Las diferencias estratégicas entre Junts pel Sí (JxS) y la CUP sobre la manera de gestionar la desconexión con España han abierto un boquete en las relaciones entre los dos partidos independentistas. La prometida estabilidad parlamentaria que pactaron ambas formaciones el pasado enero ha resultado ser una quimera y los cuperos han demostrado ser un socio muy incómodo para JxS en la cámara catalana.
El último desencuentro lo ha generado una moción que registró la CUP el pasado viernes en el Parlament. Los anticapitalistas instan a JxS a reiterar la declaración rupturista del 9-N (suspendida por el Tribunal Constitucional), desatender las peticiones de la Audiencia Nacional respecto a los Ayuntamientos investigados por apoyar esa moción y presentar en el plazo de un mes un plan de actuación para cada uno de los anexos incluidos en esa declaración. En un claro aviso de cara a la aprobación de unos nuevos presupuestos, la CUP también exige que en las nuevas cuentas se designe una partida para financiar la “fase preconstituyente”.
JxS aplaza el debate
La respuesta de JxS ha sido posponer la tramitación de esa moción hasta el martes que viene. En la reunión de la Mesa de este martes, la mayoría de JxS ha permitido evitar su tramitación y fijar su votación para el próximo pleno. La coalición independentista ha optado por coger tiempo para ver cómo afronta el nuevo órdago de la CUP. En JxS no descartan vetar la moción la semana que viene en la Mesa alegando que esa declaración ya se votó en su día o argumentando que está suspendida por el Constitucional.
La otra posibilidad que baraja JxS es que la moción vaya al pleno y votar en contra, pero esta opción es la que menos gusta al grupo parlamentario ya que le situaría en una contradicción: votar en contra de lo que aprobaron hace tres meses. Sea cual sea la fórmula que se emplee, en JxS reconocen que las relaciones con la CUP están más enrarecidas que nunca desde que empezó la legislatura.
Un pacto de papel mojado
El movimiento de los anticapitalistas ha minado la poca confianza que quedaba entre ambas formaciones. Los diputados de JxS han perdido algunas votaciones en el Parlament por culpa de la CUP y creen que la formación anticapitalista no cumple con su compromiso de estabilidad parlamentaria. Así lo denunció el expresidente Artur Mas en una entrevista en el diario Ara el pasado domingo y así lo aseguran algunos miembros de JxS.
La CUP, en su acuerdo para salvar ‘in extremis’ la actual legislatura, se comprometió a no votar nunca alineada con las fuerzas contrarias al proceso soberanista “cuando esto comprometiera la estabilidad parlamentaria”. Tanto en el Govern como en JxS entendieron que esto incluía su apoyo en la votación de los presupuestos, pero los anticapitalistas ya han dado muestras de que ellos no lo entienden así.
De momento, la formación anticapitalista hizo perder a principios de mes a JxS una votación clave sobre el modelo de gestión del agua. Los votos de la CUP, alineados con el resto de partidos de la oposición, obligaron al Govern a revertir la privatización de la empresa pública ATLL, un tema muy polémico que ni siquiera genera consenso entre ERC y CDC.
Dos maneras de entender la desconexión
La creciente desconfianza entre la CUP y JxS está directamente relacionada con las dos maneras de enfocar el proceso de secesión. En JxS son partidarios de moverse dentro de los límites de la legalidad y evitar el choque de trenes con el Estado hasta que sea inevitable. La coalición considera que durante este tiempo debe dedicarse a ampliar la base social independentista para poder negociar con más fuerza con el Estado.
Desde el Govern han bajado la beligerancia en los términos y mezclan mensajes en los que muestran su determinación de llegar a la independencia con otros que dibujan un perfil más pactista. Si la portavoz del Govern Neus Munté decía en el último pleno que a la Generalitat “no le temblarán las piernas” a la hora de aplicar el mandato del 27 de septiembre, la semana siguiente el vicepresidente Oriol Junqueras afirmaba que la independencia sólo era posible si se pactaba con las instituciones españolas y europeas. Este doble discurso de JxS es precisamente el que hace desconfiar a la CUP y el que la empuja a presentar mociones como la del pasado viernes.
La portavoz Neus Munté ha afeado este martes a los anticapitalistas lo que en el Govern consideran un “gesticulación excesiva”. Según el Ejecutivo catalán, estas acciones de los cuperos son sólo de cara a su electorado y lo único que hacen es poner palos en las ruedas del proceso independentista. “Para tirar adelante la hoja de ruta hace falta un esfuerzo, pero sobre todo se requiere mucha inteligencia”, ha espetado Munté en rueda de prensa. “Cualquier tipo de gesticulación excesiva no suma”, ha añadido.