El nombre de Al Andalus se repite como un mantra entre los mensajes que el Estado Islámico difunde a través de Internet y las redes sociales. Sus reivindicaciones históricas pasan por la recuperación de España; su anhelo, por la conformación de un gran Califato. Pero la realidad refleja una pérdida de territorio progresiva en sus países de origen y, a la larga, también de capacidad operativa. No hay lugar que esté a salvo de sus golpes terroristas, pero nuestro país ha conseguido mantenerse a salvo en los últimos años.
El coronel Pedro Baños, quien durante años ocupó la jefatura de Contrainteligencia y Seguridad del Cuerpo de Ejército Europeo en Estrasburgo, además de diferentes cargos en Defensa relacionados con análisis y estrategia, lamenta el “pábulo” que en ocasiones se les da a los yihadistas en sus mensajes: “No tienen capacidad material ni humana para hacer algo así”. Además lamenta la alerta que predomina en España, un éxito logrado por los yihadistas. Y advierte que hace falta interlocutores válidos para frenar los procesos de radicalización: “Ahí deberían jugar un papel fundamental los líderes del mundo musulmán”.
Escenario militar, policial y social. ¿Qué indicios hay -y cuáles no- de que el Estado Islámico atentará en España?
Propaganda del Estado Islámico
El Califato virtual, sostenido en redes sociales e Internet, da la vuelta al mundo. Los yihadistas diversifican sus mensajes en función del público al que se dirigen. Son “maestros” en cuanto al manejo del aspecto social; al menos, en el terreno digital. A los sirios se les habla de la liberación de una tiranía -Bachar Al Asad-, mientras en el Magreb se apunta a la reconquista de Al Andalus.
“Pueden decir lo que quieran, y muchas veces nosotros estamos dándoles pábulo para crear una situación de terror que no coincida para nada con la realidad”, advierte el coronel Baños. Una afirmación que, no obstante, no descarte que “cualquier persona desquiciada puede subirse a un autobús con un cuchillo y matar a gente, aunque lo haga bajo la bandera del Estado Islámico”.
En esos casos, el analista geopolítico lamenta que “en todas las sociedades, por muy perfectas que sean, no van a desaparecer ese tipo de actos”: “No hemos sabido hacer una contranarrativa adecuada -afirma, señalando a la divulgación sin filtros de los mensajes que los terroristas difunden-. Les hemos propiciado victorias que ni ellos se imaginaban. Y la gente que está al borde de caer en algo así, termina cayendo”.
La lucha policial “preventiva”
En los últimos cuatro años, los cuerpos policiales han detenido a más de 150 personas en España por su vinculación con el yihadismo. Barcelona, Ceuta y Melilla representan los principales focos de radicalización y ponen de manifiesto la estructura que las organizaciones tienen a lo largo y ancho del país.
Analizando, no obstante, la naturaleza de cada uno de los detenidos, se descubre que muchas de las detenciones “han sido preventivas”: “Ni siquiera son células -advierte el coronel Baños-. Son personas que sienten una actividad ideológica o que en un momento determinado quieren hacer un acto criminal y que se amparan en una bandera, en este caso del Estado Islámico. La mayoría de ellos seguro que ni saben sus objetivos ni lo que significan”.
La herencia de los servicios antiterroristas, ya adaptados al contexto yihadista, han permitido en cierto modo este éxito policial. Pero, además, existe “un contexto social” diferente al de otros países europeos, y que hace que nuestro nivel de amenaza sea “inferior”: “Si pensamos en el número de personas que han ido a combatir a Siria o Irak, en España hay 20 menos que en otros países como Francia, Holanda, Bélgica o Austria. Además de todo esto, apenas tenemos inmigrantes de terceras generaciones, y somos un pueblo mucho más tolerante y en el que es más fácil integrarse”.
España en la Gran Coalición
Los países que luchan contra el Estado Islámico se convierten, automáticamente, en obstáculos para sus objetivos. Y, por tanto, se colocan bajo su punto de mira. Las Fuerzas Armadas españolas tienen desplegados a sus efectivos en escenarios como Irak o Mali, donde el yihadismo impone su ley. Es por eso que la maquinaria de propaganda de los radicales mencione una y otra vez el término “Al Andalus” en sus reivindicaciones.
Pero el papel que España juega en la Gran Coalición -organización militar de varios países contra el yihadismo- es “discreto, modesto y prudente”. No se ha participado en ninguna operación de combate, sino en el adiestramiento de las tropas locales o el asesoramiento a los Gobiernos que lo requieran. “No se ha tenido una misión de combate como tal -explica el coronel Baños-. Se ha evitado por granjearnos enemistades pero seguir manteniendo una línea de respeto en los países en los que hemos estado”.
“Evidentemente participar en operaciones de esta naturaleza contra grupos que son fanáticos siempre es un riesgo”, explica el analista geopolítico. “Pero no es lo mismo estar participando activamente en bombardeos contra sus posiciones o sus fuentes de financiación”. Por eso, Reino Unido, Francia o Bélgica siempre serán un objetivo prioritario, por encima de España.