Hasta este fin de semana, Pedro Sánchez decía 'no' a Rajoy, pero se resistía a lanzar los dados para cambiar de casilla. El secretario general del PSOE se oponía a investir a su oponente, pero no dejaba traslucir cómo buscaría un gobierno alternativo para desterrar las terceras elecciones.
Ahora, Sánchez busca ser presidente con el apoyo de Rivera e Iglesias, a los que hizo un guiño el sábado y tendió la mano este domingo en Galicia. Lo hizo sin rodeos: "Somos catorce millones de personas y tres partidos. Merece la pena". Y dio un paso más. "Lucha contra la corrupción, empleo digno y pelear por la igualdad" son los tres grandes puntos en torno a los que quiere acordar un tripartito.
Camisa y cazadora en el País Vasco, el líder del PSOE aprovechó un momento de su discurso para poner la vista en el Congreso de los Diputados. Tras reiterar que su partido no es quien bloquea la formación de Gobierno, aludió a Podemos y Ciudadanos: "Los que vinieron a cambiar la política impiden el cambio". Después, en un mensaje inequívoco a Rivera e Iglesias espetó: "El fin de sus vetos cruzados será el principio de la regeneración democrática de este país".
"Necesitamos un gobierno ya"
A partir de ahí, argumentos ya conocidos y "todo" su apoyo a la candidata a lehendakari, Idoia Mendía. Como en la campaña del 26-J, volvió a prometer que su partido no se abstendrá para hacer presidente a Rajoy: "El PSOE no indultará la corrupción del PP. Nuestra responsabilidad no es reforzar aquello que queremos combatir".
"Necesitamos un gobierno ya, un gobierno limpio, social, creíble y dialogante. Ése nunca será el de Rajoy", apremió Sánchez.
El domingo, con todo
Los mítines que estas dos semanas dan los líderes de los partidos en País Vasco y Galicia tienen una peculiaridad: el panorama nacional se come el regional. Rajoy, Rivera, Sánchez e Iglesias guardan unos minutos para presionarse unos a otros.
Tras dejar caer el sábado que podría buscar un acuerdo con Podemos y Ciudadanos, como ya dejó entrever en la segunda investidura fallida de Rajoy, mencionó los tres pilares que podrían unirles en un tripartito: la lucha contra la corrupción, la búsqueda de un empleo digno y la pelea por la igualdad.
"¡Merece la pena!", gritó en un escenario improvisado en el centro de Vilagarcía de Arousa (Pontevedra).
El puñetazo tras el ofrecimiento
Pero la mano abierta de Sánchez también se cerró para golpear a lo que el secretario general del PSOE llama "la vieja nueva política". Con dureza, recriminó a Rivera e Iglesias su "veto cruzado": "Que asuman su responsabilidad. Antes del 20 de diciembre hablaban de anteponer el interés general al de sus partidos. Se sentaron a debatir y presumieron de haber dejado atrás el insulto. Pasaron las elecciones y ya no se les ha vuelto a ver dialogando".
Haciendo suyo un eslogan que suele utilizar Rivera, Sánchez describió a su partido como el del 'sí' a la regeneración y a los derechos sociales. "Por eso no podemos hacer presidente a Rajoy. Si lo hiciéramos posible, la corrupción sería la historia interminable".
De momento, y en sus respectivas intervenciones, Rivera e Iglesias no se han referido al ofrecimiento de Sánchez. El deseo de celebrar un referéndum de Podemos ya haría, de partida, imposible el acuerdo.