El Partido Popular de Valencia realizó al menos 50 ingresos en efectivo para blanquear fondos antes de las elecciones municipales de 2015. Sin embargo, no fue la primera vez que el entorno de la actual senadora Rita Barberá intentó deshacerse de estos billetes de alto valor. Un año antes, en las navidades de 2014, la cúpula del partido en Valencia intentó desprenderse del mayor número de billetes de 500 posible. Para ello y según el sumario de la operación Taula, la secretaria del grupo municipal, Carmen garcía Fuster, entregó billetes de alto valor unitario a los militantes que acudían a la sede local para recoger la lotería de Navidad. A cambio, ellos le devolvían la misma cuantía en moneda fraccionada, mucho más difícil de rastrear.
El método, relatado por varios de los imputados y testigos del caso, sirvió para que el partido dificultara la localización de este tipo de moneda, estrechamente ligada a los casos de corrupción. En lugar de utilizar ese efectivo para realizar sus pagos, el partido de Rita Barberá entregó el mismos a sus afiliados. A cambio, la caja B del PP consiguió moneda más pequeña, billetes y monedas de curso habitual que llaman mucho menos la atención de cualquier organismo de fiscalización.
El reconocimiento de la concejala Alcón
En su declaración ante el Grupo de Delitos contra la Administración de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, la concejala María José Alcón reconocía de este modo la estrategia para ocultar el uso de estos fondos: "El partido hacía lotería para ganar fondos. Coincidiendo con la recogida de la lotería en la sede del Grupo Municipal, María del Carmen García Fuster me dio un billete de 500 euros que yo tenía que devolver en billetes más pequeños".
El episodio se produjo tres meses antes de que las cuentas del Partido Popular en Valencia recogieran el aluvión de donaciones por parte de sus donantes. En total, los depósitos bancarios del PP reflejaron entre marzo y abril de 2015 50 donativos nominales de 1.000 euros cada uno. Un dinero que era retornado después en efectivo y que ha supuesto la imputación de la práctica totalidad de los cargos de responsabilidad dentro del PP valenciano.
Caja fuerte con sobres de dinero
María del Carmen García Fuster no era una simple secretaria del grupo Popular del Ayuntamiento de Valencia. Era la mano derecha de Rita Barberá y tras estallar el 'caso Taula' se ha descubierto que era la “cajera”, la “jefa” de las comisiones. Durante el registro de su domicilio tras su detención, la Guardia Civil localizó detrás de un cuadro una caja fuerte en el que guardaba varios sobres con dinero, tal y como consta en el sumario.
Concretamente, aparece un sobre con la anotación “Yo” y dentro 1.050 euros; otro en el que se puede leer “Cula”, con 550 euros en el interior, y que García-Fuster identificó como su hermana; y otro con 1.240 euros con el nombre “Vicente”, y que la secretaria identificó con el concejal Vicente Igual.
Según se desprende del sumario, García Fuster reclamó a asesores y concejales una aportación de 1.000 euros a cada uno a principios del pasado año, de cara a sufragar a la campaña electoral de mayo. Según los investigadores, se trataba de una mecánica para el blanqueo de capitales. Varios trabajadores del Ayuntamiento han asegurado que tras pagar por transferencia ese dinero, el partido les devolvía el dinero en metálico, con la obligación de no ingresarlo en ninguna cuenta bancaria.