Tras 24 días y cuatro reuniones, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, y el líder de Ciudadanos, Ignacio Aguado, bajaron juntos en el ascensor. Dejaron aquella sala acristalada para posar ante la prensa con ese típico apretón de manos que dura varios minutos para que nadie se lo pierda. Era el 19 de junio de 2015 y el PP había logrado continuar su Gobierno en Madrid gracias al plácet de la formación naranja.
Poco más de un año después, las negociaciones entre estos dos partidos se repiten un escalón por encima. De ellas depende que Rajoy pueda quedarse en La Moncloa. Condición necesaria, pero no suficiente: además del 'sí' de Rivera, el PSOE debería dar un giro y pasar del 'no' a la abstención.
Ambos partidos se miran en el espejo de Madrid. Laboratorio de éxito. Experimento todavía en liza y que no explota: el 85% de lo acordado para la Comunidad está cumplido o tramitado. "Son muchas más las similitudes que las diferencias", dice a este periódico un miembro de la Ejecutiva de Rivera. Aunque hay dos que son clave: la aritmética -Ciudadanos y PP sí que sumaban entonces los escaños suficientes para sacar adelante el Gobierno en Madrid- y el candidato, Rajoy en lugar de Cifuentes.
En Madrid, los de Rivera reclamaron de primeras un acuerdo anticorrupción mucho más amplio que el ultimátum que lanzaron un año después a Rajoy. En la actual negociación, Ciudadanos decidió presentar un menor número de requisitos y esperar al bloque de regeneración -se tratará esta semana- para tratar el resto.
"Cifuentes tiene más cintura política"
"Claro que es distinto. Cifuentes proponía un Gobierno nuevo, no reeditar el anterior. Entendía mejor el momento. Teníamos más garantías. Ahora lo está demostrando. De Rajoy no nos fiamos, pero ¿qué vamos a hacer? No queda otro remedio. En vez de colaborar con la Justicia, destruyen discos duros. Pero es un riesgo que hay que correr en beneficio del país", relata este miembro de Ciudadanos presente en las negociaciones de Madrid. En resumidas cuentas, los de Rivera ven "más cintura política" en la presidenta de la Comunidad que en Rajoy, lo que hace más difícil explorar acuerdos para la regeneración.
Tan parecidos son los caminos, que empezaron en el mismo punto: las exigencias de Ciudadanos al PP en materia de corrupción como requisito indispensable para sentarse a negociar. Para Aguado fue más fácil lidiar con Cifuentes ya que ésta, por sí sola, llevaba varias medidas de regeneración en su programa, como el apartamiento de los imputados por corrupción o la supresión de los aforamientos. Conocido el ultimátum de Rivera a Rajoy, la presidenta de la Comunidad bromeó en Twitter:
De momento, Rivera ha logrado que Rajoy pase por el aro en torno a seis puntos: apartar a los imputados por corrupción, eliminar aforamientos, limitar a dos los mandatos, acabar con los indultos a condenados por corrupción, la comisión de investigación del caso Bárcenas y la reforma de la ley electoral.
Todo esto, salvo la comisión y la reforma de la ley que establece la asignación de los votos -porque la Comunidad trabaja en un ámbito distinto- está en el preámbulo sine qua non de Aguado. Pero hay más. Otros puntos que Ciudadanos no exigió de primeras para no tensar demasiado la cuerda. "Aunque esto no significa que luego no puedan llegar", recalca este miembro de la Ejecutiva.
Lo que sí pidieron a Cifuentes
Los de Aguado exigieron al PP que todos los candidatos a la presidencia de la Comunidad de Madrid fueran elegidos por primarias de ese momento en adelante. "Esto fue una parte que hubo que redactar de forma que quedaran respetados sus plazos, al no ser nada usual en el PP. Ahora tendrán que afrontar ese debate porque se comprometieron a que su próximo candidato será fruto de las primarias", relata un participante en las negociaciones.
También se puso como requisito imprescindible la auditoría externa del Gobierno anterior de la Comunidad, en este caso de Ignacio González. Cifuentes dio su 'okey', aunque este punto ha sufrido un receso. La ley no permite que una empresa externa audite tal y como recogió el acuerdo, por lo que se ha encargado esta misión a la Cámara de Cuentas. El año que se dio de plazo tendrá que estirarse más.
Una de las reclamaciones más llamativas fue la "respuesta patrimonial subsidiaria de los partidos" ante un caso de corrupción. Un miembro de Ciudadanos lo explica en plata: "Esto se hace para que cuando un político robe dinero público sea su partido quien lo reponga en caso de que éste no lo haga". Esto, además, deriva en la creación de órganos internos de anticorrupción con funciones preventivas dentro de cada partido, que finalmente fue suscrito en el pacto con Cifuentes.
"Claro, el control y la prevención son muy importantes. Si el PP contara con un órgano eficaz de este tipo, Rajoy no podría decir que no sabía lo que pasaba en Valencia", sentencia un miembro de Ciudadanos.