Pablo Iglesias cambia de aliados en el seno de Podemos. Con su propuesta de nombrar a Pablo Echenique como número tres, el líder del partido morado consuma su entente con los sectores que más discrepan de las opiniones de Íñigo Errejón y sus afines. Si, como parece seguro, el Consejo Ciudadano estatal refrenda este nombramiento después de Semana Santa, Podemos variará su rumbo tanto en el plano organizativo como en el ideológico. Esta nueva hoja de ruta complica sobremanera que el partido de los círculos pueda apoyar, con su abstención o con sus votos, la investidura de Pedro Sánchez.
Este viernes por la tarde, el secretario general de Podemos se reunía con los líderes territoriales del partido. A priori, en dicho encuentro Iglesias iba a dar cuenta de los motivos por los que decidió fulminar a Sergio Pascual, mano derecha de Errejón. No estaba en el orden del día, ni mucho menos, que hubiera una propuesta de nombre para ocupar el cargo vacante de secretario de Organización. Lo que se esperaba era que Iglesias desvelase quién era su elegido en el Consejo Ciudadano estatal, que se celebrará el 2 de abril.
Sin embargo, Iglesias, fiel a su estilo, daba un golpe de efecto al anunciar a los barones, primero, y a la prensa, después, cuál era su apuesta como nuevo hombre fuerte de Podemos. Con este giro inesperado el secretario general mataba dos pájaros de un tiro: por un lado, lograr que no se hable tanto de la crisis interna y, por el otro, dar sepultura a la misma al descolocar a los errejonistas.
Los nuevos socios
Como viene contando el ESPAÑOL, en Podemos existen hoy tres familias identificables: los pablistas, los errejonistas y los anticapitalistas. Cuando se celebró la Asamblea Constituyente del partido en octubre de 2014, la pelea se produjo entre solo dos sectores: los afines a Pablo Iglesias y Errejón, por un lado, y los anticapitalistas, aliados precisamente con Echenique, que siempre ha tenido fama de independiente.
Los primeros querían un Podemos más jerarquizado, centralizado y vertical, con un líder sólido, mientras los segundos apostaban por un partido más asambleario, con tres secretarios generales y más cerca de los círculos. Entonces, Iglesias y Errejón impusieron sus tesis respecto a la forma de organizar el partido. Con el paso del tiempo, las relaciones entre unos y otros han ido cambiando. El líder del partido ha ido alejándose de Errejón y acercándose a Echenique. No en vano, en su famoso artículo de esta semana, "Defender la belleza", Iglesias no mencionaba a su número dos y valoraba positivamente la "lealtad" que había ido florenciendo entre él y el barón aragonés, a pesar de sus discrepancias en el pasado.
Echenique no está en ninguna de esas familias de Podemos. Siempre ha ido por libre, dado su carácter independiente. Aunque se haya acercado a Iglesias, no se ha alejado de los anticapitalistas que lideran la lideresa en Andalucía, Teresa Rodríguez, y el eurodiputado Miguel Urbán. Por ello, los más cercanos a Iglesias tienen sencillo a partir de ahora propagar el mensaje de que han apostado por un "hombre de consenso" en toda la organización política. Y algo de verdad hay en esa afirmación, pero no es menos cierto que la apuesta por Echenique supone obligatoriamente alejarse de las tesis de Errejón.
Un giro organizativo...contra Errejón
No es casual que en su comparecencia de este viernes el propio Echenique, lleno de "ilusión y responsabilidad", hablase de "descentralizar el partido" y el propio Iglesias se refiriese a "un nuevo estilo en Podemos". El líder decía, además, que su apuesta como número tres va a conseguir que en el partido haya "mayor protagonismo de los territorios" y "procesos más participativos". Esto es, en suma, una enmienda a gran parte de la apuesta organizativa que en estos dos años han puesto en marcha Errejón y su fiel escudero Sergio Pascual.
En otras palabras, este cambio en el modelo organizativo de Podemos -un cambio que Echenique concretará en un documento que va a redactar por encargo de Iglesias- supone un duro revés para Errejón y sus afines. Y, de paso, ese "nuevo estilo", con más participación de los círculos, entronca directamente con el modelo de partido que desean tener en la corriente anticapitalista. No por casualidad, nada más conocerse la propuesta, Teresa Rodríguez y Miguel Urbán la aplaudían en las redes sociales. La líder en Andalucía se apresuraba para destacar que "tener a alguien con quien compartes modelo organizativo postulado al lugar desde donde hacerlo posible es una satisfacción". En definitiva, Iglesias ha cambiado de socios y ha arrumbado a Errejón y los suyos.
El gran ausente
No estaba previsto que Errejón acudiera a esta reunión entre Iglesias y los barones territoriales. Y no tenía por qué hacerlo. Pero resulta cuanto menos sintomático que el líder del partido decidiera hacerse una nueva foto de familia y que en la misma no estuviese su número dos. Si Podemos hubiera querido dar una muestra de unidad, Errejón podría haber aparecido. Pero no, de momento sigue sin aparecer públicamente y sin hacer declaraciones.
Solo cuando Errejón rompa su silencio podrá saberse cuál es el verdadero alcance de la fractura interna. Eso sí, todos los síntomas apuntan en la peor dirección. Durante la comparecencia de este viernes, se preguntó en varias ocasiones a Iglesias por cómo había informado a Errejón de su decisión de impulsar a Echenique. La respuesta fue que se le había informado "igual que a todos los miembros del Consejo Ciudadano estatal". ¿Fue por mensaje de Telegram, por email, por teléfono?
Eso sí, Iglesias, como hizo el día anterior Irene Montero, insistió en que el desaparecido Errejón está trabajando "con normalidad" para preparar la reunión con Pedro Sánchez que se celebrará antes de Semana Santa. "Hoy mismo hemos contactado y sigue ejerciendo sus labores", decía Iglesias.
Las elecciones, más cerca
Por otra parte, este cambio de rumbo que ha emprendido Iglesias no es solo organizativo, sino que también es ideológico. Sus nuevos aliados, Echenique y los anticapitalistas, son mucho más refractarios que Errejón a la idea de permitir al PSOE que gobierne. En esa pelea interna de Podemos, los errejonistas aparecen como los más pragmáticos y moderados. De hecho, fue Errejón quien diseñó la campaña electoral del 20-D, cuando Podemos insistió más que nunca en "la centralidad", en "no dejar a nadie atrás" y en defender las reformas antes que las rupturas del sistema.
Los hechos hablan por sí solos. Cuando Iglesias pronunció su primer discurso en el Congreso y se centró en recordar las luchas antifranquistas, el 15-M y la lucha contra las oligarquías, la alegría de Echenique y los anticapitalistas era inversamente proporcional a la preocupación de Errejón y sus más próximos. Para el recuerdo quedará, como anécdota reveladora, la cara que puso el número dos cuando el número uno mentó "el pasado de cal viva de Felipe González".
Además, en lo que a las negociaciones se refiere, también hay antecedentes: aunque al final cedió, Echenique no se lo puso nada fácil en Aragón a los socialistas; Teresa Rodríguez ni se planteó socorrer a Susana Díaz, su gran enemiga, en Andalucía. A nivel estatal, la corriente de Anticapitalistas -antigua Izquierda Anticapitalista- ya ha dicho públicamente que Podemos debe prepararse para nuevas elecciones porque es imposible convencer a Pedro Sánchez y los suyos. Otros factores estratégicos entran en juego y la partida tiene que jugarse, eso es innegable, pero con sus nuevos compañeros de viaje Iglesias parece estar más cerca de forzar una repetición de los comicios.
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