La detención del expresidente de Banesto, Mario Conde, y sus dos hijos, Alejandra y Mario, hace que obligatoriamente uno se pregunte cómo puede ser que después de ver a su padre condenado y encarcelado, sus hijos caigan en lo mismo. Es más, mientras su padre permanecía preso, sus hijos, principalmente ella, comenzaron a montar un auténtico entramado societario, ayudados por el abogado de su padre y varios testaferros, para ocultar el dinero robado por Conde en Banesto, 7.000 millones de las antiguas pesetas. No son los únicos hijos de delincuentes de guante blanco que han optado por seguir el camino de sus progenitores.
Alejandra y Conde Jr crearon empresas, fueron apoderados de otras, ordenaron mover el dinero a través de varios países como Suiza, Luxemburgo, Dubai o Curaçao, e incluso ellos mismos hicieron ingresos en efectivo de unas empresas a otras para ayudar a su padre a esconder su dinero, blanquearlo y poder disfrutar de él una vez saliera de prisión, además de sacar ellos mismos sus propios réditos.
Los hijos han seguido la estirpe delincuencial de su padre, quien siempre defendió ser una víctima política. Pero no son los únicos vástagos de delincuentes de guante blanco que han preferido mantener el negocio familiar, al margen de la ley, que emprender una vida lejos de la línea roja del delito.
José María Ruiz-Mateos educó a sus seis hijos varones para engañar y defraudar. El patriarca, fallecido el pasado año, estuvo rodeado de polémica desde los años 80. Primero, fue el Gobierno de Felipe González el que le expropió Rumasa por un fraude millonario a Hacienda. Después, estuvo encarcelado, tras una condena por evasión de divisas, fraude y apropiación indebida. Cuando quedó en libertad, se adueñó del equipo Rayo Vallecano y creó un partido político, con el que consiguió ser diputado Parlamentario.
Los hijos a delinquir, las hijas a criar
Pasados unos años volvió a crear un estafa similar, ya con sus hijos involucrados, Nueva Rumasa, y por lo que están siendo investigados por defraudar 7,8 millones de euros, entre otras causas. Dos de sus hijos ya han ingresado en prisión, otros dos, han sido condenados y están a la espera de ser encerrados, y los dos que faltan están imputados en varias causas.
Los seis varones, Zoilo, Pablo, Álvaro, Francisco Javier, José María y Alfonso, han optado por escoger como un modelo a seguir a su padre, quien poco antes de morir volvió a ingresar en prisión después de haber toreado durante años a la Justicia. Se han hecho a imagen y semejanza de quien pegara un puñetazo al ministro de Economía que ordenó la expropiación de su empresa, Miguel Boyer. Los hijos ya tienen sobre sus espaldas múltiples delitos como evasión fiscal, blanqueo de capitales, estafa agravada, insolvencia punible, administración desleal o delitos contra el mercado y los consumidores.
En esta familia, se hace una clara diferenciación entre los varones y las mujeres. Ninguna de las siete chicas está ni ha estado involucrada en ningún escándalo ni proceso judicial. La razón es bien sencilla. El propio José María Ruiz-Mateos reconocía hace años que sus hijas habían sido educadas para ser madres de familia y cuidar a sus hijos y la casa.
"El delito se aprende"
Ahí está la razón de por qué algunos hijos aprenden a ser delincuentes de sus progenitores. Según las teorías criminológicas, concretamente la teoría de la asociación diferencial, de Edwin Sutherland, "el delito es una conducta que, como cualquier otra, se aprende". Según este teórico estadounidense, el origen de la criminalidad no es hereditario sino que se aprende a través de procesos de interacción y comunicación con otras personas, y sobre todo la familia.
Es decir, para que una persona tienda a delinquir tendrá más peso su contacto con este tipo de comportamientos en edades tempranas así como el "afecto y respeto que se tenga respecto de la persona que uno se asocia". Es decir, si quien enseña la “definición favorable a la infracción de la ley” es el padre, es mucho más probable que el hijo acabe actuando como él.
Los Rato, ¿otra estirpe de delincuentes?
En el caso del exvicepresidente del Gobierno, exministro de Economía, expresidente de Bankia y exdirector del Fondo Monetario Internacional (FMI), Rodrigo Rato, él ha seguido la senda de su padre. Ahora mismo, el que fuera el "milagro económico" en la época de Aznar, tiene tres causas judiciales abiertas, en las que se enfrenta a altas penas de prisión. Por un lado, se le persigue por la salida a Bolsa de Bankia; por otro lado, por el uso de las 'tarjetas black' de Caja Madrid y Bankia; y por último, y lo más complicado, por varios delitos como blanqueo de capitales, delitos fiscales y corrupción entre particulares, por su fortuna oculta. Según las investigaciones, habría creado empresas a través de testaferros para ocultar dinero a la Hacienda española y por cobrar comisiones de empresas contratistas con Bankia y Telefónica.
Estos delitos en su familia no son nuevos. En 1966, su padre y su hermano mayor ingresaron en prisión imputados por un delito de tráfico de divisas. Un año después, Ramón Rato Rodríguez-San Pedro fue condenado a tres años de prisión y dos multas por un importe de 176 millones de pesetas. Su hermano Ramón y su tío Faustino también fueron condenados. De acuerdo con la sentencia del Juzgado Especial de Delitos Monetarios, habían creado una "organización clandestina" en Madrid para evadir dinero a Suiza. Ellos también tuvieron su coartada de persecución política: en su caso, había sido una venganza del hermano del Generalísimo, Nicolás Franco.
Los Carceller, juntos a juicio en septiembre
Son varias las familias que a día de hoy están pendientes de ser juzgadas por un tribunal. En varios casos que se instruyen actualmente, van padre e hijos de la mano. Es el caso de la adinerada familia catalana Carceller. Según ha podido saber EL ESPAÑOL, el próximo 5 de septiembre arranca el juicio en la Audiencia Nacional al patriarca de la familia, Demetrio Carceller Coll, y a su hijo Demetrio Carceller Arce.
El padre, según se desprende de las acusaciones de la Fiscalía Anticorrupción, tejió el mayor fraude fiscal descubierto en España. Carceller Coll se enfrenta a 48 años de cárcel pero el juicio ya ha sido suspendido en varias ocasiones por su grave estado de salud. Si sigue enfermo, el patriarca podría librarse de sentarse en el banquillo, pero su hijo, máximo accionista de la cervecera Damm, de Sacyr o del grupo petrolífero Disa, además de consejero de Gas Natural, no se librará del tribunal para enfrentarse a catorce años de cárcel.
Su padre estuvo desde al menos 1990 ocultando sus rentas y activos. Según la Fiscalía, el empresario utilizaba un domicilio ficticio en Portugal y otro en Londres para no declarar todo su patrimonio en España. Montó, con la ayuda de su hijo, un complejo entramado empresarial y societario. Durante la investigación, se le llegó a bloquear 400 millones de euros.
Y juntos en la cárcel
Cuando es el padre quien enseña a su hijo desde pequeño el negocio familiar, aunque este sea fructífero a base de trampas y engaños, lo que puede ocurrir es que patriarca y vástago acaben juntos en prisión. Es el caso del empresario y expresidente del Fútbol Club Barcelona, José Luis Núñez, y su hijo José Luis Núñez Navarro. Ambos fueron condenados juntos por la Audiencia Provincial de Barcelona por desarrollar "una compleja práctica ilícita" basada en sobornos para eludir el coste fiscal de los beneficios que obtenían con sus empresas, el conocido como “caso Hacienda”. Los dos acabaron ingresando en un centro penitenciario aunque su abogado consiguió que obtuvieran en poco tiempo el tercer grado.
Las familias catalanas
El 'clan Pujol' es otro ejemplo de familia que desde jóvenes han malentendido sus obligaciones con la sociedad. Por ahora, ninguno ha sido condenado pero está toda la familia imputada: el padre, expresidente de la Generalitat catalana, la mujer de éste, y todos sus hijos. Aún siendo cierta la versión ofrecida por ellos de que el dinero oculto en Andorra durante décadas no procede de la corrupción política sino de una herencia familiar, desde pequeños han sido educados en el convencimiento de que podían ocultar a la Hacienda española su dinero con absoluta impunidad.
"Si un joven se ve principalmente expuesto a definiciones favorables a la infracción de la ley, entonces habrá una cierta tendencia hacia el delito", explican las teorías criminológicas, que señalan que estas exposiciones tienen lugar principalmente en los grupos más próximos, como es el caso de la familia.
Una familia amiga de los Pujol son los Sumarroca, empresarios que tanto el padre como dos de sus hijos, además del tío y la prima de éstos, están imputados por diversas causas. El cofundador de CDC junto a Jordi Pujol, Carles Sumarroca Coixet, y su hijo Carles, están imputados en la Audiencia Nacional precisamente por pagar comisiones presuntamente irregulares a Jordi Pujol Jr. Pero es que además, su hijo Jordi Sumarroca, junto a su hermano Joaquim Sumarroca Coixet, y la hija de éste, Susana, fueron detenidos en julio del pasado año en una investigación que se inició por el pago de comisiones ilegales a un alcalde de un pueblo de Tarragona (Torredembarra) a cambio de obra pública y que ha acabado convirtiéndose en la causa que se investiga el pago del 3% de empresarios a Convergencia.
En el PP también ocurre
En el 'caso Gürtel' se puede observar dos familias con dos generaciones imputadas, y todas ellas vinculadas al extesorero del PP, Luis Bárcenas. El juez Pablo Ruz imputó al también extesorero del PP, Ángel Sanchís Perales, y a su hijo, Angel Sanchís Herrero. El primero fue imputado por colaborar en el blanqueo de capitales de Bárcenas, y su hijo, siguiendo a su padre, también participó en la ocultación de sus fondos.
Bárcenas también utilizó a otra familia: los Yáñez. El padre, exasesor de la dirección del PP, falleció antes de ser enjuiciado pero su hijo deberá sentarse en el banquillo de los acusados por ayudar al extesorero y a su mujer a ocultar el dinero obtenido de manera ilícita.