlament catalán. En su primera intervención en el Congreso, ha usado el catalán durante unos segundos. Ha querido pedirles a los catalanes que se sumen a las reformas del país y se olviden de la independencia.
Rivera ha tenido dos interrupciones. Primero, murmullos desde los bancos del PP. “Tranquils, tranquils”, les ha dicho Rivera. Al final se ha oído un grito de “Visca Catalunya lliure!” Rivera ha respondido: “Sí, lliure de corrupció”.
8. Rajoy sale de la Cámara a charlar
Durante la réplica de Rivera, Rajoy no ha estado en la Cámara. Se había ido mientras hablaba Sánchez. Rivera ha hecho dos referencias al presidente. Rajoy estaba charlando con el periodista Pablo Sebastián en los pasillos.
Por la tarde ha llegado una hora tarde a la reanudación:
9. “Dicen cosas por aquí y los ciudadanos no lo escuchan”
En su réplica a Sánchez y Rajoy, Rafael Hernando, del PP, interrumpía a Rivera desde su escaño. Rivera ha dejado de hablar para contarlo: “Dicen cosas por aquí y los ciudadanos no lo escuchan” y es verdad. El sonido ambiente no da para oír esas acotaciones. “Me hablan de traiciones”, ha aclarado Rivera.
10. A Esquerra también le gusta Adolfo Suárez
Albert Rivera ha hecho varias referencias al presidente de la Transición, Adolfo Suárez. Es algo habitual. Ha sido más sorprendente el modo en que Joan Tardà, de ERC, ha querido explicarle a Sánchez por qué no tiene talla de estadista: “Le veo escaso de talla de estadista”, ha dicho.
Para decir que Suárez fue bueno porque recuperó la Generalitat republicana, Tardà ha hecho un rodeo estrambótico. Ha comparado su funeral con el de Mandela. Al de Suárez solo acudió un jefe de Estado: Teodoro Obiang, de Guinea Ecuatorial. A Tardà le pareció injusto.