El responsable de Seguridad del Ayuntamiento de Madrid, Javier Barbero, tendrá que hacer el paseíllo en plaza de Castilla y presentarse ante el juez por haber llamado "fascistas" a los policías municipales que le acosaron.
Insultado y empujado, tuvo que refugiarse en un restaurante. Algo parecido le ocurrió a Cristina Cifuentes -abroncada en la oreja reiteradamente- a Rosa Díez -boicoteada y abucheada en la Universidad Complutense- o a Alberto Ruiz Gallardón -increpado a las puertas de su casa-. Pero según el Consistorio, "no es lo mismo".
En aquellas ocasiones, "el contexto era distinto" y fue "comprensible". Sin referirse a ninguno de estos casos en concreto, Rita Maestre -portavoz del Ayuntamiento- ha explicado así en rueda de prensa las diferencias que ve entre lo ocurrido a Barbero y lo sucedido en años anteriores: "Además de una crisis sangrante y dolorosa, las administraciones no ofrecían vías de diálogo. Cuando los cargos públicos no escuchan, parece comprensible".
Repreguntada por un periodista, Maestre ha incidido en que "no es lo mismo" aquello que sufrió Cifuentes que lo ocurrido a Barbero: "Los que acosaron al concejal de Seguridad eran trabajadores que dependían directamente de él. Lo hicieron aún teniendo vías de diálogo abiertas. Es algo cualitativamente distinto".
Tal y como ya sucedió en un pleno, Ahora Madrid ha condenado el acoso sufrido por Barbero, pero no lo equipara al resto. "Son cuestiones distintas", ha sentenciado Maestre. En definitiva, el altercado con los policías municipales no fue un ‘escrache’, pero el resto de casos, sí.
Aquello que el Ayuntamiento llama 'escrache'
Por tanto, parece clara la definición que hace el Ayuntamiento de escrache: sólo es acoso cuando el manifestado o acosador considera que no existen vías de diálogo abiertas.
En 2012, cuando Cristina Cifuentes era delegada del Gobierno en Madrid, se topó con una concentración contra los recortes que rodeó las sedes del PP y el PSOE. Se cruzó con los manifestantes a la altura de la glorieta de Bilbao y la persiguieron por la calle Manuela Malasaña.
La insultaron a la oreja y la escupieron hasta que tuvo que refugiarse en un restaurante, tal y como tuvo que hacer el edil de Seguridad, Javier Barbero. A pesar del símil entre los dos sucesos, el Consistorio los califica de "cualitativamente distintos".
La tarjeta roja a Rosa Díez en la Complutense
En 2010, la fundadora de UPyD, Rosa Díez, fue a la Universidad Complutense de Madrid a dar una conferencia. Fue recibida con una pancarta que rezaba: "Víctima profesional y asesina legal". Una vez dentro, decenas de jóvenes -entre los que se encontraban Pablo Iglesias, Iñigo Errejón o la propia Maestre- sacaron tarjetas rojas a Díez al grito de: "Fuera fascistas de la Universidad".
En casa de Ruiz-Gallardón
En marzo de 2013, una manifestación contra la ley del aborto del PP terminó a las puertas del domicilio del por entonces ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón. Los gritos y los insultos se prolongaron hasta más allá de las nueve de la noche y el popular salió a hablar con quienes pedían un aborto "libre y gratuito".
Gallardón pidió a quienes le increpaban: "Dejadme hablar, yo os he dejado hablar a vosotros. Aquí viven mi mujer y mis hijos. Hacerles esto no es de justicia".