La confluencia electoral de Podemos e IU avanza, ya sea en sondeos rutinarios, exploratorios o intercambio de impresiones, hasta el punto de que lo que ya tiene claro en IU es que quiere que Alberto Garzón, sí o sí, vaya por Madrid. El ser el representante federal de esta organización obliga a ir como número uno por esta candidatura, pero si fragua esta alianza, como no hay bicefalia que valga y las listas son cremallera, la única opción es que desde Podemos se descabalgue a Iñigo Errejón y se coloque a Garzón como número tres de la lista liderada por Pablo Iglesias. El número dos, en teoría, se reservaría para Carolina Bescansa.
Quien ha verbalizado esta propuesta ha sido el coordinador andaluz de IU, Antonio Maíllo. “La sensatez es la que se tiene que imponer. Alberto Garzón es nuestro representante federal y nuestro candidato a presidente. Su honestidad, su integridad y su coherencia ha contribuido mucho a recuperar espacios y la confianza en IU, que ya se refleja en las encuestas, y aunque estaríamos encantados que fuera por cualquier sitio, el lugar que le toca es federal y es Madrid”.
Con esta declaración, IU cumple así esa ley no escrita por la que hasta ahora todos los aspirantes a la presidencia del Gobierno van por Madrid y cierra de un golpe la puerta a que Garzón fuera cabeza de cartel por Málaga o Sevilla. Esto ya se propuso en el intento fallido de confluencia de las dos formaciones en la pasada cita con las urnas.
Que esto lo diga Maíllo tiene mucho peso, aunque ya ayer lo dejara caer el propio Garzón tras su entrevistarse con el Rey. En primer lugar, porque Maíllo es uno de los principales valedores de Garzón y, además, representa al principal granero de votos de IU. Sin ir más lejos, el 28% de los 923.133 votos cosechados el 20D son andaluces (256.080). Y en segundo, se va así ya allanando el terreno ante la militancia y el electorado que pudiera incomodarles el hecho de que Garzón vaya de telonero de Iglesias.
Otro requisito que en IU tiene más que claro es que, sea como sea, en la papeleta deben ir sus siglas. Fuentes de la organización han señalado que el “reconocimiento mutuo” de ambas fuerzas no es otra cosa que en el registro en el Ministerio de Interior debe aparecer IU. Una cosa es unirse y otra diluirse.
Maíllo ha asegurado que “por una cuestión de arraigo” y por “identificación” deben ir sus siglas y se ha mostrado convencido de que “no va a haber problema en visualizar IU y todas las fuerzas que se integren en esa confluencia”. Tampoco cree que las listas o las siglas vayan a ser un escollo, cuando “lo urgente y lo importante” es que se confluya en lo político y en lo programático.
El mantenimiento de la identidad de cada uno en las papeletas también va a suponer que, en realidad, haya dos campañas electorales en paralelo, aunque habrá actos al alimón de Garzón e Iglesias.
Está claro que esta coyuntura preelectoral es muy distinta a la del 20D y que IU es quien tiene ahora la pelota en este juego. Ha logrado lo que parece imposible: desde la debilidad de sólo dos diputados, tener la fortaleza para ser quien marque el paso. En las elecciones del pasado 20D, Podemos desdeñó a IU y ahora lo necesita, en especial, por su fortaleza en el mundo rural que es donde la formación morada flaquea. IU, que cotiza ahora al alza en las encuestas, gracias en parte al retorno del elector emigrado a Podemos, se ha convertido en su sonrisa del destino y por eso le va a tener que hacer concesiones.
Calendario listo
Podemos e IU no pueden perder un solo minuto porque cualquier tipo de coalición tiene que materializarse antes del 12 de mayo. Por eso, IU ya tiene más que listo su calendario para la confluencia. En cuanto arranque la contrarreloj para la hipotética y muy probable repetición de las elecciones generales, se convocará de inmediato una reunión de la presidencia federal, el órgano ejecutivo de la formación, que tendrá que nombrar de inmediato a una comisión negociadora.
Es más que posible que esa delegación ya esté formada, incluso con nombres y apellidos para agilizar los tiempos. Este grupo de interlocutores representarán a toda la organización. El siguiente paso será la convocatoria para el 7 de mayo del Consejo Político Federal, el máximo órgano de decisión entre congresos, en el que vendría a ratificarse cualquier acuerdo alcanzado con Podemos.
Ese acto sería, en definitiva, la puesta en escena de la ratificación del acuerdo que se alcance, porque antes tendrá que pasar un filtro: la consulta a las bases. Todo indica que antes de esa fecha se debería convocar este sondeo a la militancia, aunque también podría coincidir con esta reunión de la presidencia.
Esa comisión negociadora es la que tendrá que abordar los asuntos más espinosos: desde la fórmula en la que se materializará esta alianza y ese “reconocimiento mutuo”, a las listas electorales.
En lo que ya hay plena confluencia entre Podemos e IU es en el nerviosismo que han detectado en el PSOE.