La visita exprés de Albert Rivera a Venezuela ha dejado cierto sabor de esperanza en la oposición venezolana, que ha visto en el diputado español una ventana para que se difunda la crisis venezolana en el exterior, pero también ha generado críticas en algunos sectores del chavismo.
El presidente Nicolás Maduro no se ha pronunciado directamente sobre el paso del líder del partido Ciudadanos por Caracas, pero en un acto presidencial que ha sostenido el martes, ha dicho que la oposición venezolana solo invita a oligarcas del exterior y que su único interés es desestabilizar y "entregarle la patria de Bolívar otra vez a la oligarquía española", así como a la “oligarquía yanqui y al imperio estadounidense”.
Y aunque tampoco ha mencionado el nombre de Rivera, Maduro ha dicho que "los españoles creen que pueden venir a dar consejos" a Venezuela, agregando que España tiene 21% de desempleo, que 4.500.000 ciudadanos no tienen trabajo y "nadie ayuda a nadie".
Las reacciones del chavismo han sido pocas. La primera se manifestó el día que Rivera visitó la Asamblea Nacional, el parlamento venezolano, donde un grupo de ciudadanos españoles exhibieron unas pancartas en contra de la visita de Rivera.
"Fuera Albert Rivera de Venezuela, es un fascista. Sois unos fascistas y traen fascistas. ¿Por que no condenan el franquismo?", gritaron los jóvenes. Y más allá de la opinión de un diputado de Podemos, rechazando la intervención de Rivera en el Parlamento, no hubo un pronunciamiento oficial del bloque parlamentario vinculado a Maduro.
Conoció la verdad
"Conocer la verdad en Venezuela es difícil cuando uno no la ve, cuando no la vive, por ello le agradecemos su llegada", ha dicho la diputada Delsa Solórzano y como ella, varios diputados de la oposición venezolana han evaluado como positiva la visita.
Rivera ha visto el alcance de la crisis humanitaria, las largas filas para comprar alimentos y ha recibido información sobre lo que en ellas ocurre, sobre la falta de medicamentos y hasta de lo que está ocurriendo en las escuelas venezolanas, sobre todo de sectores populares, donde los niños se desmayan por hambre, porque acuden a clases sin comer.
Quizás por ello Rivera ha dicho que se va del país más preocupado por la situación humanitaria y política de Venezuela. Porque además ha podido escuchar testimonios de madres de presos políticos, de estudiantes detenidos, torturados y reprimidos por el Gobierno de Maduro en los últimos dos años.
Henry Ramos Allup, presidente del Parlamento venezolano, ha manifestado que las palabras de Rivera y sus intenciones de ayudar a solventar la crisis venezolana no deben ser consideradas como injerencia sino como un apoyo.
Sin ver a Leopoldo López
"Para nosotros es bienvenida cualquier ayuda, colaboración y cualquier contribución para solventar los grandes problemas económicos, sociales y políticos que tenemos en el país", dijo Ramos, quien ha recordado que las gestiones del diputado Luis Florido, presidente de la Comisión de Política Exterior del Parlamento, permitieron la visita de Rivera a Caracas.
Florido es militante del partido Voluntad Popular, liderizado por Leopoldo López. Por ello no pocas veces la esposa del preso político venezolano, Lilian Tintori, también ha agradecido el trabajo de Rivera en el país.
El último intento de Rivera por ver a Leopoldo López en la cárcel militar de Ramo Verde tampoco ha sido posible. Le negaron la entrada como le ocurrió con el alcalde metropolitano de Caracas, Antonio Ledezma, aunque éste cumple prisión en su residencia.