El barrio de Gràcia se ha convertido desde el lunes en escenario de protestas callejeras cuya intensidad no parece que vaya a menguar. Por tercera noche consecutiva, las calles de este distrito de Barcelona han sido testigo de un duro enfrentamiento entre los manifestantes y el cuerpo de los Mossos d’Esquadra. Según datos provisionales, los altercados se han saldado con un detenido y once heridos, seis de ellos agentes de policía.
Lo que parecía un simple desalojo de un local ocupado se ha convertido en la cerilla que ha hecho prender la llama del descontento contra el equipo de Ada Colau. Después de un lunes con fuertes disturbios seguidos de una concentración más pacífica el martes, los manifestantes han vuelto a mostrar esta noche su perfil más beligerante con la Policía. Sobre las 11 de la noche las calles de Gràcia parecían un auténtico campo de batalla: contenedores calcinados cruzados en medio de la calle, sucursales bancarias completamente destrozadas y persecuciones por doquier.
Fuerte dispositivo policial
Tal y como sucedió en las jornadas anteriores, la manifestación se ha desarrollado en un principio en un ambiente festivo y tranquilo. Los concentrados se han reunido sobre las 9 y a las 10 han empezado a marchar por el barrio. Los manifestantes querían construir una cadena humana alrededor del local desalojado, conocido como ‘Banc Expropiat’ por haber sido previamente una sucursal bancaria. A diferencia de las otras noches, sin embargo, los Mossos d’Esquadra han acordonado el el espacio y han impedido que los manifestantes pudieran acceder a él.
La Policía catalana ha desplegado para esta noche un fuerte dispositivo, con prácticamente un Mosso d’Esquadra por manifestante. Según fuentes policiales, el dispositivo es similar al que se despliega para un Barça-Madrid o una final de Champions pero en un espacio mucho más reducido.
La manifestación ha sido más numerosa que las anteriores y en algún momento las estrechas calles del barrio se veían abarrotadas. Los reunidos mezclaban gritos de “rabia, rabia, rabia” con cánticos contra la Policía y a favor del local desalojado. Entre los manifestantes se ha podido ver a las diputadas de la CUP Eulàlia Reguant y Mireia Vehí, que horas antes había mantenido un duro enfrentamiento con el Director de los Mossos d’Esquadra en la Comisión de Interior del Parlament.
22:30 horas: empiezan los disturbios
Después de que la marcha diera una breve vuelta por el barrio, la manifestación se ha desconvocado al llegar a la misma plaza donde había comenzado. Ha sido entonces cuando cientos de los concentrados han empezado a taparse las caras y a cambiarse la ropa para vestirse con prendas oscuras.
A diferencia de la noche anterior, esta vez se ha visto a los activistas mucho más preparados y organizados para llevar a cabo los disturbios. Los manifestantes han creado varios subgrupos de encapuchados, ataviados con pesadas piedras, material inflamable, palos y pirotecnia que han lanzado contra los agentes antidisturbios. También parecía que tenían previsto repartir sus acciones por distintos sitios del barrio.
Sobre las 22:30 los destrozos han empezado simultáneamente en varios puntos. La calle Gran de Gràcia, una de las principales arterias del barrio, ha sido cortada con numerosos contáiners ardiendo. Los manifestantes han destrozado varias sucursales bancarias, restaurantes de comida rápida y cualquier local de una multinacional que encontrasen a su paso.
A continuación este grupo se ha dirigido a la calle Asturias, donde también han destrozado completamente una sucursal bancaria y se han enfrentado a la Policía con piedras y cohetes. “Se va a acabar, la paz social”, gritaban los que aún quedaban por las calles del distrito.
Los distintos subgrupos se han ido dispersando poco a poco y sobre las 12 ya quedaban batallones muy reducidos que han seguido con los destrozos. Los manifestantes se han vuelto a reagrupar a la 1 en la plaza Revolución, donde los Mossos han vuelto a cargar para disolver a los activistas que aún quedaban en el barrio.
El papel de los vecinos
Uno de los aspectos que ha generado más debate estos días ha sido el hipotético apoyo de los vecinos de Gràcia a los manifestantes. El local desalojado ejercía una importante labor social y en 6 años de actividad había conseguido arraigarse entre la gente del distrito. Las autoridades, sin embargo, han afirmado estos días que los vecinos condenaban las manifestaciones.
El Director General de los Mossos, Albert Batlle, ha afirmado este miércoles en el Parlament que la actuación policial tenía un “amplio apoyo ciudadano”. Los manifestantes, no obstante, han sido jaleados en diversas ocasiones durante su marcha por el barrio. Muchos vecinos han salido a los balcones con cacerolas para mostrar su apoyo y los que han increpado a los concentrados han sido una minoría.