El PSOE no cree que las nuevas elecciones sean una segunda vuelta ni un desempate respecto a las del 20 de diciembre, como cree Podemos, pero prevé presentar las mismas candidaturas con los mismos nombres. Sólo hará retoques. Este miércoles, la Ejecutiva socialista, reunida tan solo unas horas después de que la última ronda de consultas finalizara sin acuerdo, trazó la hoja de ruta hacia los nuevos comicios.
La Ejecutiva propuso que las candidaturas electorales se mantengan en todas las circunscripciones salvo los cambios que por “circunstancias sobrevenidas” sean inevitables. El equipo de Pedro Sánchez lo hace por dos motivos: cree que no ha pasado tanto tiempo como para renovar unas candidaturas que consideraron óptimas en su día y que no es el momento de abrir un debate sobre nombres y dar oxígeno a los descontentos por el último proceso.
Hay algún cambio seguro en las listas y otros probables, aunque de momento los interesados guardan silencio. Pablo Bellido, que tendría que haber sido el número 1 por Guadalajara, se vio apartado de la candidatura por un caso judicial que ha quedado archivado y ahora podría encontrar su hueco, obligando a Luz Rodríguez, miembro de la Ejecutiva y del grupo de expertos, a moverse, quizás a la lista por Madrid, donde se le había prometido un puesto.
La perdedora lista de Madrid
Es precisamente en la lista de Madrid donde hay más dudas sobre la confección de la lista. Es la que encabeza el secretario general, que hizo de ella un auténtico collage que fracasó en las urnas. El PSOE fue el cuarto partido en Madrid, algo que el equipo de Sánchez justificó por los cambios en el ecosistema político. Sin embargo, tan solo seis meses antes, ya en ese contexto, la candidatura liderada por Ángel Gabilondo a la Comunidad de Madrid cosechó ocho puntos porcentuales más de voto.
En la lista había un miembro del PSC casi desconocido para los madrileños como Meritxell Batet, políticos provenientes de otros partidos, como Irene Lozano, de UPyD, o independientes como Zaida Cantera, excomandante del Ejército, que causaron estupor entre la militancia. El más polémico fue el de Lozano, muy crítica con el PSOE y que ha tenido una actividad muy discreta en un partido que no la ve como uno de los suyos. Eduardo Madina, un referente interno que compitió con Sánchez por la secretaría general en 2014, fue de número 7 y no salió.
Consultados por este diario, tanto Lozano como Madina han declinado confirmar que concurrirán en las listas. En el PSOE se especula con un paso atrás de ambos o incluso con que la Ejecutiva podría pedir a Lozano que pida no repetir por causas personales para evitar que Sánchez tenga que asumir lo que muchos consideran un inmenso error. Madina, en teoría reacio a repetir como número 7, podría aceptar un puesto más arriba por Madrid o incluso otro de salida en otra comunidad autónoma, según fuentes del PSOE. El antiguo diputado todavía baraja qué hacer. En otras federaciones, como en Galicia, donde hubo mucho debate interno, el partido no prevé hacer cambio alguno. En Cataluña, Carme Chacón tiene que hacer frente al exsenador Carles Martí, que quiere disputarle la candidatura por Barcelona.
¿Debería el PSOE remodelar sus listas? En el partido hay diversas opiniones y los hoy diputados optan por no hacer ningún cambio que pueda alterar mucho las candidaturas. Todos quieren repetir. “¿Cómo no podemos hacer cambios a unas listas con las que Podemos casi nos empata a votos?”, se pregunta un antiguo referente. “Con estas listas y este proyecto, el resultado será igual sino peor”, en palabras de otro, para quien el actual grupo parlamentario tiene poco peso político e intelectual.
Unas primarias sin emoción
Lo que sí ha quedado abierto es el proceso de primarias. El PSOE, que en sus estatutos tiene reflejado ese procedimiento para elegir candidato a la Moncloa, las celebrará a partir del sábado, cuando se celebra un Comité Federal, el órgano competente para dar el pistoletazo de salida de la campaña.
Todo aquel que quiera hacerle frente a Pedro Sánchez podrá hacerlo si reúne antes del 7 de mayo al menos 9.459 avales de la militancia a través de internet o por escrito. Es el 5% del censo de militantes socialistas que pueden participar, fijado en enero en 189.167 personas al corriente de las cuotas. Si algún candidato consigue los avales, el proceso se abrirá a los simpatizantes y a todo aquel que comparta los valores socialistas y pague la simbólica cantidad de dos euros.
Es la fórmula acordada en 2013 para hacer unas primarias abiertas e inclusivas como las que catapultaron a François Hollande o Mateo Renzi a la presidencia de Francia o Italia, respectivamente. Si hay más de un candidato, se celebraría un debate electoral y una campaña que desembocaría en la elección del candidato en una votación fijada ya para el día 14 de mayo.
Sin embargo, nadie en el PSOE cree que vaya a haber más de un candidato. Lo contrario sería una enorme sorpresa para un partido en el que el entusiasmo no es desbordante tras los cuatro meses de legislatura fallida. La amenaza de un sorpasso de Podemos e IU, la posibilidad de que tras el 26-J todo siga más o menos igual y la expectativa ante una renovación del liderazgo que podría encarnar Susana Díaz mantienen al partido en vilo, poco menos que adormilado.
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