Muere agosto, pero Madrid todavía acoge turismo de resaca, ese que llega en los minutos de descuento. A las once de la mañana, todavía se podía andar sin sudar y algunos visitaban, mapa en mano, la Plaza de la Villa. Pero el monumento de Álvaro de Bazán se encontró una competencia inesperada, improvisada justo enfrente: una señora había agarrado un pico y se había puesto a cavar en un macetero vacío. El equipaje, un madroño de algo más de dos metros, revelaba sus intenciones: sí, lo iba a plantar.
Los ojos de un sacerdote italiano que pasaba por allí veían una madrileña cavando en el suelo. La dueña del bar castizo más próximo al madroño la saluda con gesto familiar: es Esperanza Aguirre.
Denunciar la suciedad de Madrid
El motivo: denunciar "los descuidos de Manuela Carmena", que "no cuida la ciudad". "En Madrid no debería haber ningún alcorque sin árbol. Ya veis que no es difícil plantarlo, pero sí imprescindible", celebraba la líder del PP en el Ayuntamiento capitalino.
Aguirre cree la formación de Gobierno mucho más difícil que plantar un árbol. ¿Cuándo cultivarán juntos Rajoy, Rivera y Sánchez? "No creo que el secretario general del PSOE se oponga a plantar un árbol los tres juntos", sonreía Aguirre entre los bocinazos de los coches -varios cámaras tomaban imágenes desde la carretera y dificultaban el tráfico-.
"El PSOE tiene que aclararse"
La portavoz popular lamentaba la fugacidad de la reunión que mantuvieron este lunes Rajoy y Sánchez. Apenas media hora, casi el mismo tiempo que ha requerido la plantación del madroño: "El PSOE tiene que aclararse. No quiere hablar con el PP y además regala Madrid, Valencia y Barcelona a Podemos. También tachaba la reunión con Rajoy de 'prescindible'. ¿Acaso somos unos apestosos?".
Justo antes de coger una regadera de plástico rosa para volver a regar el árbol recién encajado, terminó: "El pacto entre PP y Ciudadanos me parece muy bien, aunque me da pena que no se hayan explorado las soluciones liberales. Por otro lado, hay algo muy importante: por primera vez quedará tipificado en el Código Penal el enriquecimiento ilícito de los políticos".
"Hace falta más tierra"
Esperanza Aguirre llegó al alcorque acompañada de casi todos sus concejales. Abrió la veda a palazos y, tras sudar la gota, les dijo: "Oye, vamos por turnos. No voy a cavar el hoyo entero yo sola". Entonces, entró en escena Iñigo Henríquez de Luna, que se esmeró como nadie. "A ver si nos vamos a creer que sabes de campo", bromeaban sus compañeros.
"Cuidado, cuidado", decía Aguirre vestida de guardia urbano a los periodistas. "No os vayan a atropellar". Varios fotógrafos se habían colocado en la carretera para captar el momento.
De repente, 'plaf'. Henríquez de Luna se topaba con una baldosa. En ese momento, aparecía un sacerdote italiano; un turista atraído por el corro y el árbol. "Dejémosle a este señor, que quiere colaborar para colgarlo en sus redes sociales", pedía Aguirre.
Llegó el momento de regar. No sin un 'uy' que algunos corearon cuando el árbol rozó las cabezas de los presentes antes de ser colocado en el alcorque. Con la ayuda del bar de al lado, los concejales del PP fueron echando cubos. "En cuanto termine de responder las preguntas, esto ya se ha secado", advertía Aguirre.
"Se llamará Amatrice"
"Se llamará Amatrice", bautizó para terminar. Lo hizo señalando unos metros más allá, donde se encuentra el Instituto de Cultura Italiano. "También lo hacemos en homenaje a las víctimas del terremoto".
Justo antes de marchar a su siguiente compromiso y de pasar la escoba para dejar la acera como la había encontrado, Aguirre pidió ayuda a un par de concejales: "Por favor, que quede esto como los chorros del oro".