Superado el primer escollo de la legislatura, formar la Mesa del Congreso, los diputados se preparan para la segunda fase: intentar formar un Gobierno. Mariano Rajoy se ha mostrado más dispuesto que nunca a intentar superar una sesión de investidura previsiblemente en la primera semana de agosto. Pero para que los planes del líder del PP se cumplan necesita obligatoriamente del apoyo activo (votando a favor) o al menos pasivo (absteniéndose) de algún diputado del PSOE. Sin embargo, en fuentes socialistas reconocen que esta opción "será inviable" en una primera sesión de investidura. "Tiene que sufrir, al menos, la misma derrota que sufrió Pedro Sánchez", aseveran.
En los planes que manejan en la dirección nacional del PP vislumbran ya un Gobierno en minoría con un único apoyo puntual, al menos de momento, en la sesión de investidura. Los 32 diputados de Ciudadanos ya han acordado abstenerse en esa hipotética sesión a la que se presentaría Rajoy. Sin embargo, los números siguen sin salir y los consevadores necesitan del apoyo de un puñado de diputados socialistas si prefieren no apoyarse en los grupos independentistas para intentarlo.
La votación en la Mesa del Congreso ha cambiado el tablero de juego. Ana Pastor consiguió los 169 apoyos procedentes de PP y Ciudadanos. Hasta ahí, el guion previsto. Sin embargo, el lío vino en la votación para designar vicepresidentes, ya que el candidato de PP-C´s consiguió 179 apoyos, diez más que los diputados que tienen los dos partidos que habían cerrado un pacto previo.
¿Quién concedió este apoyo y a cambio de qué? La votación fue secreta, por lo que, de momento, todas las miradas apuntan a que los nacionalistas cedieron a cambio de alguna cesión secreta. El primero en lanzar el dardo fue el portavoz del PSOE en el Congreso, Antonio Hernando, que aseguró sin medias tintas que los votos de los nacionalistas e independentistas a los cargos de PP y C´s "han abierto una senda" para que Rajoy superre la investidura con esa vía de los 179 apoyos.
El triunfo de la Mesa
En el PP, sin embargo, miran hacia otro lado mientras no pueden disimular la euforia que sienten por haberse impuesto en la Mesa del Parlamento al bloque de centroizquierda. Aunque en público se muestran prudentes y reconocen que este es el primer paso para allanar el camino hacia la investidura, en privado cruzan los dedos para convencer a Rivera de lo necesario que es convertir la abstención de sus 32 diputados en "32 síes" para redoblar la presión hacia los socialistas.
En el Partido Popular mantienen que su primera opción sigue siendo convencer al PSOE de lo necesario que es formar un Gobierno y sacar adelante ya los Presupuestos Generales del Estado. Sin embargo, Mariano Rajoy sigue adelante con las negociaciones secretas y nadie olvida que el encuentro que mantuvo con el líder de Convergència, Francesc Homs, "fue secreta y no trascendió nada" de lo que allí se habló.
Mientras los socialistas se mantienen en la negativa a una investidura de Mariano Rajoy, en el PP están convencidos de que el presidente del Gobierno en funciones no asistirá a esa primera sesión de investidura si no cuenta con el respaldo suficiente como para salir investido, aunque sea en segunda votación. "Siempre ha mantenido, en privado y en público, que a una investidura se va a ser investido. Él no se va a prestar a eso y así se lo dirá al Rey".
Período de reflexión
El plan B del líder conservador es pedirle al Rey que abra un período de reflexión para que todos los partidos recapaciten sobre su postura y reflexionen sobre qué pueden hacer para desatascar esta situación. Sin embargo, solo el miedo a que llegan las terceras elecciones podría provocar la abstención en bloque que necesita Rajoy para gobernar. "Por responsabilidad política", no por afinidad con el candidato.
Sin embargo, si se evita una sesión de investidura para que el candidato conservador se estrelle, el reloj hacia las terceras elecciones no se pondría en marcha. La cuenta atrás se empieza a contar desde la primera votación en una sesión de investidura. Entonces tendrían dos meses para negociar o directamente se disolverían las Cortes. "Lo que todos tienen claro es que nadie quiere unas terceras elecciones y no hay alternativa a Mariano Rajoy. Así que no se obcequen, porque Rajoy no va a hacer el ridículo como lo hizo Sánchez en la legislatura fallida", insisten fuentes de la dirección nacional del partido.
El primer intento de seducción por parte del PP para conseguir el apoyo de PSOE y C´s será a través de los programas electorales. Tras la sesión constitutiva de las Cortes, el propio Mariano Rajoy recordó que este texto está abierta a las enmiendas que sus rivales quieran incluir y que está abierto a cualquier negociación. Sin embargo, de lo que Rajoy habla con sus colaboradores como posibles cartas de negociación con sus contrincantes no trasciende nada a la prensa. Cada uno de los acercamientos que dan lo hacen con auténtica discreción, huyendo de la teatralización que se vivió en la legislatura fallida. Rajoy ha reconocido este martes que seguirá activamente en su intento de recabar apoyos para sacar adelante una investidura. Qué ofrece a cambio de esa anhelada abstención se dará a conocer en la víspera de la celebración del debate de investidura.
La duda que existe tras la constitución de las Cortes y la inédita votación a la formación de la Mesa es si Rajoy rastreará la vía 169: contar con los síes de PP (137 diputados) y Ciudadanos (32) y el apoyo pasivo (con abstención) de los cinco diputados de Partido Nacionalista Vasco y los ocho de Convergència (CDC). Con esta fórmula, los populares podrían sortear el calvario que el PSOE quiere imponerles antes de concederles la abstención "en el último segundo" antes de que se disuelvan las Cortes. "Por España", insisten.