Un monumental suspiro de alivio se dejó sentir este jueves desde Palma de Mallorca hasta Madrid pasando por Ginebra. Con su declaración ante el tribunal, la infanta Cristina ha puesto punto y final a la parte más pública y difícil de un calvario que comenzó para ella el 7 de noviembre de 2011, cuando la policía judicial entró en la sede del Instituto Nóos en Barelona.

Para salir del túnel en el que se ha visto inmersa desde entonces, Cristina de Borbón ha señalado a tres chivos expiatorios: Carlos García Revenga (su secretario en la Casa del Rey durante 20 años); Federico Rubio Carvajal (alto funcionario de Hacienda que elabora las declaraciones fiscales de la Familia Real desde 1993) y Miguel Tejeiro (asesor financiero, cuñado de Diego Torres que ejerció como secretario del Instituto Noos y que hacía las declaraciones de Hacienda de Iñaki Urdangarin).

Carlos García Revenga. Getty

Para justificar las decisiones que tomó a partir de 2003 y que la han llevado al banquillo, la hermana de Felipe VI se ha apoyado también en la “confianza” que continúa teniendo en su marido, Iñaki Urdangarin, cuya “inocencia” sigue defendiendo. Ella confiaba en Urdangarin porque se fiaba, a su vez, de las personas que lo asesoraban. Sobre todo, de Miguel Tejeiro. El abogado defensor, Pau Molins, ha preguntado expresamente a la infanta si seguía confiando en Tejeiro. Doña Cristina ha respondido así: “Ahora no”.

LOS CONTROLADORES DE ZARZUELA

“Todo lo que hacíamos estaba controlado”, ha explicado la infanta durante los 24 minutos que ha durado el interrogatorio de Molins, que ha sido asistido, sólo este jueves, por Miquel Roca. La infanta se ha acogido a su derecho a no responder a las preguntas de Virginia López Negrete, la abogada de Manos Limpias, que la ha interrogado durante otros 43 minutos.

Por ese control al que estaba sometida firmó tranquila en febrero de 2003 ante notario para convertirse en socia al 50% de Urdangarin en la sociedad mercantil Aizoon. “Me asesoré con Carlos García Revenga y él a su vez con Federico Rubio”, ha dicho a preguntas de su abogado defensor. Lo hizo de oficio, como lo hacía siempre que tenía una duda porque por “su situación” [ser miembro de la Casa Real] estaba sujeta a “mayor transparencia” a “mayor control por parte de la Administración”.

Ha hablado tranquila, segura, de manera articulada y clara. En esa línea de defensa de situar la responsabilidad última en las personas que la asesoraban, su abogado le ha preguntado por las personas en las que confiaba en 2007/2008 [los años en los que se cometieron los delitos fiscales de los que se le acusa]. La infanta ha incluido, por este orden, a las siguientes personas: Urdangarin (¨mi marido¨); Carlos García Revenga; Federico Rubio; “mis compañeros de trabajo”; y a José Manuel Romero (conde de Fontao, ex abogado del rey emérito). A instancias de Molins ha incluido a Tejeiro, “efectivamente, el asesor fiscal de mi marido”.

COMO UN HERMANO

Para la infanta Cristina, Carlos García Revenga ha sido más que un secretario o el cordón umbilical que la unía a Zarzuela después de casarse. Lo conoció cuando tenía 12 años y era alumna del colegio Santa María del Camino. Desde entonces, García Revenga ha sido parte de su vida. Es la madrina de una de las dos hijas del ex secretario, que fue despedido de Zarzuela en enero de 2015 como parte de la estrategia de Felipe VI para separarse con el pasado más problemático de la institución.

García Revenga declara como testigo el próximo 20 de abril. Entonces tendrá ocasión de aclarar en qué consistían sus labores de control de la infanta Cristina y hasta dónde llegaba su responsabilidad in vigilando. En estos momentos, Revenga tiene un litigio abierto con Zarzuela, a la que ha denunciado porque no le pagó los trienios que le correspondían cuando prescindieron de los servicios que empezó a prestar oficialmente a partir de 1995. Tanto para la infanta Cristina como para su hermana la infanta Elena, Revenga ha sido siempre “como un hermano”, según fuentes de su entorno.

Federico Rubio, hijo del coronel de artillería José Rubio y González de Canales (íntimo amigo de Don Juan, al que también ayudó a gestionar su fortuna), heredó el cargo de su padre en Zarzuela en 1993. Desde ese año se encarga de hacer las declaraciones de todos los miembros de la Casa. Este jueves, Zarzuela no ha querido explicar a EL ESPAÑOL cuál es la actual situación de Rubio porque “su nombre ha salido a relucir en un procedimiento judicial”.

Fue a Rubio al que consultaron en junio de 2004 cuando el matrimonio Urdangarin-Borbón adquirió el llamado palacete Pedralbes por 6 millones de euros. También fue Rubio el que gestionó el préstamo-donación de Juan Carlos I al matrimonio para ayudar a la compra de la casa, que está en el origen de los rumores que empezaron a circular en Barcelona acerca de los negocios de Urdangarin. Fue el palacete el que puso sobre aviso al abogado Romero (conde de Fontao) en el otoño de 2004, cuando comenzaron sus gestiones para sacar a Urdangarin de Noos.

DECLARACIÓN EL 9 DE MARZO

Miguel Tejeiro, al que tanto Diego Torres como Urdangarin han desviado la responsabilidad de la arquitectura financiera de Noos, declara el próximo 9 de marzo como testigo.

Miguel Tejeiro, a la izquierda, junto a su hermano Marco Antonio Tejeiro. Efe

La infanta Cristina ha negado tener cuentas en los “paraísos fiscales” de Belize, Luxemburgo, Panamá, Delaware o Suiza. Pero ha subrayado que ahora sí tiene cuenta bancaria “declarada” porque es ahí donde reside.

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