Ana Oramas (Santa Cruz de Tenerife, 1959) se va con una espinita clavada. A la diputada de Coalición Canaria le hubiera gustado que la legislatura no se hubiese acabado tan pronto, pero que al menos hubiera servido para reformar el funcionamiento de la cámara. Los partidos llevan años prometiendo un cambio en el reglamento que haga al Congreso de los Diputados más democrático y lo adapte a los nuevos tiempos. Pero tampoco en eso ha habido acuerdo.
Ahora, España se encamina a nuevas elecciones en cuya campaña pesarán mucho los pactos poselectorales, según ella. "Los ciudadanos exigirán claridad sobre cómo se va a usar su voto y qué van a hacer los partidos después", explica en su despacho de la cámara baja. Ella se mojó, apoyó un pacto aunque no sirviera para investir a Pedro Sánchez en un gesto para muchos inútil y para otros heroico.
Hay quien dice que es usted la última de Filipinas en la defensa del pacto entre PSOE y Ciudadanos. ¿Se arrepiente de haberlo apoyado?
No me arrepiento. Habíamos llegado a un acuerdo con el PSOE y con Ciudadanos sobre medidas nacionales, pero también sobre 20 en clave de políticas del Estado con Canarias. No llegamos a firmarlo porque el tercer requisito era una mayoría suficiente. Después de ver el espectáculo del primer debate de investidura, con insultos y descalificaciones, sin que nadie tendiese puentes, creímos que teníamos que dar el paso, porque nosotros sí escuchamos el mensaje de los ciudadanos el 20 de diciembre.
¿Quién es el culpable de que no haya Gobierno?
Lo tienen que valorar los ciudadanos, pero sí sé la actitud de cada uno. El PP no lo intentó. Ni siquiera quiso hablar y culpa a Pedro Sánchez, pero: ¿se reunió con el PNV? ¿Con Coalición Canaria? No sólo no lo intentó sino que pretendió que nadie lo intentara y que no hubiese encargo del rey. Fue una absoluta irresponsabilidad. Desde el primer momento el PP hizo sus números y concluyó que le interesaban unas nuevas elecciones, como a Podemos, que quiere liquidar al PSOE y convertirse en la alternativa de la izquierda.
¿Hay una pinza entre el PP y Podemos?
Sus intereses coinciden. No quieren que el PSOE sea la alternativa en este país. Es una gran irresponsabilidad por parte del PP. España necesita un PSOE fuerte y que sea alternativa de Gobierno, centrado, europeísta y con sentido de Estado. Sería terrible para España que sólo hubiese dos alternativas: PP o Podemos. Ha sido un error del PP creer que le beneficia políticamente que crezca Podemos.
Creo que el PP ha ayudado al crecimiento de Podemos. El nacimiento de Podemos, la presencia muy importante en los medios...
¿Le ha dado oxígeno el PP?
Creo que el PP ha ayudado al crecimiento de Podemos. El nacimiento de Podemos, la presencia muy importante en los medios incluso cuando no tenían representación parlamentaria…
¿Cree que la estrategia está coordinada?
No, no creo que haya ningún tipo de relación personal ni afinidad política entre Pablo Iglesias y Mariano Rajoy. Pero la facilidad de acceso, la presencia de Podemos y algunas estrategias del PP les han beneficiado.
¿Podemos quiere asaltar los cielos en dos fases, primero superando al PSOE y luego al PP?
La cara de Podemos es Pablo Iglesias, pero los cerebros son otros. Hay un sector liderado por Íñigo Errejón, que es el estratega, que durante las negociaciones demostró instinto e inteligencia política. Era un momento de quiebra territorial, con crisis del partido en Galicia, País Vasco, La Rioja, Madrid, en Cataluña con la falta de un proyecto político propio o en Valencia con la salida de Compromís.
Entonces, Errejón se planteó desde dentro no ya un Gobierno de coalición, porque no era viable para quitar al PP por la incompatibilidad absoluta con Ciudadanos. No se planteó un apoyo de legislatura a un Gobierno de Ciudadanos y de Pedro Sánchez. Se planteó una abstención en la investidura para pasar al día siguiente a una oposición muy dura desde la izquierda con vistas a una moción de confianza en un año y medio. Eso podría haberles permitido ser la alternativa desde la izquierda al PSOE.
¿Qué ocurrió?
Era una posición inteligente y que tenía un amplio apoyo dentro de Podemos. Se estuvo trabajando en ella, pero en esa guerra interna de Podemos ese sector fue desplazado. Podemos se volvió a apoyar en En comú podem y la idea del referéndum, en [Juan Carlos] Monedero y en el sector más extremista del partido, que es el andaluz, un contrapeso importante. Eso ha hecho que no hubiese posibilidad de acuerdo y que Podemos se haya ido radicalizando. ¿Dónde está ese mensaje centrista que nos vendieron en la campaña electoral? ¿Dónde esas ovejas y corderos, ese buenismo, ese partido que no era de izquierdas o de derechas? Todo eso se lo carga Pablo Iglesias cuando en el primer debate de investidura arremete contra todo. Se quitó la careta y salió el verdadero Podemos radical.
¿Está ganando Iglesias esa guerra interna?
La está ganando porque se ha tenido que agarrar a los radicales que tenían una estrategia distinta a los sectores también radicales, pero no rupturistas.
Ese pacto que describe para la investidura se parece a la oferta in extremis de Compromís el mismo día que se acababa el plazo y las consultas del rey.
No tiene nada que ver. Compromís planteó un programa y el PSOE unos presupuestos que tenía que asumir Podemos. Y todo fueron fuegos de artificio y juegos de salón, porque Podemos no iba a renunciar al referéndum ni Ciudadanos aceptar sus propuestas. El plan era otro: que el PSOE formase el Gobierno que se creyese mejor con Ciudadanos con un apoyo exclusivamente para el debate de investidura. Junto con otras fuerzas políticas sumábamos un voto más [PP+ERC+DiL+Bildu suman 142; PSOE, Ciudadanos, PNV, IU, Compromís y Coalición Canaria suman 143; la abstención de Podemos investiría a Sánchez]. Pero después de la investidura, Sánchez tendría que ir a hablar cada semana con Iglesias para cada ley. En este país es imposible que hubiesen gobernado tres, porque siempre hay incompatibilidades absolutas. La única posibilidad era que gobernasen dos con la abstención de un tercero y fue imposible por las posiciones de Rajoy e Iglesias.
"La corrupción no pasa factura"
¿Las nuevas elecciones cambiarán mucho la correlación de fuerzas?
Creo que el resultado será similar. Habrá pequeñas variaciones que no modificarán las posibilidades de alianza. En este país la corrupción no pasa factura.
¿No le pasará factura al PP?
No le pasó en su peor momento con las declaraciones del tesorero, no les pasó en Valencia o al PSOE con los ERE en Andalucía. Hay un hartazgo de los ciudadanos con la corrupción, pero al final no pasa factura. El PP va a ganar las elecciones. Hará una campaña dura apelando al voto del miedo, jugará a 'o el caos o yo'. Ciudadanos no tendrá el resultado que ahora le dan las encuestas porque tiene mucho voto prestado del PP que no está dispuesto a servir para investir a un socialista. Creo que habrá votantes que vuelvan al PP y que la suma se mantenga en las situación actual.
Aunque Rajoy gane las elecciones no va a ser presidente. Ni Ciudadanos ni ninguna fuerza política lo va a aceptar
¿Les llegará para gobernar juntos?
Lo que estará claro es que aunque Rajoy gane las elecciones no va a ser presidente. Ni Ciudadanos ni ninguna fuerza política lo va a aceptar. En el PSOE hay algo similar. Creo que también habrá votantes de toda la vida que optaron por Podemos y que ahora volverán al PSOE. Hay gente de IU muy seria a la que no le gustan los populismos. En mi propia familia hay candidatos de IU y son todo lo contrario al titular, el espectáculo y la frivolidad de Podemos. Esa gente se irá al PSOE o a al abstención. Tampoco habrá mucha diferencia.
"No hay más remedio que cambio de líderes"
Entonces, ¿seguiremos igual?
Para que haya Gobierno no habrá más remedio que un cambio de líderes. O de Rajoy o de Sánchez o de los dos. Eso necesitará unos procesos internos que se dirimirán durante meses. Creo que antes de octubre o noviembre no tendremos Gobierno. Y será con liderazgos distintos en las dos principales fuerzas políticas. Con un contrincante político te puedes sentar a negociar, pero a un enemigo político, ni agua. En este momento, las relaciones de Sánchez con Rajoy o de Iglesias con Sánchez son de absoluta enemistad. Por eso creo que no ha empezado la campaña electoral. Ha empezado la guerra.
¿Quién podría ser un buen líder para PP o PSOE?
Corresponde a esos partidos y yo tengo buena relación con los dirigentes actuales. Una figura interesante en la política nacional hubiera sido Alberto Núñez Feijóo. En el PSOE tengo buena relación con Sánchez, pero no con Susana Díaz. En cualquier caso, hay que poner en valor la decisión de Sánchez al decirle sí al rey para que empezaran a correr los plazos.
Hay quien duda en el PSOE de que eso sea suficiente. Con responsabilidad solamente quizás no se ganen las elecciones.
Sí, pero en enero Sánchez era un cadáver dentro de su partido. Había tenido el peor resultado de la historia del PSOE y las encuestas le daban peor que en diciembre. No iba a ser secretario general ni candidato. De pronto se encontró con una oportunidad y yo creo que ha recuperado espacio electoral. Ha salido del hoyo donde estaba en enero. Sigue siendo el secretario general y va a ser el candidato.
¿Tienen los moderados que temer un frente de izquierdas Iglesias-Garzón?
No, lo más que pueden mejorar son cuatro o cinco diputados en las grandes capitales, pero no mucho más. Eso no quiere decir que en dos o tres años, políticas erróneas del PP o del PSOE les permitan optar al poder. Pero ahora, no.
¿Deberían reducirse los gastos electorales?
Es un debate que me hace gracia. Nuestros gastos fueron 550.000 euros en diciembre. De esos, unos 220.000 son para el mailing [envío de papeletas a casa], y a nosotros no nos lo pagan porque no tenemos grupo parlamentario. La subvención del Estado fue de 90.000 euros. Cuando se habla de reducción de gastos, será de los grandes partidos, ¿no? Para nosotros bastaba con que el mailing se hiciera conjunto para que los partidos y el Estado se ahorrasen muchísimo dinero. Por otra parte, hay que hacer un esfuerzo para que se pueda votar electrónicamente, como los países más avanzados.
En campaña, un partido como el mío desaparece de los medios de comunicación, de las tertulias, de los debates, de los Hormigueros y de los Bertín Osborne. Yo decía medio en broma el otro día que a mí me dieran un [programa de] Bertín Osborne con ocho millones y medio de telespectadores… pero las reglas del juego no son iguales. Es más, no lo fueron cuando se incluyó a dos fuerzas que no tenían representación parlamentaria. Eso son donaciones en especie de los medios de comunicación a las grandes fuerzas mientras que a mí me prohiben contratar un anuncio en una televisión privada.
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