Podemos Euskadi no logra alcanzar la normalidad. El proceso de primarias para elegir una nueva dirección se cerró el 7 de marzo con la designación de la joven Nagua Alba,- afín al aparato estatal-, como nueva secretaria general, y apenas ha pasado un mes y ya surgen voces discrepantes con la gestión del Consejo Ciudadano Autonómico que ella lidera junto al diputado y secretario de Política, Eduardo Maura, y el secretario de Organización, Lander Martínez.
Antes, la dimisión del secretario general Roberto Uriarte, en noviembre de 2015, había puesto al descubierto una serie de fricciones en el seno de los círculos vascos. Ahora, las primeras decisiones del nuevo equipo, y entre ellas la celebración del Aberri Eguna, levantan acusaciones de actuar “de espaldas” a las bases.
Las corrientes que compitieron con la candidatura de Alba, integrada en Aurrera Begira, se resisten además a pasar página y quieren que se realice una auditoría tanto del proceso como de los resultados electores. Su reclamación no es nueva, la presentaron públicamente antes incluso del recuento de votos, pero la proyectaban formalizar estos días aprovechando el cambio del titular de la secretaría de Organización del partido, que Pablo Echenique ocupa desde el pasado 2 de abril.
Para ello habían elaborado un documento, distribuido entre las bases, que a principios de esta semana todavía proyectaban trasladar a Madrid. Finalmente no lo han hecho, pese a las más de 500 firmas que avalan la petición, para no añadir preocupaciones a la organización, volcada en las negociaciones a tres bandas emprendidas por el líder del PSOE, Pedro Sánchez, para lograr su investidura como presidente del Gobierno.
El documento no será remitido a la dirección nacional hasta que no se clarifique el panorama político español, con el fin de no desgastar al partido con tensiones internas que le perjudiquen o distraigan de las conversaciones que ahora mismo siguen abiertas. No quiere decir, sin embargo, que renuncien a enviarlo y a plantear su solicitud una vez se resuelva si hay acuerdo o España se ve abocada a unas nuevas elecciones generales.
“No queremos añadir una carga más, generar un proceso que produzca mayor tensión”, señalan desde las corrientes críticas de la formación morada para justificar su decisión de “aparcar”, que no enterrar, su demanda.
PROMOTORES
El escrito ha sido promovido por Kaliangora, la lista a las elecciones internas que agrupó a seguidores del dimisionario Roberto Uriarte; Zurekin Ahal Dugu, el grupo encabezado por la juntera Neskutz Rodríguez al que se identifica con los anticapitalistas, y Batzen, el más pequeño de los tres, heredero de Sí se puede, y que peores resultados alcanzó.
Las más de quinientas firmas que, según sus promotores, lo avalan han sido recogidas entre miembros de los círculos de la formación morada, muchos de ellos seguidores del hashtag #Auditoría Euskadi, que ha venido abogando en Twitter por que se examine todo el procedimiento electoral , incluidos los resultados de la votación.
La candidatura de Alba, apoyada directamente por el número dos de Podemos, Iñigo Errejón, obtuvo una rotunda victoria en las elecciones internas y la plancha de Aurrera Begira consiguió la inmensa mayoría de los 34 puestos del Consejo Ciudadano Autonómico. Sólo media docena escaparon a su control y fueron a parar a Kaliangora.
“IRREGULARIDADES”
Esta última candidatura, que había exigido inútilmente la presencia de interventores en las votaciones, denunció “irregularidades” y reclamó una auditoría antes ya de que se dieran a conocer los resultados del escrutinio. Entre sus denuncias se incluían tanto determinadas injerencias del aparato estatal como la inscripción de 775 votantes, casi un cuarto del total, los días en que se celebraban las votaciones, al haber permanecido abierto el censo hasta el final, en contra de lo ocurrido durante la designación de candidatos a las elecciones generales. Consideraban que esa “relajación de los niveles de seguridad” podían haber originado “movimientos artificiales” a favor de Aurrera Begira.
La respuesta de la nueva dirección fue que dos auditorías “externas” e “independientes” habían garantizado la limpieza del proceso, pero Nagua Alba desde sus primeras declaraciones no se opuso a que se realizara una tercera si ello satisfacía a los derrotados en las primarias.
En el documento aparcado se recogen de forma cronológica los hechos denunciados en su día, según indican desde Kaliangora. Su reclamación va más allá de la comprobación informática de los resultados. No se denuncia “un fraude en sentido estricto”, sino “anomalías” tendentes a favorecer a Aurrera Begira e impulsadas por el aparato estatal de Podemos, gestionado entonces por el exsecretario de organización, Sergio Pascual, que habría “interferido” en la campaña sin guardar la debida neutralidad.
UN MALESTAR MUCHO MÁS AMPLIO
El malestar que ha aflorado en los últimos días en el seno de la formación de círculos excede, sin embargo, el ámbito de las elecciones internas y se amplía a las primeras decisiones adoptadas por Nagua Alba y su equipo, a quienes les reprochan haberlas tomado de forma unilateral y sin consultar a las bases.
Dos escritos, uno de Kaliangora y otro de Zurekin, conocidos la semana pasada, dan cuenta de estas denuncias, coincidentes en lo esencial en el rechazo al “personalismo” de la dirección y a algunas de sus posiciones y declaraciones concretas. En ambos se censura al diputado Eduardo Maura por criticar la destitución de Pascual, al mismo tiempo que aplauden, por el contrario, la salida del hombre fuerte del equipo de Errejón, con quien ambas candidaturas mantenían serios puntos de fricción.
Maura había rechazado, en declaraciones a Efe,”las formas” con las que había obrado Pablo Iglesias al prescindir de su hasta entonces número tres y defendido la actuación de Pascual, al manifestar que “era absurdo” responsabilizarle de las crisis internas del partido.
Sus palabras provocaron el comunicado de Kaliangora, suscrito por 78 firmas, centrado en reprochar la intervención del diputado y secretario de Política de Podemos Euskadi, a quien acusaron de “utilizar” sus cargos para “cuestionar” una decisión que era competencia directa de Iglesias y pronunciarse “sin conocimiento ni consentimiento” del Consejo Ciudadano Autonómico y los círculos podemitas.
DISCREPANCIAS SOBRE EL ABERRI EGUNA
El grupo encabezado por Neskutz Rodríguez amplió a otros tres los motivos de disconformidad con “las formas impositivas ” de la nueva dirección. En su escrito, conocido a través de las redes sociales, cuestionaban la convocatoria del Aberri Eguna –también criticada por integrantes de Kaliangora-, el pronunciamiento de Alba favorable a que pueda ser un independiente quien aspire a ser lehendakari en representación de la formación morada y , de nuevo, otras declaraciones de Maura, esta vez en relación a la apuesta por un modelo federal de organización para Podemos.
Más que oponerse a la celebración del Día de la patria vasca, al acto en sí, Zurekin Ahal Dugu descalificaba su convocatoria, realizada sin “debate” ni “consulta” entre las bases, lo que habría dado lugar en su opinión a la escasa participación registrada en la movilización llevada a cabo en San Sebastián.
Por otro lado, los anticapitalistas recordaban a Alba que es el conjunto de la militancia, y no la dirección autonómica, la que debe decidir si es una persona de la sociedad civil – se especula desde hace tiempo con la candidatura de la juez Garbiñe Biurrun- o un miembro de Podemos quien lidere la lista a las elecciones al Parlamento Vasco.
Y, finalmente, mostraban su extrañeza por el pronunciamiento de Maura acerca de que Podemos Euskadi constituya una federación dentro la organización nacional. Denunciaban que no formaba parte del programa presentado a las primarias por Aurrera Begira y consideraban “preocupante” que el diputado hubiera dicho que era un tema ya pactado con Pascual, alimentando la sospecha de una posible maniobra de éste último para procurar la victoria de la candidatura de Alba.
Desde la nueva dirección se defiende la limpieza del proceso de primarias, “auditadas por dos empresas ajenas que no vieron irregularidades”, y se circunscriben las declaraciones de Maura sobre la destitución de Pascual dentro del ámbito de la opinión personal. En relación al Aberri Eguna se asegura que el tema se abordó en el Consejo Ciudadano pero no se consultó a las bases por falta de tiempo.