La reivindicación inicial de Estado Islámico a través de su semioficial “agencia de noticias” Amaq de los atentados de Bruselas decía que los terroristas llevaban armas, además de bombas: “Combatientes de Estado Islámico abrieron fuego en el aeropuerto de Zaventem, antes de que algunos de ellos hicieron detonar sus cinturones explosivos”.
La versión más definitiva en Khilafa News también hablaba de metralletas: los “soldados del Califato” llevaban “cinturones explosivos, bombas y metralletas”. No hubo luego confirmación más allá de las explosiones, pero ambos comunicados aportan un detalle que se ha hecho habitual en los ataques terroristas en Europa y África: los fusiles de asalto.
En los atentados de París, en Túnez, en Costa de Marfil, o incluso en el ataque abortado en el tren Ámsterdam-París de agosto 2015, un terrorista o varios con fusiles de asalto son todo lo necesario para matar. El asaltante en el tren de París es simbólico por varios motivos. Ayoub El Khazzani subió en Bruselas y llevaba un fusil y un revólver conseguidos presuntamente en el mercado negro de la ciudad. El Khazzani había vivido siete años en España, entre Madrid y Algeciras. Los cuerpos de seguridad españoles le tenían fichado.
La matanza en el tren solo fue impedida porque cinco pasajeros se enfrentaron a El Khazzani y porque se encasquetó su fusil cuando iba a disparar. Iban más de 500 personas en el tren. Si hubiera tenido éxito, el atentado hubiera cambiado el modo en que los europeos suben a los trenes.
Ayoub El Khazzani había pasado por Siria. Su perfil es el más típico entre los terroristas de Estado Islámico en Europa: además del entrenamiento militar que pudo recibir en Oriente Medio, solo necesitó un arma automática.
Las armas automáticas no son legales ni fáciles de encontrar en Europa Occidental. Pero, como todo, quien quiere la encuentra. Estos son algunos de los modos más remotos de adquirirlas:
1. Por Facebook. Las redes sociales son uno de los lugares donde es más sencillo reunir a vendedores y compradores. En el Armament Research Services (ARES), “supervisan el comercio online de armas y munición en Libia, Yemen, Irak a través de sitios online, Facebook entre ellos”, dice su director N. R. Jenzen-Jones. En Estados Unidos tienen una tradición solvente de este tipo de comercio donde es difícil identificar quién vende y compra.
2. Con vías nuevas. Yemen e Irak parecen lugares remotos, pero Libia no lo es. Es una vía creciente para enviar armas a España. “La mayoría de armas usadas en Europa Occidental vienen de Europa Oriental o de la misma Europa Occidental. Hay ejemplos de armas que llegan desde Libia o Egipto pero es una vía bastante limitada hasta ahora”.
En enero de 2015, la Policía encontró dos fusiles de asalto embalados dentro de paquetes de hachís. La hipótesis de las fuerzas de seguridad es que el destino eran grupos yihadistas.
3. Reactivación. Las armas automáticas en muchos países de Occidente deben estar bloqueadas. La ley lo establece así. Pero hay maneras mediante las que algunos especialistas puedan volver a activarlas.
4. Montaje. Los expertos en armas son capaces de comprar fusiles con piezas de varios modelos y montarlos en un taller casero. A finales de 2011 la Guardia Civil se incautó de un arsenal en Sant Cugat del Vallès (Barcelona). El inicio de la investigación fue un aviso de la agencia estadounidense de Inmigración y Aduanas, que “detectó el envío de un paquete con destino a España, que contenía una pieza fundamental de un arma de fuego, por lo que se vulneraban los procedimientos legales y controles establecidos para este tipo de envíos”.
El detenido lograba así reconstruir y rehabilitar armas para el mercado negro. En el hallazgo había por ejemplo “1 fusil de asalto (arma de guerra) con silenciador, modificado para su uso como francotirador”.
5. Con una impresora 3D. El modo aún por explotar es la impresión de algunas partes de un revolver o fusil con impresoras 3D. Hay vídeos y pruebas reales. Las pruebas se han hecho con armas que no son automáticas y necesitan piezas de metal. Pero no puede descartarse su crecimiento.