Todo ha cambiado tanto. El 15 de marzo de 1977, Girona era Gerona, y España estaba en una especie de limbo político: aún no se habían celebrado las primeras elecciones democráticas, la Constitución no existía y el rey, Juan Carlos I, mantenía los poderes absolutos que había heredado de Franco. Ese día, el alcalde de la ciudad, el falangista Ignacio de Ribot (hoy Ignasi), fue a Madrid a ver al monarca y durante una audiencia en el palacio de La Zarzuela, le entregó tres objetos destinados a su hijo Felipe, que entonces tenía 9 años: el espadín que simboliza el título de principado de Girona, la medalla de los defensores en los distintos sitios de la ciudad y el bastón de mando con el escudo de un principado que data de 1416.
Así habló Ribot ante Juan Carlos I, según recogen las crónicas de hace 39 años: “La ciudad, la provincia, nuestra Corporación, se ha sentido especialmente complacida por el real decreto [54/1977 de 22 de enero] concediendo a su alteza el infante don Felipe de Borbón y Grecia los títulos usados tradicionalmente por el heredero. En estos momentos de transición creemos llevar la representación de muchos que, -sintiendo profundamente su catalanidad, con todo lo que supone y exige, política, económica, jurídica e institucionalmente-, aman a la Monarquía y a España y quieren con toda su fuerza vital un futuro sin traumas ni luchas”.
Hagamos fastforward al 12 de abril de 2016. En nuestra improvisada ruta de la República Catalana, nos sentamos a tomar café con Martí Terés, concejal de ERC y experto en sociedad de la información. Terés es uno de los 4 regidores republicanos en un consistorio cuya alcaldía volvió a revalidar el convergente Carles Puigdemont con 10 concejales. PSC obtuvo 4; la CUP otros 4; Ciudadanos entró por primera vez con 2, y el PP bajó a uno solo.
Con Terés hablamos sobre las dos mociones impulsadas por su partido y por la CUP, y aprobadas por el Ayuntamiento de Girona en junio de 2014 y en enero de 2016 por unanimidad: el título de Príncipe de Girona “no representa a la ciudad” (ojo: según los puristas de Aragón, el título correcto es Príncipe de Gerona pero según el BOE, Gerona es Girona); la Fundación que lleva ese nombre (Fundación Princesa de Girona o FPdGi, según sus siglas) ha de pasar a llamarse Fundación Carles Rahola [periodista fusilado por Franco en 1939] o enfrentarse al vacío institucional del Ayuntamiento, y Felipe VI queda despojado de esos tres objetos que Ribot entregó a Juan Carlos I en 1977 (el espadín, la medalla y el bastón de mando).
JUEGO DE TRONOS
Viene al dedo el lugar elegido para hablar con Terés. Estamos a las puertas del call de Girona, un lugar mágico de recuerdo e historia donde vivieron los judíos antes de su expulsión en 1492. Irónicamente, pronto se volverán a rodar aquí escenas de la popular serie americana Juego de Tronos, cuyas cuatro temporadas regaló Pablo Iglesias a Felipe VI. Los DVD, en estos momentos, están bajo la custodia de Patrimonio Nacional.
“En 2014 ya lo explicó Puigdemont [actual presidente de la Generalitat] cuando era alcalde de Girona: el contexto de la ciudad cambió y ya no se siente identificada con un título nobiliario”, señala Terés. “Ahora, se ha dado un paso más: aunque técnicamente no podemos pedir el cambio de nombre de una fundación privada [como la FPdGi], pedimos que se haga por respeto a un sentimiento ciudadano que se siente más identificado con alguien como Carles Rahola que con un miembro de un anacronismo como es la monarquía”.
La Fundación Princesa de Girona, cuya sede está en el parque tecnológico a las afueras de la ciudad, se creó en 2009 como hermana pequeña de la potente Fundación Princesa de Asturias (1981). Su objetivo: ayudar al éxito de los jóvenes entre 16 y 35 años. Según sus detractores, entre ellos Terés, mantienen que fue una idea de Casa Real para contrarrestar el sentimiento antimonárquico surgido en Girona tras el juicio a los 18 jóvenes que en 2007 quemaron fotos de los reyes. “Aquí tiene muy poca implantación, las empresas del patronato no son de Girona, son los de siempre, los que acuden porque desde la Casa del Rey se lo piden a golpe de teléfono”, señala Terés.
PEQUEÑOS TRIUNFOS
La nueva alcaldesa de Girona, Marta Madrenas (CiU), que en menos de un año ha tenido que sustituir primero a Puigdemont y después al dimitido Alberto Ballesta, no quiere polemizar. Aun así, en el pleno de este pasado lunes, aseguró a ERC y a la CUP que la moción sobre las condecoraciones del rey y el cambio de nombre de la FPdGi se cumplirían. Fuentes oficiales insisten en que el Ayuntamiento no puede obligar a una entidad privada a cambiar su nombre. Reconocen la buena labor que desarrolla la Fundación pero también subrayan el “cambio de clima” que se ha producido en la ciudad, claramente contraria ahora a cualquier símbolo que recuerde a la monarquía española.
Desde la FPdGi insisten en que mantendrán el nombre y se implicarán aún más en la sociedad de civil de Girona cambiando su sede “en breve” al centro de la ciudad. “Queremos que sea un espacio abierto a donde los jóvenes puedan acudir cuando quieran”, explican fuentes de la Fundación, cuyo objetivo principal es apoyar sobre todo a universitarios de primera generación cuyos padres carecen de los contactos necesarios para que ellos avancen en sus carreras.
Así, uno de los sus programas principales es el de apadrinamiento o mentoring. Según la FPdGi, su impacto ha llegado ya a 80.000 jóvenes en España. Sus detractores en Girona mantienen que una fundación así no puede trabajar sin el apoyo de la sociedad en la que está instalada. Por esos, dicen, se está retirando y exhiben lo que consideran pequeños triunfos: el primero, que Forum Impulsa- uno de los acontecimientos estrella de la fundación- ya no se celebrará este mes de junio. La sexta y última edición, el año pasado, congregó a 800 personas en Girona.
La segunda victoria, según los críticos, es que los premios anuales (cuatro a personas y uno a una entidad) están siendo anunciados en un tour por distintas localidades en España en vez de en Girona.
POCA VISTA
En la FPdGi mantienen que la decisión de no celebrar el Forum se tomó en diciembre, un mes antes de que se aprobara la moción en el pleno del Ayuntamiento. Del mismo modo, insisten en que los premios anunciados por toda la geografía española se debe a que “la fundación es estatal aunque está basada en Girona”. Los primeros premios (Artes y Empresa) se han anunciado ya en Zaragoza y Granada. Los tres siguientes serán en Valencia (Investigación y Ciencia), Madrid (Entidad) y Barcelona (Social).
Pero los dos primeros días de julio, los reyes acudirán a Girona para entregar estos cinco premios. Previsiblemente, no habrá nadie en representación del Ayuntamiento porque el nombre seguirá siendo Princesa de Girona y no Carles Rahola. ¿Protestas? “Las ha habido en el pasado y las seguirá habiendo”, concluye Terés, que destaca la presencia habitual de más policías que manifestantes en el reciento ferial donde se celebran estos actos. “Al final, se trata de una cuestión de poca vista por parte de la Casa Real: se instalan en Asturias, que es un reducto republicano, y se vienen a Girona, bastión independentista. Poco a poco, yo creo que aquí se producirá una deslocalización y cada vez harán más cosas fuera de Girona en nombre de la fundación, que seguirá llamándose así. Creo que la Casa Real acabará dando este tema por perdido”.