Joao Pessoa, capital del estado brasileño de Paraiba, es la ciudad más oriental del continente americano. En ella, conocida como “la ciudad donde el sol nace primero”, residían Janaína Santos Américo y Marcos Campo Nogueira, hasta que hace tres años, cuando tenían 36, decidieron volver a España con su hija, de cuatro, en busca de una oportunidad de trabajo. El otro pequeño de la familia nació en España hace 12 meses. Casi tres años después del viaje que les hizo cambiar de ciudad y de continente se trasladaron a Pioz, en Guadalajara. Parecía un lugar tranquilo pero el pasado mes de agosto alguien vino a España buscándoles y les encontró. La familia, como ya ha publicado este periódico, apareció muerta en su propia casa el pasado fin de semana. Los padres, degollados y descuartizados. Los hijos, degollados. Todo apunta a un ajuste de cuentas.
En una entrevista con la prensa brasileña, uno de los cuñados de Janaína, Eduardo, asegura que la familia empezó a sospechar cuando conocieron la noticia de un descuartizamiento múltiple en España. Las edades de los parientes eran similares a las de sus familiares. Eduardo cuenta que al ver la información, alertados, llamaron al Consulado General de Brasil en Madrid. La pareja, ambos de 39 años, no contaba con antecedentes penales en España. No hablaban mucho con su familia brasileña; por eso a Eduardo y a los demás no les inquietó estar más de un mes sin hablar con ellos.
Sin embargo, las noticias que les iban llegando despertaron sus temores. “Hacía tiempo que no teníamos contacto. La gente pensaba que era porque se habían mudado y estaban sin internet. No desconfiamos al inicio. Eso a veces pasaba, que ellos se quedasen sin comunicación. La gente recibió la noticia con mucha tristeza. Es una familia que fue diezmada”, lamenta el cuñado.
Antes de llegar a Pioz, Marcos y Janaína residían en Torrejón de Ardoz, donde él era camarero de un restaurante en Alcalá de Henares. Ese fue el motivo, según el cuñado, de que terminasen en España tras pasar 36 años en su Brasil natal.
La hipótesis de los sicarios
Las hipótesis en torno al caso comienzan a reducirse conforme pasan las horas. El “hedor insorportable” que algunos vecinos acreditaban ya ha desaparecido, pero ha dejado tras de sí la incertidumbre de qué ocurrió, cómo ocurrió y cuándo ocurrió. Sin embargo, la Policía y la Guardia Civil ya comienzan a trabajar sobre una hipótesis que, a la luz de los hechos, se veía nítida y ahora parece que se puede confirmar: que unos sicarios fueron a buscarles al pueblo para matarles.
La limpieza en la ejecución de los cortes, de hacha o de cuchillo de carnicero, habla de un trabajo hecho por profesionales, según los investigadores. Con sus pesquisas, pretenden que el rastro de los asesinos no se termine perdiendo. Por ello comienzan ya a establecer prioridades, y una de ellas es analizar las cámaras de vigilancia de la urbanización, además del análisis de la vivienda en busca de restos biológicos.
Las cerraduras de la casa estaban sin forzar. La nevera, sin comida. La casa, vacía. Cuando los agentes y efectivos especializados entraron en el lugar, tan solo encontraron seis bolsas de plástico con los cadáveres. La familia que vivía en el chalet número 594 de la calle Los Sauces apareció muerta en su propia casa. Los vecinos de la urbanización La Arboleda, formada por más de 600 viviendas, no se habían enterado.