Mariano Rajoy quería presentarse a una sesión de investidura tras el intento fallido de Pedro Sánchez. Sin embargo, la decisión del Rey Felipe VI de no abrir la tercera ronda de consultas con los portavoces de todos los grupos con representación parlamentaria echa por tierra las intenciones del líder del PP, que estaba convencido de que el monarca le propondría tras el primer fracaso y, con el encargo real en la mano, forzaría que PSOE y Ciudadanos respaldasen su candidatura. Pero este no es el primer desencuentro que el rey protagoniza con el jefe del Ejecutivo en funciones desde que la aritmética parlamentaria no cuadra. La primera desavenencia pública fue el 22 de enero, cuando Mariano Rajoy se negó ante Felipe VI a ir primero a pedir el respaldo a la Cámara.
Tras el desplante del líder del PP, Zarzuela envió un comunicado urgente en el que dejaba claro que el jefe del Estado le había ofrecido ser candidato, oferta a la que había renunciado. “Don Mariano Rajoy Brey ha agradecido a su Majestad el Rey dicho ofrecimiento, que ha declinado”, recoge textualmente el documento. La pretensión inicial de Rajoy era que el monarca no propusiera ningún candidato, tampoco a Pedro Sánchez, y buscar un resquicio legal para hacer correr el reloj institucional y disolver las Cortes sin que ningún líder sufriera el rechazo del Parlamento.
La Constitución, sin embargo, recoge que el tiempo para formar gobierno empieza a correr en el momento de la primera votación de investidura de un candidato. Ni el reglamento del Congreso ni la Carta Magna indican qué mecanismo seguir si nadie tiene asegurado el respaldo. La intención del jefe del Ejecutivo era que el Consejo de Estado emitiera un dictamen para que el presidente del Congreso dijese en un Pleno que nadie contaba con el respaldo necesario y los 350 diputados votasen para convocar nuevas elecciones. El rey, sin embargo, se guió por el único mecanismo que existe: que un candidato -no tiene por qué ser el más votado- se someta a la votación.
Desde que el viernes Pedro Sánchez perdió por primera vez en democracia la segunda votación de su investidura, el equipo de Mariano Rajoy extendió la idea de que había llegado la hora del líder del PP. Sin embargo, ni PSOE ni Ciudadanos quieren oír hablar de votar a favor de la candidatura de Mariano Rajoy y los conservadores tildan de “fraude” el pacto de El Abrazo que blindaron Sánchez y Rivera. Ante este escenario de que nadie está dispuesto a ceder por el bien del país, Felipe VI ha tomado una decisión: no habrá consultas hasta que alguien cuente con los apoyos suficientes como para convocar otro pleno de investidura.
¿Quién tiene más apoyos?
Mariano Rajoy tiene la intención de telefonear a Pedro Sánchez a lo largo de esta semana y propiciar una reunión con él para presentarle su proyecto para España. El líder del PP no contaba con que el socialista uniría sus fuerzas con Albert Rivera para sumar más apoyos que él. No le importa. El presidente del Gobierno en funciones está dispuesto a sentarse en la misma mesa con los dos líderes de partidos constitucionalistas que transmitiría la imagen del pacto que él quiere para España y, de paso, intentar cerrar un pacto siempre que esté liderado por el PP.
El problema ahora es que Mariano Rajoy quiere liderar las negociaciones y Pedro Sánchez también. El líder conservador argumenta que él ganó las elecciones, y el socialista que cuenta con el apoyo de 131 diputados, ocho más que el popular. “No tiene sentido que la persona que quedó en cuarta posición en la circunscripción en la que se presentó quiera liderar las negociaciones. Es injusto y no lo vamos a aceptar”, reconocen desde el aparato nacional del PP.
Mariano Rajoy ha convocado a su comité de dirección este martes, y allí esbozarán la estrategia que seguirán en los próximos días para intentar recabar los apoyos, aunque sea por última vez. Nadie en el PP olvida la dureza con la que Albert Rivera se ha referido a él (“Si España tiene que impulsar un pacto contra la corrupción, ¿lo va a impulsar el señor Rajoy? ¿Alguien se lo va a creer? ¿Alguien en España cree que el señor Rajoy va a ser el azote contra la corrupción en España? No puede hacerlo porque no ha limpiado ni su casa, ¿cómo va a limpiar España de la corrupción?”).
En busca del apoyo imposible
El paréntesis que Felipe VI ha abierto para que los grupos se pongan de acuerdo deja a los pies de los caballos a Mariano Rajoy, ya que nadie quiere negociar con él. “Si hubiera llamado otra vez a todos, podría 'venderse' la idea de que Sánchez ya se estrelló y le toca a Rajoy, pero al dejar el balón en el tejado de los políticos dificulta aún más encontrar algún apoyo”, se resignan en Génova. El equipo más cercano al presidente del Gobierno en funciones teme que Pedro Sánchez se niegue a ir a la Moncloa a verse con Rajoy y obligue al candidato a sentarse con él en el Congreso, “lo que le enterraría la imagen de que vuelve a llevar la batuta de las negociaciones”.
Mientras la madeja se hila todavía más, Mariano Rajoy confesó en una entrevista radiofónica a primera hora de este lunes que, “en este momento”, no se ha planteado renunciar para facilitar precisamente un gobierno de fuerzas constitucionalistas. El líder del PP fue un paso más allá y quiso acallar las voces internas y externas que piden su retirada. “Si mi partido quiere”, será el candidato en el caso de que se disuelvan las Cortes.