Es tanto dinero que hasta la ley lo considera un gasto aparte. Cuando los partidos hacen campaña electoral, lo hacen fundamentalmente con dinero público. Tras las elecciones, tienen derecho a que el Estado les reembolse la mayor parte de sus gastos electorales. Por una parte están los costes de enviar millones de cartas a cada buzón. Cada partido envía su carta, con la papeleta correspondiente a la circunscripción del votante, un sobre y a menudo propaganda electoral. Así, quien quiere, llega al colegio electoral con el voto preparado de casa y debajo del brazo. El resto de gastos (personal, publicidad o alquiler de espacios, entre otros) se computan por separado.
Ese buzoneo, conocido también por mailing (su nombre en inglés) llega a suponer en el caso del PP cerca de un tercio de lo que costó toda su campaña. El PP se gastó 5 millones en esos envíos, según fuentes populares, el PSOE; 4,87, Ciudadanos; 2,9 y Podemos; 1,4.En total, los cuatro grandes partidos invirtieron 14,17 millones de euros en este gasto. El Estado subvenciona con 0,18 euros cada envío electoral, por lo que el número de cartas enviadas en total podría rondar los 78,7 millones.
En la campaña del 26 de junio podrían repetirse estas cifras con ligeras modificaciones. Este miércoles se celebró una reunión de los partidos que obtuvieron representación parlamentaria, pero acabó sin acuerdo sobre cómo rebajar los gastos electorales, tanto los del buzoneo como todos los demás. La ley no se puede cambiar, por lo que el compromiso ha de ser voluntario, pero los partidos no han logrado un consenso.
El PP y el PSOE proponen rebajar en un 30% el dinero que los partidos se gastaron para el 20-D, mientras que Podemos pide una rebaja del tope para todos los partidos que supondría reducir los costes en un 75%. Tanto Podemos como Ciudadanos defienden que se ajusten más el cinturón los dos grandes partidos porque están acostumbrados a “despilfarrar”, según José Manuel Villegas, vicesecretario general de Ciudadanos.
Para Óscar López, portavoz del PSOE en la reunión, los partidos no pueden renunciar a enviar millones de cartas. "Es un derecho de los ciudadanos. Entiendo que todos los partidos, y espero que ninguno con la boca pequeña, defiendan el derecho a voto y la mayor participación posible. Es una herramienta garantizada por la ley y que busca ese objetivo", aseguró en rueda de prensa. Fernando Martínez Maíllo, vicesecretario general del PP, esos envíos “incentivan” la participación y “garantizan” el derecho al sufragio y que éste sea secreto.
El envío conjunto, una propuesta compleja
Tanto Podemos como Ciudadanos proponen, como partidos más minoritarios, que se realice un único envío conjunto que contenga las papeletas de todos los partidos. Eso les permitiría competir en el buzón en igualdad de condiciones al tiempo que podría reducirse el coste. Sería la forma de evitar que a un mismo votante le lleguen media docena de cartas, cada una con una papeleta distinta, pero con sobres para introducir en la urna prácticamente idénticos que acaban (todos menos uno) inevitablemente en la papelera.
El PP y el PSOE tienen un punto de vista distinto. En España se presentan 1.300 candidaturas, 12 de media por circunscripción, según explicó Maíllo a los medios. ¿Si se quiere ahorrar papel, deberían introducirse sólo las papeletas de partidos que ya estén en el parlamento? Eso podría suponer una discriminación ilegal. Si se envían las papeletas de todos los partidos, incluyendo las del Senado, que son más voluminosas, finalmente el gasto en papel podría ser mucho mayor. Según López (PSOE), una experiencia piloto hecha en Cataluña así lo prueba.
Por otra parte, la ley es específica sobre el asunto. El artículo 175 de la ley electoral (conocida por las siglas de LOREG) especifica que la subvención la cobra cada partido, que es el remitente. Si se hace un envío conjunto, ¿qué partido cobra al final la subvención? La ley ya es taxativa y no lo contempla, esgrimen tanto el PP como el PSOE.
Por qué el buzoneo interesa a PP y PSOE
Hay muchas lecturas en ese interés coincidente de los dos grandes partidos. El electorado de las dos formaciones es mayor en edad que el de Podemos y Ciudadanos. También es más rural, por lo que una carta a millones de casas en pueblos de toda España tiene un gran efecto propagandístico.
Según Lluis Orriols, doctor en ciencia política por la Universidad de Oxford, mandar cartas a cada casa fomenta la participación, pero remitir papeletas y sobres mina el derecho al secreto del voto. “Está demostrado que enviar propaganda tiene ciertos efectos positivos en el aumento de participación, pero otra cosa es enviar papeletas, algo que viola un principio fundamental: el voto secreto. Debería estar prohibido mandar papeletas a las casas y que en los colegios estuvieran a la vista de todo el mundo. La única forma de organizarlo es con suficientes cabinas que aseguren que el voto sí es secreto de verdad”, explica.
Según el politólogo, docente en la Universidad Carlos III de Madrid, el buzoneo da pie a coacciones sobre el voto en el ámbito familiar. En otras ocasiones, en especial en electorado mayor y sin verdadero interés por el sentido del voto, son otros familiares los que acaban decidiendo la opción política.
El PSOE propone ajustar el precio
Una modificación legal ha hecho que la subvención a los envíos postales de los partidos haya bajado desde los 22 céntimos a los 18 por elector. Ahora, el PSOE propone rebajarlo a 15 gracias a un ajuste en los costes que se puede lograr si se negocia con las empresas implicadas, según López.
Si se toman los datos del 20-D, el gasto en buzoneo del PSOE se habría reducido en 830.000 euros, pero la cifra total seguiría superando los 4 millones, por lo que el ahorro no sería demasiado significativo. Por lo tanto, combinado con el gasto del PP en las últimas elecciones, el gasto seguiría por encima de los 9 millones de euros.
Otras propuestas para reducir el gasto electoral
Las propuestas más concretas para ahorrar en las elecciones tienen que ver con la otra partida de gastos ordinarios, la que va aparte del buzoneo. Tanto el PP como el PSOE proponen reducirla en un 30% con respecto a la anterior campaña, por lo que el ahorro conjunto de los dos partidos sería de 6,18 millones de euros.
¿Cómo quieren lograrlo? Haciendo de la campaña electoral la primera sin publicidad exterior. Los partidos se pueden gastar como mucho un 20% del total de costes ordinarios en publicidad exterior. Es decir, en fabricar y exhibir grandes paneles, banderolas o vallas visibles en pueblos y ciudades. El PSOE propone directamente suprimir ese gasto. El PP está de acuerdo, aunque quiere introducir excepciones. El otro 10% podría recortarse de otras partidas, como alquiler de espacios, equipos o contratación de personal. Los socialistas han asegurado que, en caso de que no haya acuerdo de todos los partidos, convertirán su promesa en un compromiso que llevarán a la práctica.
La propuesta de los demás partidos es distinta, porque no se fija en el gasto de la última campaña sino que pretende fijar un techo menor, idéntico para todos. Podemos propone un tope de 3 millones de euros, una cifra que ellos no superaron el 20-D y que por lo tanto afectaría sobre todo a los demás partidos. Ciudadanos propone un límite mayor, de 6 millones, que sólo acabaría afectando a PP y PSOE. Podemos cifra el recorte posible en 75% en total y Ciudadanos en el 50%, ambas cifras considerablemente mayores que el 30% de PP y PSOE.
La reunión del próximo miércoles pretende meterle mano a un gasto electoral que es fruto de la incapacidad de estos partidos para investir un nuevo presidente, una división que parece emerger de nuevo de cara a la organización de la nueva campaña.
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