Paca Sauquillo (Madrid, 1943) lleva un mes al frente de la Comisión de Memoria Histórica del Ayuntamiento de Madrid y hoy hará público el equipo de 6 consejeros que trabajarán con ella en la reparación del callejero de la ciudad de Madrid, entre otros asuntos pendientes por poner en marcha de la Ley de Memoria Histórica, aprobada hace casi diez años. Sauqillo ha desarrollado su carrera entre asociaciones y ONG, conoce el tejido civil que el equipo de la alcaldesa Manuela Carmena pretende fortalecer con las campañas de participación ciudadana. Llega con un encargo de urgencia: suturar las heridas, entre el PSOE y Ahora Madrid, que ha causado la ejecución desafortunada de la norma en la capital y la rectificación de monumentos retirados.
La alcaldesa se comprometió a tener listo el primer callejero revisado en abril, contando con el trabajo de la Cátedra de la Memoria Histórica de la Universidad Complutense, dirigida por Mirta Núñez, pero aquello acabó como el rosario de la aurora: errores, traspiés, críticas y dimisiones. El fracaso del equipo de historiadores ha dado paso a un nuevo grupo de trabajo, en el que los especialistas no tienen tanta importancia. Simplemente es un cuerpo de consenso, dirigido por Sauquillo, que tratará de no herir las sensibilidades al tocar el pasado.
¿Es posible?
Hombre, a mí me gustan los consensos, qué quieres que te diga, pero creo que hay que trabajarlos. Y sobre todo en un asunto como éste de la Memoria Histórica, que tiene mucho de sentimientos. Se recupera con consenso. Una cosa es la Historia, que tiende a ser objetiva, y luego está la memoria, que es lo que ha vivido nuestra familia, lo que nos han contado los vecinos. Cada familia tiene unas vivencias diferentes. La Historia es de todos, pero la memoria es de cada uno.
¿Cree que con la Comisión esto se arreglará?
Me ha impresionado que ha habido mucha gente que me ha llamado, escrito y contactado para estar en la Comisión. Gente que nunca antes se había posicionado en este tema. Se me ha acercado mucha gente por la calle y me ha dicho: “Sé que usted es socialista, pero me fío de usted”. Me ha impresionado porque nunca había trabajado en este campo, aunque conozco mucho a las asociaciones. Me ha impresionado la sensibilidad de la sociedad con este tema: unos a favor y otros en contra, que me pedían que no tocara nada. Otras personas quieren que se las reconozca, que se descubra la verdad, que haya justicia. Si no se hace con revanchismo, es mejor cerrar heridas. Aunque nunca se cerrarán.
¿Por qué cree que han pensado en usted para dirigir la Comisión?
Yo soy compañera de facultad de Manuela Carmena, por tanto me conoce. Estudié Derecho en la Universidad Complutense en la década de los sesenta. Éramos compañeras también de Cristina Almeida y Cristina Peña. Manuela pensó en buscar a una abogada. He pasado por muchas cosas, he ejercido de abogado y he llevado el tema de la colza, las últimas ejecuciones, he estado en la cárcel tres días durante el franquismo en la Puerta del Sol… Además, no tengo cargo público en estos momentos. Nada más que soy presidenta de la ONG Movimiento por la Paz y he trabajado mucho en las redes europeas. Quizás fueron estas las razones.
¿Quiénes son las seis personas que formarán la Comisión?
Andrés Trapiello [como ya adelantó en este periódico Daniel Ramírez], José Álvarez Junco… Todos ellos puedes estar de acuerdo con ellos o no, pero he intentado que fueran de primer nivel. El nombramiento ha sido mío, aunque he pedido a los partidos que me hicieran propuestas.
¿Qué nombres le propuso cada grupo?
La última palabra era la mía. Prácticamente, he planteado todos. Aunque a Ciudadanos les pedí que me recomendaran a una persona. Y con el PP lo mismo: le pedí a Esperanza Aguirre y se lo pensó. Me dijo dos y me decanté por Octavio Ruiz-Manjón Cabezas, catedrático emérito de la Complutense. También una urbanista, Teresa Arenillas. La catedrática de ética Amelia Valcárcel, muy feminista, imprescindible para contarme qué pasó con las mujeres que no aparecen en el callejero. Y una persona muy vinculada al barrio de Lavapiés, un sacerdote diocesano, que ha escrito cosas interesantes, Santos Urías.
¿Qué vínculo tiene con la Memoria Histórica?
Hombre, no sé si lo tiene, pero está claro que es importante que haya un sacerdote porque hubo mucha represión con la Iglesia. Mataron mucha gente. Él sí conoce esta historia y es importante.
¿No echa en falta a las asociaciones que trabajan con la Memoria Histórica, incluso, antes de la Ley?
Si te fijas, en el decreto se aclara que la Comisión no puede estar formada por cargos públicos ni por asociaciones, porque son parte. Pero a las primeras a las que voy a convocar es a ellas.
¿Por qué considera a las asociaciones parte interesada?
Por reclamar… la verdad, la justicia.
¿Entonces no están representadas en la Comisión porque han reclamado?
No sé cómo ha salido el decreto ley. Pero, vamos, las 61 asociaciones de Memoria Histórica serán escuchadas. Quiero que me cuenten.
Una vez tenga los informes de las asociaciones, usted lo traslada a la Comisión, ¿y allí?
En la Comisión quiero que se apruebe por consenso cada decisión. Las asociaciones su aspiración máxima es exhumar las fosas. En Madrid no hay fosas. Es una reivindicación de justicia, porque tienes que saber dónde está el último hueso de tu familia. Tenemos la obligación de hacer lo posible para saber dónde están los familiares desaparecidos, pero es un asunto que escapa a mis responsabilidades. La gente tiene derecho a poner una flor a un hueso.
¿Cree, como Mariano Rajoy, que este tema está resuelto?
Ese tema no está resuelto y espero que el nuevo Gobierno este tema lo resuelva. Tenemos obligación todos los españoles de exigirle al Gobierno los medios para encontrarlos. Espero que el próximo Gobierno solucione la Memoria Histórica. No podemos estar más años así. Hay que resolverlo en beneficio de la ciudadanía española. No lo entienden ni en el extranjero.
¿Cómo funcionará la Comisión?
Nos vamos a reunir dos veces al mes. Tenemos un local en la Plaza de la Villa, en el antiguo Ayuntamiento. Me alegra estar allí. Tengo dos despachos, uno para mí y para la persona que me ayudará [Chema Urquijo] y otra sala para las reuniones de la Comisión. Además, voy a recibir a todas las asociaciones para que me den todo lo que llevan trabajado, como las juntas de distrito. Quiero reunirme con los cronistas de la villa, los bibliotecarios… hay gente buenísima en esta ciudad. Cualquier decisión que se tome sobre el artículo 15 de la Ley, que es el más complicado, antes de tomar la decisión razonaremos qué se pone y qué se quita. Mi opinión es que hay que poner más que quitar, que lo que hay que hacer es reconocer a aquellos que no han sido reconocidos en el conflicto de la guerra civil y dictadura.
Entonces, ¿no quitará las placas que incumplan con el artículo 15?
Sí, pero yo soy más partidaria de poner. Sobre todo, mujeres. Quiero reunirme también con el exilio y descubrir los lugares que fueron esenciales en la historia.
¿Serán vinculantes las decisiones que tome la Comisión?
Son vinculantes para el Ayuntamiento, pero la ejecución de las decisiones es del Ayuntamiento, con la ley de ordenanza. Me gustaría contar con un local donde incluir un museo de la Memoria Histórica, como lo tienen el resto de las ciudades en Europa. Lo que pasa es que no puedo ponerlo en práctica de momento, porque no hay presupuesto.
¿Cuál es el presupuesto con el que cuenta?
Sólo para las dietas de los componentes de la Comisión.
¿No va a haber presupuesto para exhumaciones?
Que yo sepa, en Madrid no hay fosas. Están fuera de la ciudad. Pero sí creo que el cementerio civil habría que reformarlo, porque jugó un papel para las personas que no eran católicas. Está muy abandonado. Pero creo que fosas en Madrid no hay. España tiene un personal buenísimo, tiene un médico forense buenísimo…
Francisco Etxeberria.
Etxeberria, es buenísimo. Pero no hay presupuesto. En Madrid tenemos otros problemas, no el de las fosas: las cárceles, que han desaparecido y hay que reconocerlas. La Puerta del Sol no figura que aquello fue la Dirección General de Seguridad. Depende de la Comunidad de Madrid, pero está en nuestra ciudad y hay que solucionarlo. Hay que poner qué es lo que fue y ahora no se dice nada.
En el cambio de Comisión hemos pasado de un grupo de historiadores a uno de “expertos”, ¿es un problema?
Lo que he pretendido es que la Comisión esté formada por personas interdisciplinares, que sean rigurosas en el debate que hagamos. Pero hasta dentro de unas semanas no sabré cómo vamos a funcionar.
¿Cómo cree que se ha llevado a cabo la ejecución de la Ley estos meses, con errores, dimisiones y rectificaciones?
Por lo que me han contado personas como Mirta, hubo falta de coordinación y en los medios apareció una lista que no era de ellos. No era la lista del nuevo callejero que estudiaban.
Esa lista falsa la publicó 'El País'.
Salió a la opinión pública cosas que ni la Cátedra ni la Concejala de Cultura querían poner en práctica. Quiero dejar claro que cualquier lista que no lleve mi nombre, no será nuestra propuesta.
¿Qué fecha se pone para dar la primera lista?
Antes del verano habrá una propuesta de nuevo callejero. Creo que se puede adelantar bastante. Para julio tendremos un estudio cerrado. Hay que hacerlo cuanto antes, se lo merece la gente. Este asunto debería haberse resuelto en los setenta, en la Transición.
¿Por qué no se resolvió entonces?
Porque entonces, algunos, entre los que me incluyo, pensamos que esto no era prioritario. Creíamos que lo prioritario era “libertad, democracia, amnistía y estatuto de autonomía”. Esto ha entrado hace una década, gracias a las asociaciones y a querellas que se presentaron en la judicatura. Lo que no tiene sentido es dejar pasar el decreto, hay que ponerlo en marcha cuanto antes.
¿Como abogada no se siente decepcionada por la actuación de los jueces frente a las fosas?
Efectivamente, en 2007, con la Ley habría que haber dotado de más medios para hacerlo. Los jueces tenían una obligación, como la Iglesia, que debería haber sido proactiva para enterrar los muertos. La judicatura tenía obligación, ha habido una dejación.
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