El Partido Popular quiere gobernar y hará todo lo necesario para conseguirlo. Mientras el PSOE sigue enrocado en su negativa a facilitar un gobierno liderado por Mariano Rajoy, los conservadores han desviado la mirada hacia los independentistas y estrechan lazos. Por si acaso. Aunque fuentes del PP aseguran que no habrá acuerdo de investidura con los secesionistas catalanes, los últimos movimientos tácticos del PP indican que quieren explorar todas las vías posibles para retener la Moncloa.
El último paso lo ha dado la vicepresidenta del Gobierno en funciones. Soraya Sáenz de Santamaría se ha citado este jueves con el vicepresidente de la Generalitat, Oriol Junqueras, para verse y continuar “el cauce de diálogo” que abrieron el 28 de abril, cuando se vieron por primera vez con el Gobierno ya en funciones. En el encuentro estará presente también el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro. Por ello, parece evidente que se tratarán asuntos de carácter económico.
Según fuentes gubernamentales consultadas por Efe, el encuentro no ha sido a iniciativa de la vicepresidenta, fue acordado por ambas partes tras una conversación telefónica.
El último episodio en el que se evidenció la buena sintonía que el PP mantiene actualmente con los grupos independentistas fue este mismo martes, cuando se constituyeron las Cortes y en la votación a los vicepresidentes de la Mesa los candidatos de PP-C´s obtuvieron diez votos más que los que sumaban las dos formaciones, que habían cerrado un pacto previo. Los de Rajoy circunscribieron el “gesto” de las negociaciones discretas para que Convergencia tenga grupo propio. Pero, de momento, niegan cualquier cesión más a cambio de una abstención en la investidura del líder del PP.
Encuentros secretos
Sin embargo, los conservadores han jugado al despiste y han evitado explicar cómo se fraguó ese apoyo en la Mesa de los nacionalistas. Un punto que puso de los nervios a Ciudadanos, un partido que ya ha decidido abstenerse en una sesión de investidura de Rajoy y que ahora amenaza con revertir su decisión y votar no si el PP se apoya en los nacionalistas para retener la Presidencia del Gobierno.
Otro gesto que tampoco pasó desapercibido para nadie fue la invitación que Mariano Rajoy hizo al portavoz de ERC en el Congreso, Joan Tardá, cuando inició la ronda de contactos con todos los rivales políticos tras su victoria el 26J. El líder del PP colocó en primera línea de juego al independentista aunque conocía de antemano su negativa a ayudarle a ser presidente del Gobierno.
Cuando el líder del PP abrió esa ronda de contactos, se informó puntualmente de todos los encuentros que iba a mantener: el día, la hora y el lugar. Todos excepto uno: el que mantuvo con Francesc Homs, el líder de Convergència de Cataluña. A la prensa solo trascendió que Rajoy se iba a ver con el líder independentista antes que con Pedro Sánchez, pero ni siquiera confirmaron el lugar donde se iba a producir la reunión. El secretismo del encuentro lo impuso CDC, según indicó el PP.
De aquel encuentro secreto entre Homs y Rajoy han pasado solo unos días y el resultado de que llegó a buen puerto se certificó el martes, cuando los candidatos a la Vicepresidencia de la Mesa de PP y C´s obtuvieron diez votos más de los que suman las dos formaciones. Cuando cayó la noche, el portavoz del PP en el Congreso, Rafael Hernando, desveló que los diez apoyos extra habían sido “decisiones individuales” de diputados de CDC y PNV.
Este miércoles, antes de que se diese a conocer el encuentro entre Sáenz de Santamaría y Junqueras, fuentes de la dirección del PP confirmaban su disposición a apoyar a que Convergència forme grupo parlamentario propio en el Congreso a pesar de que, según la normativa vigente, no reúne los requisitos para ello. Además, el Partido Popular también cederá senadores para que el Partido Nacionalista Vasco pueda formar grupo propio en el Senado, donde el partido vasco no cuenta con el número de escaños suficientes para tenerlo.
Acercamiento también en Cataluña
No solo en Madrid se han evidenciado que Partido Popular y los independentistas han levantado los cuchillos en plenas negociaciones para formar Gobierno. En Barcelona, la Mesa del Parlament ha evitado este miércoles desobedecer al Tribunal Constitucional e iniciar un choque frontal con el Alto Tribunal. El órgano de la cámara catalana no ha querido incluir en el orden del próximo pleno la votación de las conclusiones de la comisión del Proceso Constituyente. El texto de esta comisión, pactado por Junts pel Sí (JxS) y la CUP, prevé tres fases para la desconexión con España incluyendo una mención expresa a un referéndum “unilateral” en Cataluña. El Tribunal Constitucional había advertido el martes por la tarde a la Mesa que debía impedir cualquier tramitación relacionada con la declaración rupturista del 9 de noviembre, suspendida por el Alto Tribunal.
La aparente prudencia de la Mesa, sin embargo, es una argucia para descargar de cualquier responsabilidad a los integrantes de ese órgano y que la carga de llevar al pleno esas conclusiones recaiga sobre los diputados. La estrategia recuerda a la que se siguió el pasado abril, cuando la CUP presentó una moción que ratificaba la declaración de ruptura suspendida por el Constitucional. Entonces se evitó que la Mesa decidiera sobre su tramitación y la inclusión en el orden del día quedó en manos de los diputados, que lo solicitaron justo antes de empezar el pleno.
Objetivo: Ciudadanos
A pesar de los gestos de CDC en el Congreso, en el Parlament no parece que JxS tenga intención de pisar el freno. La coalición de CDC y ERC está ligada a una cuestión de confianza a la que se someterá el president, Carles Puigdemont, después del verano. JxS requiere de los votos de la CUP para pasar esa votación y los anticapitalistas han exigido una segunda parte de la legislatura en la que ya se den signos claros hacia la ruptura con el Estado.
En teoría, el PP mantiene que su prioridad para la investidura es convertir la abstención de Ciudadanos en un sí y el apoyo pasivo (con la abstención) de algunos diputados del PSOE. De hecho, el vicesecretario Javier Maroto respondió a la amenaza de C´s indicándole que si forman parte de un Gobierno en coalición con el PP no necesitarán el apoyo de partidos independientes para sacar adelante una investidura. Mariano Rajoy ha vuelto a imponer la discreción en las negociaciones de las que no se sabe absolutamente nada. Solo hay un dato: el presidente del Gobierno en funciones tiene su agenda completamente vacía hasta el viernes, cuando presidirá el Consejo de Ministros.