Tras casi dos meses de silencio, Manuela Carmena ha recuperado su proyecto para desterrar de Madrid los bancos 'antimendigo' -asientos individuales o piezas de mobiliario urbano con una separación intermedia que impiden que uno se tumbe-.

En noviembre del año pasado, la alcaldesa lanzó "un concurso internacional de ideas" para que fueran los ciudadanos quienes propusieran el nuevo diseño de los bancos. El Consistorio se volcó con el proyecto. "¿Qué pasa cuando invitas a la gente a sentarse de otra manera?", invitaba. "Ahora mismo, los bancos no fomentan la vida en común", dijo el Ayuntamiento al lanzar #bancosparacompartir.

bancosparacompartir.madrid.es

Pero el descontento que suscitaron las bases del certamen obligaron al Consistorio a paralizarlo. Algunos colectivos se sintieron desplazados. Sólo podían presentarse arquitectos e ingenieros industriales. El Ejecutivo de Ahora Madrid reaccionó así: "Con motivo de recoger todas las sensibilidades que han mostrado su interés en participar (...) procedemos a la ampliación y modificación de las bases. En breve serán publicadas las modificaciones que enriquecerán el concurso".

El plazo de entrega inicial vencía el 15 de enero. Casi dos meses después, los concursantes seguían sin bases a las que atenerse. Esto molestó a quienes ya habían avanzado su propuesta, que se quejaron vía Twitter de la incertidumbre y la falta de concreción del Ayuntamiento.

Los participantes que ya habían detallado su proyecto temían que las nuevas bases alteraran las condiciones del concurso, aunque según asegura un portavoz del Ayuntamiento, "la modificación sólo pretende permitir el acceso a los colectivos que lo pidieron".

Tal y como se informó en primera instancia, un jurado formado por el Consistorio, el Colegio de Ingenieros, la Escuela de Ingenieros Industriales y el Colegio de Arquitectos seleccionarán tres de las propuestas, a las que destinarán un total de 45.000 euros para su desarrollo.

El inicio de la polémica

La hostilidad del mobiliario urbano saltó a la palestra mediática en junio de 2014, cuando una cadena de supermercados británica fue obligada a retirar los pinchos que colocaba en los porches de sus tiendas para alojar a los sintecho.

En ese momento, varios colectivos denunciaron los bancos unipersonales y los que disponen de un reposabrazos en medio situados en el centro de Madrid. Acusaron al Ayuntamiento de utilizarlos para borrar la mendicidad de los lugares más turísticos.

En agosto de 2015, el debate se reavivó a raíz del modelo de marquesinas implantado por Ana Botella que, con una placa metálica en el medio, suscitó las mismas quejas. Uno de estos colectivos llegó incluso a popularizar un vídeo en el que explicaban cómo retirar ese metal con una llave inglesa.

Mobiliario urbano ANTI-PERSONAS SIN TECHO en Madrid. Españistán.

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