Fabian Picardo, el ministro principal de Gibraltar, ha pedido este miércoles por la noche por televisión a los llanitos (habitantes del Peñón) que apoyen masivamente la visita de David Cameron a La Roca. Se trata de un viaje histórico que sólo se habían atrevido a emular antes que Cameron dos primeros ministros: Winston Churchill en 1942 y Harold Wilson en 1968. Los dos, además, por motivos ajenos al Peñón y por tanto con un significado político mucho menor que el que tiene la estancia de Cameron en la pequeña colonia británica de la provincia de Cádiz.

Churchill fue a La Roca en plena Guerra Mundial para reunirse con Dwight Eisenhower en el marco de la Operación Antorcha: el desembarco aliado en el norte de Africa. Wilson, por su parte, solo de paso para embarcar en un barco británico y negociar allí junto a Ian Smith, el líder de Rodesia (hoy Zimbabue), que había declarado unilateralmente la independencia del Reino Unido. La brevísima estancia de Wilson en el Peñón coincidió con los planes del Fernando Castiella, el ministro de Exteriores de Franco, de cerrar la verja que separa el istmo del resto de España.

Los motivos de Cameron son otros. Oficialmente, el premier británico viene este jueves a Gibraltar por una buena causa diplomática que tiene todo el apoyo del Gobierno español: apoyar la permanencia del Reino Unido en la Unión Europea. Es por eso que esta tarde ha sido la campaña Gibraltar Stronger In, y no el Gobierno de Gibraltar, la que ha anunciado la visita. Las autoridades gibraltareñas están bajo la llamada purdah, una especie de ley de silencio preelectoral que en el Reino Unido impide utilizar recursos del Estado para hacer campaña. En este caso, por el referéndum del próximo jueves.

SEGUNDA BOFETADA EN UN MES

Pero a nadie se le escapa que detrás del acto que Cameron celebrará este jueves a media tarde a la entrada de la Main Street, la calle principal de Gibraltar, hay un fuerte mensaje de contenido político: el apoyo total y absoluto que ha mostrado el premier británico desde que el PP llegó al poder a finales de 2011 a los deseos del pueblo gibraltareños y su oposición frontal a la política llevada a cabo por José Manuel García-Margallo desde que llegó al ministerio de Asuntos Exteriores al grito de “¡Gibraltar, español!”

Para los llanitos, será la mejor ocasión para convertir la visita en una manifestación patriótica. En el lugar elegido para hacer el acto anti brexit, junto al famoso reloj de la Main Street, podrían juntarse casi la mitad de los 30.000 habitantes que tiene la colonia. El gesto de Cameron es enormemente importante para los llanitos, acérrimos partidarios de la permanencia del Reino Unido en la Unión Europea. Entre otros motivos, por el propio Margallo ya se encargó de anunciar en dos entrevistas a medios españoles que Gibraltar correría peligro si el Reino Unido decide salir el próximo jueves de la Unión.

Desde el Peñón se interpreta la visita de Cameron como la demostración última de que pase lo que pase la semana que viene, el Reino Unido defenderá siempre los deseos de los llanitos de seguir siendo británicos, como han expresado en dos referenda (1967 y 2002). La visita, breve, ha llenado de excitación a los habitantes de Gibraltar. Además del acto en la Main Street, habrá una recepción en el Rock Hotel, uno de los lugares más emblemáticos del Penón, con unas vistas espectaculares sobre las aguas del Estrecho, que tanto problemas han causado en los tres últimos años entre España y el Reino Unido.

España, en contra de la visita

Londres llevaba tiempo preparando el viaje, pero sólo se lo ha transmitido a Madrid este miércoles por la tarde, casi al mismo tiempo que se hacía público en Gibraltar. Habitualmente explica la tardanza en comunicar visitas así de polémicas por motivos de seguridad. Lo ha hecho a través del embajador de España en el Reino Unido, Federico Trillo.

Moncloa ha reaccionado muy escuetamente a través de la agencia Efe para expresar su “rechazo” a la visita. Se trata del segundo varapalo en menos de un mes después del viaje de Philip Hammon, el foreign secretary (ministro de Asuntos Exteriores). Margallo está en campaña electoral y recibió la noticia en Alicante, su circunscripción.

El ministro de Exteriores en funciones ha reiterado la posición contraria del Gobierno a la visita del primer ministro británico, David Cameron, a Gibraltar, una colonia que forma parte de los territorios que la ONU considera pendientes de descolonización.

A través de un escueto comunicado el ministerio de la presidencia ha expresado su disconformidad con la visita de Cameron: 

"El Gabinete del Primer Ministro del Reino Unido ha informado al Gabinete del Presidente del Gobierno y al embajador de España en Londres de que el primer ministro Cameron efectuará una breve visita de dos horas a Gibraltar el 16 de junio. Ha informado de que la visita estará circunscrita a la campaña en favor de la permanencia del Reino Unido en la Unión Europea. El Gabinete del Presidente del Gobierno ha reiterado la conocida posición contraria de España a este tipo de visitas".

PERMISO DE VUELO

Según el protocolo de la OTAN, los aviones militares que vuelen a Gibraltar han de pedir permiso de sobrevuelo a España para cruzar el espacio aéreo nacional. Cuando vino Hammond, Londres no solicitó ese permiso y por tanto utilizó el espacio de Portugal. El caso de Cameron será distinto: fuentes solventes afirman que el premir británico utilizará un avión privado y estará por tanto exento de solicitar ese permiso a España.

Tras la visita de Hammond en mayo, el Gobierno español emitió un comunicado oficial de protesta en el que citó las habituales resoluciones de la ONU (1960, 1963 y 1965) y el Tratado de Utrecht (1713) por el que España cedió este pequeño istmo al Reino Unido en el marco de la Guerra de Sucesión. La última protesta de Margallo por la renuencia del Reino Unido a negociar sobre la soberanía del Peñón sin contar con sus habitantes ha tenido lugar en una tribuna en el diario ABC.

La política del Gobierno de España entre 2012 y 2016 tiene su broche de oro este jueves con la visita de Cameron, que coincide además con la celebración del 90 cumpleaños de la reina Isabel II en la embajada británica en Madrid.

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