El avance de las tropas oficiales sobre Faluya desveló el horror: fosas comunes con centenares de cadáveres, prisiones en las que se pudrían los cuerpos sin vida de los reos, una población de piel y huesos a punto de desfallecer de hambre. La toma de este bastión del Estado Islámico en Irak marca un punto de inflexión en la lucha contra el yihadismo en la región. Una victoria -amarga, por el escenario de terror dibujado en la localidad- que tiene acento español.
Los 307 efectivos de las Fuerzas Armadas destinados en territorio iraquí tienen por objetivo instruir a las tropas locales y asesorar al Gobierno en la lucha contra el Estado Islámico. Los militares iraquíes que combaten los zarpazos del terror, punta de lanza en esta guerra, han recibido formación de soldados españoles.
“Tres unidades de las Fuerzas de Seguridad Iraquíes, instruidas por militares españoles de operaciones especiales, participan en la ofensiva y toma de Faluya con un papel determinante”, explica el Estado Mayor de la Defensa (EMAD). “El esfuerzo de las unidades de operaciones españolas tiene su eco en la recuperación de Faluya de las manos del Estado Islámico”, añade.
Faluya, ubicada en el corazón de Irak, cuenta con una población superior a los 300.000 habitantes. El Estado Islámico la conquistó en enero de 2014 y, desde entonces, ha sido uno de los enclaves en los que ha impuesto con mayor fiereza su ley. Retomarla ha llevado dos años y medio, en los que los gobernantes yihadistas han puesto en práctica su concepto de sociedad.
El sello español en la toma de Faluya
La primera de las tres unidades a las que se refiere el EMAD es la 2º ERB (Emergency Response Brigade), formada por personal del Mando de Operaciones Especiales de Alicante y del Escuadrón de Zapadores Paracaidistas de Alcantarilla (Murcia): “Sin apoyo de ninguna otra unidad, le arrebató al Daesh una gran parte de la zona al este de la ciudad”.
En la toma de Faluya también desempeñaron un rol esencial los efectivos iraquíes del CTS (Counter Terrorism Service), formados en un curso liderado por el Ejército español, y el Batallón-Comando de Bagdad, readiestrado por los efectivos de las Fuerzas Armadas. Éstos últimos recuperaron la localidad de Karmah, próxima a Faluya.
“Proximidad” entre efectivos españoles e iraquíes
“Ahora lo que estamos viendo en Siria y en Irak es que los combates se desarrollan en ciudades con todo lo que conlleva para la población local”, comentaba recientemente el coronel Gutiérrez del Olmo, al frente del operativo en Irak, en una entrevista publicada por EL ESPAÑOL. En su opinión, “no se puede minusvalorar su poder”, en referencia al Estado Islámico, pero también se le empieza a ganar la guerra en este país.
Y en este proceso tiene mucho que ver la “proximidad” que los efectivos iraquíes sienten hacia los españoles: “Ellos ven esa proximidad e implicación y al final creo que se consiguen resultados muy buenos”, señala el coronel del Olmo como una de las claves para conseguir éxitos en el adiestramiento de las tropas locales.
De acuerdo al criterio del militar, el objetivo de la misión española es lograr que los batallones iraquíes instruidos terminen lo mejor preparados en el plano operativo, pero también cohesionados. Algo que, para el EMAD, ha quedado demostrado en la toma de Faluya, donde se han “recogido los frutos del trabajo bien hecho”.