Micrófonos ocultos, una mirada al restaurante desde la cristalera, un detective al doblar la esquina… Los espías se han labrado un hueco en los titulares que relatan la vida política en la Comunidad de Madrid. Cristina Cifuentes ha sido el último objetivo conocido. Según ha revelado EL ESPAÑOL, rivales de su propio partido contrataron un investigador privado para que construyera un dossier con el que intoxicar a la prensa durante la campaña electoral que la convirtió en presidenta. ¿Ha notado que la seguían? “¿Quién no ha tenido esa sensación en su vida?”, respondía Cifuentes en un palacio de Correos vestido de fiesta con motivo del homenaje a los héroes del 2 de mayo.
“No he entrado en eso ni voy a entrar. No quiero saber nada y así voy a seguir”, contaba la presidenta de la Comunidad a los periodistas. Lejos de desmentir el espionaje, invitó a “acudir a la Justicia” a todo aquel que tenga pruebas. Cristina Cifuentes no rehuyó las preguntas, pero evitó poner rostro, nombre o circunstancia al seguimiento que pretendió hundir su imagen justo antes de las elecciones autonómicas de mayo de 2015: “Trabajo en positivo. Las especulaciones se las dejo a otros”.
En busca de micrófonos ocultos
Subida a sus tacones y enfundada en un vestido rojo y crema, la ex delegada del Gobierno en Madrid alabó a los héroes del levantamiento de 1808 y pidió aprender de su “patriotismo” y su “capacidad de sacrificio”. Cifuentes sintetizó: “El 2 de mayo fue la unidad del pueblo frente al invasor”. En este caso, cuando su entorno percibió la 'invasión' que sufría la candidata popular, la maniobra quedó desbaratada. Incluso un equipo de la Policía llegó a registrar sus dependencias en busca de los micrófonos que hubiera podido ocultar aquel detective contratado por sus rivales en el PP a través de un conocido despacho de abogados de la capital.
De ahí que la última bala de quienes quisieron acabar con la carrera política de Cifuentes nunca saliera de la recámara. Estaba previsto disparar un bulo: hacer creer a la opinión pública que la ahora líder del PP en Madrid era cleptómana. Para convencer a los incrédulos, sus enemigos amenazarían con un vídeo desarrollado en un supermercado cercano a la Asamblea de Madrid. Este vídeo no llegó a publicarse porque obviamente no existía.
Espionaje, el tema de los corrillos
El espionaje a Cifuentes revelado por este diario meció los corrillos de la celebración del 2 de mayo en el palacio de Correos de la Puerta del Sol. También las entrevistas improvisadas en mitad del salón, que compartían esta pregunta: “¿Qué le parece el supuesto espionaje a Cristina Cifuentes encargado desde su propio partido?” A lo que muchos respondían: “Si eso ocurre entre ellos… Imagínate con el resto”.
Algo parecido contestó Albert Rivera: “¡Y todo esto es entre ellos!”. El líder de Ciudadanos en la Comunidad de Madrid, Ignacio Aguado, se refirió a la “podredumbre” del PP: “No hay que perder de vista que esto lo hacían quienes estaban gobernando. Además, no es el primer caso de espionaje”. Begoña Villacís añadía a lo dicho por sus compañeros: “Es chusco y revela un mal ambiente en el partido”.
Ángel Gabilondo, portavoz del PSOE en la Comunidad, confesaba entre bambalinas haber recibido la noticia “con tristeza”: “Es que este tipo de cosas generan desazón en el ciudadano”. “Para lograr la confianza con el resto de organizaciones, primero hay que conseguirla en la propia. Si no llegamos a eso…”, decía el catedrático de Metafísica ya con un pie fuera del palacio justo al terminar el acto. “En cualquier caso, el espionaje es puramente antidemocrático”, expresaba. Esta misma frase repitió la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, que sostenía con dificultad una copa de vino entre los micrófonos que la abordaban.
El líder de Podemos en la Comunidad, José Manuel López, ve en la “ambición” de Cifuentes una de las causas del seguimiento: “Sabían de sus ganas y querían apartarla”. López lamentaba que el PP “esté viviendo otra de espías”.
En el hervidero que era este lunes la sede del Gobierno de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes ha querido alejar a los espías de su entorno, como ya lo hizo su equipo de seguridad cuando advirtió en la sombra los ojos que la perseguían. “De todas esas informaciones, de temas oscuros, del submundo… Nunca he querido saber nada”. Una oscuridad que pagaron algunos compañeros de su partido que querían derrocarla.