El Partido Popular observa "estupefacto" la crisis interna del PSOE mientras el reloj hacia las terceras elecciones avanza. "Los socialistas siempre han sido un partido de Estado. Ver cómo se han declarado la guerra ya públicamente perjudica a todos", reflexionan en privado altos cargos del partido conservador que solo ven una única vía para que Mariano Rajoy revalide su puesto como presidente del Gobierno en octubre: que los socialistas "echen a Pedro Sánchez y una gestora decida abstenerse para que el partido pueda recomponerse".
Esta visión, compartida por varios miembros del Grupo Parlamentario Popular en el Congreso, se divide cuando se pregunta cuáles serían las condiciones que impondría el nuevo PSOE parar abstenerse ante Rajoy. Hay una vertiente en el PP que está convencida de que "si le cortan la cabeza a Sánchez, los socialistas no tendrán ninguna fuerza como para pedir nada y se abstendrán para que gobierne el candidato que ganó las elecciones, Mariano Rajoy.
Lanzarían a sus militantes un mensaje: él fue el candidato más votado y nosotros tenemos que recomponernos". Sin embargo, hay otra ala dentro del partido conservador que cree que "los nuevos que lleguen venderán la abstención cara". Si triunfara esta alternativa, el precio que pondrían encima de la mesa los socialistas es "un candidato alternativo. Es la única manera de que sus militantes compren esta oferta".
Si los conservadores han cerrado filas en torno a su líder incluso en los momentos más delicados, la unión es mucho más fuerte desde que el domingo Alberto Núñez Feijóo revalidó su tercera mayoría absoluta y el PSOE se levantó en armas. "Nadie va a pedir internamente la cabeza de Rajoy a cambio de la abstención. O Mariano es presidente o terceras elecciones", remarcan todos los populares consultados sin excepción.
"Un milagro"
Mientras que los conservadores se encomiendan "casi a un milagro" para que el PSOE arregle sus problemas en las semanas que restan hasta la disolución de las Cortes, creen que la "obsesión" de Pedro Sánchez por vetar a Mariano Rajoy "es ya una cuestión de orgullo". Así, mientras los socialistas se preparan para el comité federal del sábado, en el seno del PP son más los que creen que los críticos de Sánchez que amagan con echarlo "no van a sumar los apoyos suficientes como para conseguirlo".
Con esta quiniela, la teoría del secretario general -votar no a Rajoy- se impondría y la única alternativa que existe serían "unas terceras elecciones que no benefician a nadie". En el PP son conscientes de que una alta abstención beneficia a su partido. Sin embargo, no deja de mirar de reojo a Ciudadanos, un partido necesario para mantenerse en el Gobierno. "Los pronósticos indican que lo que suba el PP se lo quita a Ciudadanos. Entonces el panorama se quedaría prácticamente igual. La llave la siguen teniendo los socialistas", indican resignados a que una tercera cita con las urnas es ya más una realidad que una pesadilla.
Una proposición de ley
El propio PP presentará en el Congreso de los Diputados este viernes una proposición de ley para reformar la ley electoral y acortar una semana la campaña electoral. Con esta medida, las elecciones se adelantarían una semana y la cita electoral sería el 18 de diciembre. El proyecto se tramitará por el procedimiento de urgencia, en lectura única, sin enmiendas, y cuenta con el apoyo de todas las fuerzas políticas. Con esta unanimidad, será aprobado antes del 28 de octubre, dos días antes de que se disuelvan las Cortes si ningún candidato saca adelante una investidura en el Parlamento.