Manuela Carmena suele dar sus discursos con las manos libres y sin papeles en el atril. Sin segundos en blanco, sin balbuceos, todo del tirón. Pero cuando no hay guión de por medio -por lo menos impreso- la improvisación puede ganarse un hueco.
Abrigo blanco, camisa negra, collar de perlas y rosa al pecho, ha recordado con emoción a Pedro Zerolo, que ya tiene una plaza en Madrid. "Supo cambiar el mundo y lo cambió", ha dicho la regidora sobre el socialista fallecido de un cáncer de pancreas a los 54 años.
Carmena no quiere que dentro de veinte años un padre no sepa explicar a su hijo quién fue Zerolo. En ese momento, la improvisación ha asaltado su relato. ¿Por qué no un concurso en los colegios sobre el nombre de las calles? Esta escena ha recordado a un frío diciembre en París, cuando a la alcaldesa se le ocurrió celebrar una competición de "recogida de colillas y papeles" entre los pequeños.
Los miembros de PSOE y Ciudadanos que han asistido al homenaje a Zerolo han quedado perplejos, por lo que parece que esta propuesta es una ocurrencia, sin un proyecto detrás. En los corrillos, murmullos: "Siempre da juego, otra más". Poco ha llovido desde el certamen de colillas o los universitarios barrenderos.
Un concurso... ¿también para el Ayuntamiento?
Carmena ha insistido en la importancia del significado de las calles, asunto que ha encauzado uno de los debates más escabrosos del Consistorio en los últimos meses, el de la Memoria Histórica.
La propuesta de Carmena llega pocos meses después de algunos errores flagrantes del Ayuntamiento, precisamente en relación a la historia de la ciudad.
Un repaso a los tropiezos
Entre el Paseo de la Castellana y la Glorieta de Cuatro Caminos, una calle honra a Demetrio Zorita Alonso, el comandante Zorita. En un listado de nombres a borrar de la ciudad, Ahora Madrid incluyó éste. Justificó su intención refiriéndose a su participación en el bombardeo de Guernica, algo que nunca ocurrió.
En 1937, el comandante Zorita sólo era un soldado de infantería y todavía no pilotaba aviones. Más tarde participó en la División Azul -tropas franquistas que ayudaron a Hitler en Rusia-, pero ese no fue el motivo de su inclusión en el callejero. Demetrio Zorita fue honrado por ser el primer aviador en romper la barrera del sonido.
El lío de los Pujol
Juan Pujol Martínez fue jefe de propaganda de la Junta de Defensa del bando sublevado en la guerra civil. Amparó el asesinato del padre de Sánchez Dragó, entre otros. También redactó el manifiesto golpista de Sanjurjo y se declaró germanófilo durante la Gran Guerra. Ya en la dictadura, fue uno de los escritores más afines al régimen. Pero Juan Pujol García no tiene nada que ver con él. Garbo -así se le conoció- fue el espía que engañó a Hitler. Simuló trabajar para los nazis y les hizo creer que el desembarco sería en Calais y no en Normandía. Una mentira determinante en el desarrollo de la Segunda Guerra Mundial.
El Ayuntamiento mezcló las dos biografías y confundió a uno con otro. Reconoció su error y pidió disculpas en Twitter.
Francisco Iglesias, ¿cuál de los dos?
Otra de las calles que Carmena quiso quitar fue la de Francisco Iglesias Argelina, instaurada en 1929 en honor a un empresario de Vallecas. El Ayuntamiento creyó que la placa honraba a Francisco Iglesias Brage, aviador de la II República.
Pero el error fue más allá. Ahora Madrid justificó esta propuesta afirmando que Iglesias masacró a 5.000 inocentes en la carretera de Málaga, pero este piloto se encontraba a 700 kilómetros de allí aquel día, según revela su hoja de servicios.
Algunas fotos
En plena campaña por la aplicación de la ley de la Memoria Histórica, Ahora Madrid publicó en Twitter una foto que retrataba un campo de prisioneros de guerra en Barcelona. La imagen era terrible, aunque errónea. Aquella fotografía correspondía a un campo de exterminio nazi en Noruega.
Del mismo modo, los de Carmena adjuntaron a un tuit una foto de la masacre de la carretera de Málaga, pero hubo otro error. Fue captada en Katyn, cuando Stalin asesinó a miles de civiles polacos.