El exministro Alfonso Alonso y candidato a lehendakari por el PP ha llamado este martes al PNV a demostrar con pruebas la “vocación de moderación” de la que presume instándole a romper el bloqueo contra la investidura de Mariano Rajoy.

Modificar su posición de rechazo, el “no” rotundo anunciado reiteradamente por el partido de Ortuzar, sería una prueba irrefutable de esa condición según los populares vascos, que en la precampaña de las elecciones autonómicas tratan de romper la imagen de estabilidad y equilibrio que intenta proyectar el PNV y su candidato a la reelección como lehendakari, Iñigo Urkullu.

“Uno no puede decir soy un partido institucional, un partido por la estabilidad, pero me uno a la fiesta de esa izquierda que bloquea cualquier posibilidad de desarrollo, de futuro y de gobierno para España”, ha señalado Alonso durante la presentación de la oficina electoral que el PP ha abierto en el centro de Vitoria. Y en una petición sin recorrido ha emplazado al PNV a que “se salga del frente del no” durante del debate de investidura de la próxima semana.

Hechos y no palabras ha demandado Alonso, que ha contrapuesto a la imagen que proyecta Urkullu la participación del PNV en el Gobierno de Navarra junto a EH Bildu y Podemos y el acuerdo de los peneuvistas con ambas formaciones para arrebatarle la alcaldía de Vitoria al popular Javier Maroto, ganador de las elecciones municipales.

Los llamamientos del exministro de Sanidad caen en saco roto. El PNV no se cansa de repetir que no modificara su postura de votar en contra de Mariano Rajoy, tanto ahora como después de las elecciones vascas, ante las reflexiones –la última de Ana Oramas , de Coalición Canaria- de un posible cambio de actitud tras los comicios.



“Contrapeso al nacionalismo”

Sus apelaciones se han vuelto menos retóricas cuando ha pedido a la ciudadanía vasca que defiende la Constitución y la unidad de España que se agrupe en torno a su partido para que éste pueda ejercer de “contrapeso” al nacionalismo y Podemos en el próximo Parlamento autonómico.

El candidato del PP ha dibujado un panorama postelectoral presidido por un bloque PNV, EH Bildu y Podemos -los tres defensores de la consulta- capaz de emprender una “deriva soberanista” que divida a la sociedad vasca .

Ha cargado sobre todo contra el PNV, su mayor rival, cuyo programa ha reducido al acercamiento de los presos de ETA, la celebración de una consulta soberanista y la defensa de que Arnaldo Otegi, “inhabilitado por ser miembro de ETA”, pueda presentarse a las elecciones.

Disputa por el voto útil

Frente a los “riesgos “ de la nueva legislatura el PP se presenta como “garantía” de estabilidad y como un partido “moderado” y con vocación de constituirse “en punto de encuentro”. Su intención es disputarle al PNV el “voto útil” que arrastra entre el electorado de centro derecha no nacionalista, insistiendo para ello en sus pactos con EH Bildu para desplazarles de la centralidad de la que hacen gala.

La batalla por este sector se presenta especialmente ardua en Alava, dado lo igualado de las fuerzas entre ambos partidos.

El PNV se vuelca electoralmente en el territorio alavés, el de mayor implantación del PP vasco, y sitúa al lehendakari Urkullu, natural y residente en Bizkaia, como cabeza de lista por esta circunscripción.

Una circunstancia que el PP trata de rentabilizar en un discurso marcadamente alavesista de denuncia de la “marginación” que el territorio experimenta por parte del Gobierno vasco, con mensajes que en ocasiones recuerdan a la extinta Unidad Alavesa.

Tras detallar unas decisiones consideradas discriminatorias, el presidente del PP de Álava y número dos de la candidatura, Javier de Andrés ha aprovechado el primer acto de precampaña para destacar la paradoja de que Urkullu no pueda votarse a sí mismo, “porque ni siquiera está empadronado en Álava”.

Se ha explayado en al argumento y ha arremetido contra la decisión del lehendakari de no residir en Ajuria Enea, “porque no le ha resultado atractivo ni cómodo vivir en esta ciudad”.

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