La investigación del acoso, amenazas y agresiones denunciadas por la dermatóloga Elisa Pinto ha sido "manipulada por parte de Javier López Madrid", el cual puede haber utilizado sus contactos con "altos mandos policiales" -en referencia a los comisarios José Villarejo y Enrique García Castaño- para que se produzca una "investigación a la carta". Así lo afirma la defensa de Pinto en un extenso recurso en el que pide al Juzgado de Instrucción número 39 de Madrid que revoque el archivo del procedimiento y lleve a cabo diligencias "esenciales" e "imprescindibles" para aclarar los hechos que han sido omitidos por la jueza instructora, Belén Sánchez.
El escrito denuncia "errores flagrantes" en la investigación que han dado lugar a informes policiales "con graves equivocaciones" acogidas acríticamente por la Fiscalía y el Juzgado. "No existe", subraya la defensa, "ningún ánimo espurio por parte de la doctora Pinto", que ha pasado de ser la denunciante del acoso supuestamente realizado por el consejero delegado de la constructora OHL a ser acusada por la Policía de preparar pruebas falsas contra López Madrid por despecho.
El recurso destaca que la tesis policial del despecho amoroso no cuadra con el hecho de que la dermatóloga "estuvo soportando" durante meses "la situación hasta que las amenazas repercutieron en sus hijos", lo que provocó la primera denuncia, en la que ni siquiera mencionaba a López Madrid.
Amenazas a sus hijos
Esa inicial denuncia se produjo el 21 de diciembre de 2013. Pinto acudió a la Comisaría de Chamartín asegurando que el día anterior un hombre se había acercado a uno de sus hijos cuando éste se encontraba en la puerta del colegio para darle un aviso: "Dile a tu madre que estamos pendientes también de vosotros". Siguieron luego otros mensajes amenazantes recibidos en el teléfono móvil de la dermatóloga e incluso dos agresiones con arma blanca.
El recurso sostiene que en el procedimiento subsisten al menos 15 "indicios de la existencia del acoso" del empresario López Madrid a la doctora Pinto:
1. Constan en la causa llamadas "de duración incomprensible y enfermiza, incluso de dos horas" a la dermatóloga.
2. Consta un mensaje (“Me estoy tocando para ti”) escuchado directamente por el Equipo de la Mujer y el Menor de la Guardia Civil (EMUME) enviado desde uno de los teléfonos con tarjeta prepago utilizados para el acoso y las amenazas. Fue la propia doctora Pinto la que, ante la "inactividad" de la Comisaría de Chamartín, acudió en abril de 2014 al EMUME y pidió la geolocalización e intervención de su móvil.
3. Constan mensajes de voz enviados directamente a la doctora, con expresiones como “me estoy abriendo para ti, ayer me corrí para ti”, “estoy super excitado, super caliente”, "ahora no me he corrido pero tengo unas sensaciones buenísimas”, “estoy a cien”, “quiero oír tus gemidos doctora”. Inicialmente Lopez Madrid "los negó, llegando a solicitar que se declarase la manipulación de las grabaciones y su eliminación del procedimiento", recuerda el recurso.
4. Consta un estudio pericial de esos mensajes sexuales "que acreditan que es la voz de López Madrid", envíos de audio "negados inicialmente por López Madrid pero reconocidos en su declaración judicial, dando como excusa que los envió en un contexto de flirteo".
5. Constan llamadas efectuadas por López Madrid al teléfono de Elisa Pinto el 16 de junio de 2014, posteriores a la presentación de denuncias cruzadas.
6. Consta el envío de "fotografías sexualmente explícitas y desnudos integrales, cuya veracidad consta con análisis pericial".
Las rectificaciones del empresario
7. Constan regalos a la doctora como un anillo de Cartier, otro de Tiffany y un Ipod, asegura la defensa. "En principio, López Madrid negó haberlos comprado y posteriormente lo reconoció, cuando esta parte ha evidenciado sin lugar a dudas su existencia", afirma la defensa. Tras corregir su inicial negativa, admitiendo haber enviado regalos a Pinto, López Madrid explicó que lo hacía porque la doctora no le cobraba las consultas. La dermatóloga presentó entonces todas las facturas cobradas a la familia López Madrid-Villar Mir.
8. Consta que Javier López Madrid viajó a París el 14 de septiembre de 2012 y se presentó en el hotel donde se alojaba Pinto, "acosándola hasta el punto de hacerla regresar a
España". Elisa Pinto anuló una cita que tenía en la capital francesa con su amiga P.R. La defensa propuso que se recibiera declaración a esta mujer, lo que no se ha hecho.
"Inicialmente López Madrid negó haber viajado a París, hasta que se acreditó que había viajado en su avión privado", señala el escrito. "Luego dijo que la doctora le había invitado, aportando para ello un email del año 2013 en el que ella le comunicaba una estancia en París. El e-mail es un año posterior" al incidente de septiembre de 2013.
9. Consta un informe de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil acerca de los terminales IPhone 5 y Blackberry de López Madrid, en los que borró información antes de tener que entregarlos al Juzgado. Entre los datos eliminados están "todas las llamadas y WSPP enviados a Elisa Pinto", asegura la defensa.
10. Constan llamadas o mensajes amenazantes a la doctora desde diversos números de teléfono, al menos uno de ellos a nombre de López Madrid. Con una tarjeta prepago se enviaron mensajes a Pinto el 2 de enero de 2014 mientras ella estaba de vacaciones en Santo Domingo. "La tarjeta prepago enviaba los mensajes desde los alrededores del domicilio de la doctora, lo cual es indiciario de que la estaban siguiendo e intentaban aparentar que era ella quien enviaba los mensajes y llamadas", sostiene la defensa.
11. Las agresiones "también han quedado acreditadas", afirma. Constan dos partes médicos de asistencia por agresión con objeto cortante y una pericial realizada por un perito adscrito al Juzgado.
12. Existen testigos de la segunda agresión (dos agentes de Policía que auxiliaron a la dermatóloga), además de su hijo.
13. También constan tres grabaciones de las cámaras de seguridad de un centro militar situado en la calle donde se produjo la segunda agresión. En ellas se ve el coche que conduce Pinto circulando "de forma titubeante y errática porque acaba de ser apuñalada".
14. Constan las declaraciones efectuadas ante la policía o ante el Juzgado de Instrucción nº 26 (el que investiga la denuncia de López Madrid contra la dermatóloga) del marido y de la secretaria de Elisa Pinto, testigos de incidentes con el empresario. Sin embargo, ninguno de ellos ha sido citado por el Juzgado número 39, que ha archivado la denuncia de la doctora contra el yerno de Juan Miguel Villar Mir, presidente de OHL.
15. Consta que las tarjetas prepago con las que se enviaron mensajes amenazantes fueron adquiridas en un locutorio cercano al domicilio de Elisa Pinto, que no fue identificada por los empleados como la persona que las había adquirido.
La "psicopatía" de la doctora
El recurso también se refiere a un informe aportado al Juzgado por el Servicio policial de Análisis de Conducta, realizado sobre la base de informes policiales previos elaborados por la unidad que dirige García Castaño y en el que se saca la conclusión de que Elisa Pinto es una "psicópata de manual".
"Los informes previos (utilizados como base del estudio de conducta) elevan a la categoría de verdad elucubraciones y conjeturas de los agentes, que afirman sin empacho
que la doctora se ha auto apuñalado, se ha auto enviado mensajes amenazantes y ha sido tan necia como para comprar las tarjetas prepago cerca de su lugar de trabajo y enviar los mensajes amenazantes desde el mismo lugar en que se estaba geolocalizando su teléfono, con la agravante de que ella misma había solicitado esa geolocalización", replica la defensa.
"Parece poco serio", añade, "que quienes se autodenominan analistas de conducta no hayan caído en la cuenta de que una persona tan inteligente como para haber ideado toda esa estrategia de autoapuñalamientos y tarjetas prepago no tenía necesidad de autoapuñalarse dos veces, porque López Madrid ya estaba siendo investigado en el Juzgado nº 39; habría enviado las cartas amenazantes escritas por ordenador, porque el resultado habría sido el mismo y no tenía necesidad de implicar a su hijo, y nunca habría interpuesto una denuncia que pudiera crear un perjuicio tan irreparable a su imagen personal y profesional".