Suena el teléfono y al otro lado, un niño de 12 años que sufre maltrato físico:

“Me pegan como a alguien mayor, me pegan con la mano y el pie. Mi abuela me pega con el palo de la escoba, con una sandalia o el cinturón y mi padre con el cable del cargador”.

Vuelve a sonar el teléfono de ANAR. Esta vez, un adolescente de 15 años:

“Acabo de tomar 30 antidepresivos y 30 ibuprofenos. Siento que esta vez es la última. Si me muriese acabarían todos estos pensamientos…”.

Ahora, quien ha marcado el 900 20 20 10 es una chica que sufre violencia de género:

“Como me de otra paliza voy a ser yo la que me vaya. Me mato, así descanso”.

[...]

Y así 369.969 llamadas durante 2015. Más de mil veces al día se descolgó el teléfono de de la Fundación de Ayuda a niños y adolescentes en riesgo (ANAR) para atender a menores que buscaban ayuda. Un total de llamadas que dieron lugar a 8.569 nuevos casos de jóvenes que han necesitado auxilio, un 20,7% más que en 2014, cuando se atendieron 7.100 episodios.

Más de los casos atendidos estuvieron motivados por algún tipo de violencia contra los niños, niñas y adolescentes, lo que supone un incremento del 40,6% respecto al año anterior.

El informe presentado este martes en Madrid ofrece datos que evidencian, según la fundación, que “la violencia ha alcanzado el grado más alto en su escalada de gravedad”, pasando de atender 1.970 casos graves en el año 2013 a 4.427 en el año 2015, lo que supone un incremento de más del doble de casos (125%). Pero no sólo aumentó el número de incidentes, sino también la gravedad de estos.

“Hemos tenido que realizar 727 intervenciones urgentes en 2015, casi dos diarias para poner a salvo a algún menor de edad en situaciones de riesgo”, ha asegurado Bejamín Ballesteros, director de Programas de la Fundación.

De esas 2.952 atenciones que se llevaron a cabo como consecuencia del maltrato en el entorno familiar, 1.229 respondieron a maltrato físico, 882 a maltrato psicológico, 435 a casos de abuso sexual y 406 fueron abandonos.

Ante estos “alarmantes” datos, desde ANAR han querido resaltar que frente a otros tipos de maltrato como el acoso escolar o la violencia de género, “la violencia intrafamiliar ni se escucha, ni trasciende”: “Es la gran olvidada a pesar de que cada vez se producen más casos que en muchas ocasiones se sufre a diario y desde hace más de un año”, ha explicado Ballesteros.

Como consecuencia de la violencia intrafamiliar los niños presentan ocasionalmente moratones, heridas, quemaduras, mordeduras e importantes trastornos relacionados con la alimentación y el sueño, según los informes recogidos.

UN 75% MÁS DE CASOS DE ACOSO ESCOLAR

“No puedo ir al colegio…a veces temo por mi vida, otras deseo que vengan a por mi y que pase para que termine todo…”. Este testimonio pertenece a un adolescente de 14 años. Anónimo. Como todos los expuestos por ANAR para preservar en todo momento los derechos de los menores. Es sólo uno de los 473 casos de acoso escolar que atendieron el pasado curso, frente a los 328 de 2014, un 75% más.

En la misma línea, los casos de violencia de género. Los trabajadores de la Fundación trataron un total de 1.714 episodios de violencia de género en 2015, frente a los 1.110 de 2014. De esos, en 318 ocasiones el maltratador también era menor.

“Los menores adolescentes tienen una herramienta eficaz para controlar, amenazar e insultar, o para acercarse a la víctima cuando ésta ha decidido poner fin a la relación. En los casos de ciberacoso, los menores agresores actúan con bastante impulsividad, sin pararse antes a pensar y refugiándose en el aparente anonimato que las nuevas tecnologías aportan”, ha analizado Leticia Mata, directora del Teléfono Anar.

Además, ha añadido que los menores “no suelen ser conscientes del daño que están produciendo y, en muchas ocasiones, tampoco son conscientes de que sus acciones pueden llegar a tener una responsabilidad penal”.

26 menores de 10 años con intentos de suicidio

“Inquietante”. Así califican desde ANAR el aumento de casos relacionados con ideación o intento de suicidio o autolesiones, “un fenómeno que se está convirtiendo en una preocupante tendencia entre los adolescentes”.

El informe recoge 381 episodios de este tipo, de los que el 74% de ellos fueron protagonizados por mujeres. Además, alertan de un “terrible agravante”: durante 2015 se produjeron 26 casos de menores de diez años con intentos de suicidio. También hubo 323 casos de autolesiones: “Me cuesta mucho llorar. Me cortaba en el brazo porque pensé que por ahí salían las lágrimas”.

“Si para los adolescentes el suicidio es una forma de huir de los problemas, las autolesiones son una manera de pedir ayuda, no de desafiar a los adultos del entorno”, afirma Mata.

¿Cómo funciona el teléfono ANAR?

El teléfono de la Fundación ofrece orientación psicológica para buscar conjuntamente con el menor de edad una solución a su problema, apoyándose en su entorno y figuras de referencia (padres, abuelos, resto de la familia, profesores, etc.).

En el caso de no ser posible resolver el problema desde el menor y su familia, orientan y derivan a los recursos sociales, educativos, sanitarios, policiales y/o jurídicos procedentes en cada caso.

Cuando nadie en su entorno puede ayudarle y existe una situación de riesgo o desamparo por abandono, maltrato, abuso sexual o cualquier otra situación de emergencia, el caso es trasladado a los organismos o autoridades pertinenetes y posteriormente se realiza el seguimiento.

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