Hasta en cuatro ocasiones repitió Albert Rivera durante su intervención en el debate de investidura que no se fía de Mariano Rajoy ni del Partido Popular, y por eso les ha obligado a firmar por escrito las medidas regeneracionistas que quiere abordar a cambio del voto afirmativo a su investidura. El líder de Ciudadanos se subió a la tribuna de oradores tras Pedro Sánchez y Pablo Iglesias. Desde allí se intentó presentar ante el Parlamento como un hombre de Estado y reivindicó su papel para intentar desbloquear la situación. Tras detallar meticulosamente el pacto de investidura que firmó el domingo con el PP, tendió la mano al secretario general del PSOE para controlar juntos desde la oposición al futuro Gobierno. Pero sus súplicas fueron ignoradas por la bancada de la oposición en bloque.
En su día más difícil en el Congreso, donde se tenía que mover como un funambulista, Rivera destacó el papel de su partido, el cuarto en número de votos, "que se ha sentado a hablar con los que no se hablan". El líder de Ciudadanos también puso énfasis en presentarse como hombre de pactos, tan necesario en un momento donde las mayorías absolutas se han acabado. "No reniego de llegar a acuerdos. Estoy orgulloso de llegar a acuerdos con los que piensan distinto. Hay quien juega a buscar las diferencias. Yo prefiero jugar a unir los puntos y acabar haciendo un dibujo que es el proyecto común español".
El fantasma de las terceras elecciones sobrevoló por el ambiente del Parlamento durante la primera sesión fallida de Mariano Rajoy. En Ciudadanos, que ha firmado un pacto infructuoso con PP y PSOE con solo seis meses de diferencia, entienden que una nueva cita electoral puede llevarle a la desaparición, como sucedió hace tan solo un año con UPyD. Fue Pablo Iglesias quien, en su intervención, puso el dedo donde más duele. "La burbuja naranja se desinfla" porque con el acuerdo de esta formación con el PP, Rivera "ha escrito su epitafio" y "camina" hacia el "fin de su papel" en la historia política de España. "Me temo que la burbuja se desinfla y esta investidura le dejará donde le corresponde", remató el líder de Podemos.
El portavoz de En Comú Podem, Xavier Domènech, también echó más leña al fuego de Ciudadanos y recordó a Rivera que, con respecto a su acuerdo con el PP, "Roma no paga traidores. Cuídese sus espaldas en unas posibles terceras elecciones". Otra afirmación que hizo que más de un diputado de la bancada naranja se revolviera en su asiento. En el círculo de Rivera son conscientes de que, si el PSOE no se mueve, convocar las terceras elecciones es la única solución a este callejón sin salida. Y en ese nuevo escenario, temen que "los ciudadanos, hartos de esta diabólica situación, apuesten por el bipartidismo como la única alternativa para devolver la estabilidad al país: cambiar todo para que nadie cambie".
"Ustedes son más de CNI"
Rivera devolvió en cuanto pudo el tiro a Iglesias desde la tribuna de oradores. "La dación en pago, tomo nota señor Iglesias. Ustedes son más de CNI, nosotros somos más de la dación en pago". El líder de C's pidió al de Podemos "respeto" para los expresidentes del Gobierno, a quien, a juicio de Rivera, trató como "un títere. Usted es más partidario de hombres de Estado como Otegi; yo soy más de González y Suárez".
Pese a que Ciudadanos quiere presentarse ante los españoles como el único partido que ha sido capaz de pactar con izquierda y derecha por el bien del país, en el seno de la formación naranja temen que los ocho diputados que el partido perdió desde el 20-D hasta el 26-J -pasaron de 40 a 32 diputados- sean "mucho más" en unas terceras elecciones. "Si la idea del bipartidismo se refuerza y PP y PSOE mueven la idea de que los nuevos no somos capaces de cambiar nada, el riesgo de que partidos como Podemos o Ciudadanos pasen a ser insignificante es muy elevado", reconocen en privado fuentes internas de la formación naranja.
Una alianza en la oposición
Antes de votar afirmativamente a la investidura de Mariano Rajoy, Rivera se esforzó en pedir a la oposición una especie de alianza para dejar gobernar a Mariano Rajoy y hacerle la oposición desde el Parlamento. Pero nadie más, a excepción de Ana Oramas y los 137 diputados del Grupo Parlamentario Popular, votó a favor de la investidura del líder del PP que los diputados de Ciudadanos en bloque. Un voto afirmativo que, de momento, no sirve para nada y que muchos temen que pueda ser "el principio del fin" de Ciudadanos.