La aritmética del Ayuntamiento de Madrid suele ir de tríos. Los cuatro partidos apenas apuntan en la misma dirección, pero la Memoria Histórica -tantas veces disgregadora- los ha juntado en una fotografía de esas que nunca se tiran, que se conservan aunque les caiga algo de aceite encima. De Manuela Carmena a Esperanza Aguirre, de Begoña Villacís a Purificación Causapié. PP, Ahora Madrid, PSOE y Ciudadanos han presenciado la puesta en marcha del Comisionado para la Memoria Histórica presidido por Paca Sauquillo, que ha dado las claves de su encargo en una entrevista con este periódico.
Ellos van a cambiar las calles. Ellos tratarán de quitar la sal de las heridas. Tal y como adelantó EL ESPAÑOL, José Álvarez Junco -catedrático de Historia-, Amelia Valcárcel -catedrática de Ética-, Teresa Arenillas -arquitecto-, Andrés Trapiello -escritor-, Santos Urías -sacerdote- y Octavio Ruiz-Manjón -catedrático de Historia- tienen el objetivo, encabezados por Sauquillo, de eliminar los vestigios franquistas y guerracivilistas del callejero y retirar todos aquellos signos relacionados con la violencia fratricida o la represión de la dictadura.
Han vuelto a colocar en el corcho de asuntos pendientes el artículo 15º de la ley de la Memoria, que no se ha aplicado todavía en Madrid a pesar de haberse aprobado en 2007. Dice así: "Las Administraciones públicas, en el ejercicio de sus competencias, tomarán las medidas oportunas para la retirada de escudos, insignias, placas y otros objetos o menciones conmemorativas de exaltación, personal o colectiva, de la sublevación militar, de la guerra civil y de la represión de la dictadura".
Estas son las principales dificultades que encontrará el Comisionado para hacer valer sus decisiones y conseguir que se lleven a término.
1. Los entornos BIC, difíciles de tocar
Aunque el Ayuntamiento se ha comprometido a respetar las decisiones de la agrupación recién constituida, no todo depende de la voluntad del Consistorio. Los entornos declarados Bien de Interés Cultural (BIC) nunca los podrá tocar la corporación municipal sin el permiso de la Comunidad de Madrid, que tendría la última palabra después de que la hipotética variación quedara respaldada por la Comisión Local de Patrimonio -en la que participan ambas instituciones.
Como muestra un botón. Paca Sauquillo ya ha avanzado su intención de colocar una placa en el Palacio de Correos de la Puerta del Sol en recuerdo de los encarcelados injustamente por el franquismo en este lugar ahora sede del Gobierno de Cifuentes y, por aquel entonces, Dirección General de Seguridad.
Aunque esta medida fuera aprobada por el Comisionado y después por el Ayuntamiento, aparecería un tercer filtro, el de la Comunidad que, según estipula la ley, tiene las competencias en el ámbito de Patrimonio. De ahí que cada vez que el nuevo órgano quiera hacer algún cambio en un entorno BIC tenga que pasar esta tercera prueba.
2. El apoyo político
El efecto vinculante de las decisiones tomadas por el Comisionado presidido por Sauquillo es simbólico. Existe un acuerdo tácito con los políticos de todo signo, que refrendarán sus decisiones.
Esto implica que las propuestas de esta agrupación de independientes, por ejemplo el cambio de las calles, tendrían que aprobarse después en las Juntas de Distrito. En este punto, los distintos partidos afrontarán una prueba de fuego. Deberán sostener con sus votos incluso las decisiones que no les gusten. El compromiso de los partidos está por testar. En el último pleno, en lugar de ponerse de acuerdo, volvieron a echarse en cara las acciones de uno y otro bando durante la contienda.
Paca Sauquillo ha celebrado que se les deje "libertad" y ha añadido entre risas mirando a los políticos: "Habéis confiando en nosotros. No nos queda más remedio que confiar en vosotros".
3. Poner o quitar
A grandes rasgos, existen dos criterios para reparar la Memoria Histórica. Uno, quitar lo relacionado con la violencia de ambos bandos y la represión franquista. Otro, añadir una placa explicativa que ponga en contexto esos vestigios.
A título personal -"todavía no nos hemos reunido"-, Sauquillo se ha mostrado partidaria de contextualizar lo ya existente. El Comisionado tendrá que lidiar entre estas dos aguas y lograr soluciones de consenso. "Decidamos lo que decidamos, se levantarán ampollas. Es lógico que ocurra cuando se trabaja con sentimientos. Sin polémica no hay ciudadanía", ha explicado la presidenta.
4. Intoxicación mediática
La Memoria Histórica dispara al corazón. Viven quienes sufrieron la guerra y la dictadura. Todas las noticias relacionadas con las calles suscitan un interés especial, ansioso.
Cuando la cátedra de la Memoria Histórica de la Universidad Complutense realizaba el encargo que ahora se ha puesto en manos de este Comisionado, El País publicó un listado de calles que atribuyó al equipo de Mirta Núñez, algo que tanto Ayuntamiento como Universidad Complutense siempre negaron. En este grupo de calles a quitar había nombres como Dalí, Pla o Mihura, lo que levantó un revuelo considerable y terminó convirtiéndose en uno de los motivos del fin contractual entre el Consistorio y el órgano universitario.
Paca Sauquillo ha pedido a los periodistas "mimo y respeto" recordando este suceso y ha revelado su intención de evitar las filtraciones para que sólo lleguen al ciudadano los documentos sellados por el Comisionado.
5. Las asociaciones de la Memoria, un universo
Paca Sauquillo ha mostrado su intención de recibir a todas las asociaciones de la Memoria Histórica que muestren su predisposición a echar una mano a este Comisionado. Son cerca de sesenta. Cada una con sus inquietudes.
En este sentido, Emilio Silva, de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, considera estas organizaciones un ámbito de debate necesario y, al mismo tiempo, complejo. "Tenemos puntos de vista diferentes. Algunas están agrupadas y otras no. Es todo un universo".
6. Madrid, a contrarreloj
El Comisionado se reunirá dos veces al mes durante un año y comparecerá cada tres meses en el pleno para informar de sus avances. A principios del siglo XVII, Madrid tenía 401 calles. Ahora, casi 9.500.
En este plazo de un año -que no es rígido y que podría ampliarse- el Comisionado tendrá que analizar un callejero de dimensiones considerables y, además, supervisar todos los vestigios susceptibles de retirarse o contextualizarse.
Este trabajo será más dificultoso teniendo en cuenta que, hasta hace dos semanas, Madrid no había renovado su callejero desde 1982.
Una flor en un hueso
El nuevo Comisionado para la Memoria Histórica de Madrid ya ha empezado a trabajar. Algunos incluso se han conocido este viernes. De distinta procedencia profesional e ideológica -Sauquillo ha buscado el consenso- tratarán de lograr un objetivo que lleva en el candelero desde que Zapatero aprobó la ley en 2007.
"La Historia es de todos, pero la memoria es de cada uno", explicaba Sauquillo. Porque "todos tenemos derecho a ponerle una flor a un hueso".