Albert Rivera ve en la caída de Pedro Sánchez el giro que podría desbloquear la formación de Gobierno. Dos días después de la dimisión del secretario general socialista, ha espetado: "Ya no hay excusas, pongamos el país por delante de los partidos".
Con la mirada puesta en una situación que ya considera lo suficientemente distinta, el presidente de Ciudadanos se ha atrevido a poner fecha a un acuerdo en el Congreso: finales de octubre.
En un desayuno organizado en el viejo casino de Madrid, Rivera no ha tenido reparo en apostar. Sánchez ya no es ficha fundamental y los naranjas ven luz en las conversaciones interpartidistas, hasta ahora sombrías.
"PP y PSOE ya no pueden dar la espalda a los españoles. Si siguen bloqueando la situación, ellos serán los únicos culpables de la falta de avances", ha relatado Rivera.
El de Ciudadanos, muerto Sánchez, ha pedido una mesa a tres -PP, PSOE y C's- que termine en un acuerdo de investidura. "Igual que la que ya propusimos el 21 de diciembre", ha presumido.
Rivera, en la tribuna de uno de los salones más barrocos de la capital, ha apremiado:"España necesita reformas, modernidad y diálogo".
En clave de partido, ha querido despejar balones fuera: "Nosotros ya nos hemos sentado con todos". Con esta afirmación, y como viene siendo habitual, ha encomendado un cambio de postura "a los viejos partidos".
Pero el dardo más venenoso ha ido directo al PSOE: "Yo suscribo lo que dice Rajoy. Unas terceras elecciones nos perjudican aquí y en la comunidad internacional. Sólo falta que lo suscriba la gestora socialista".
En cualquier caso, y a pesar de su coincidencia con el líder del PP, Rivera ha dejado claro que su pacto con Rajoy tuvo como objeto la anterior investidura y que, por tanto, no sigue vigente: "Pero sigue firme la voluntad", ha dejado entrever.
Son casi diez meses sin Gobierno. Mismas caras, mismas expresiones. El cambio de Sánchez, una ruptura en la rutina, ha propiciado el lapsus de Rivera: "Eso tiene que decirlo.... Me iba a referir a Sánchez, bueno la gestora".