El PSOE sigue siendo un hervidero de nervios y temores. En un contexto de fuerte división y de dudas sobre si los socialistas deben abstenerse para que gobierne el PP, la gestora que dirigirá el partido encabezada por Javier Fernández celebra este lunes su primera reunión. Fuentes de la formación aseguran a EL ESPAÑOL que estos gestores -afines en su mayoría a Susana Díaz- pretenden prolongar el máximo posible el plazo para la convocatoria de un Congreso Federal. Así, entre otras cosas, tratarían de evitar que el dimisionario Pedro Sánchez no se presente a unas primarias del partido.
La gestora que preside Javier Fernández y controla Susana Díaz ha asumido las funciones ejecutivas del PSOE hasta la celebración de un Congreso Federal Extraordinario del que debería salir el próximo líder socialista. Sus miembros deben pilotar ahora mismo el partido; pero, ¿por cuánto tiempo? Básicamente, los gestores tienen dos opciones: una sería convocar pronto el cónclave pendiente y la otra sería dirigir la formación durante una transición más tranquila y prolongada que posibilite la reorganización. Cada uno de los bandos enfrentados tiene sus preferencias al respecto.
Dos hojas de ruta temporales
Las heridas abiertas en el caótico Comité Federal del pasado sábado no se han restañado todavía. En el grupo de los fieles al exsecretario general hay quienes creen que todavía hay opciones de dar batalla. De hecho, los cercanos a Sánchez piensan que éste, que al anunciar su dimisión no descartó volver a presentarse para liderar el partido, cuenta con el apoyo mayoritario de la militancia. Y, si se celebrasen o bien el Congreso Federal Extraordinario o bien unas primarias, los sanchistas podrían volver a hacerse con las riendas de la formación. Por ello, este grupo desea que la gestora mueva ficha cuanto antes.
Al contrario que sus rivales, los más próximos a Susana Díaz -entre ellos quienes dominan la gestora- consideran que la mejor opción es una transición calmada. Si Javier Fernández y sus compañeros de la gestora optan por esta segunda opción, el PSOE tendrá más tiempo para rearmarse y, de paso, evitarán que Pedro Sánchez tenga la tentación de volver a presentarse para retomar los mandos. Para las fuentes susanistas consultadas, conforme más tiempo pase más complicada tendrá el exsecretario general la opción de competir por el liderazgo.
El riesgo de ruptura
Este debate interno sobre el tiempo que debe permanecer la gestora al frente del PSOE entronca irremediablemente con la discusión sobre si los 85 diputados socialistas deben abstenerse para permitir que el PP de Mariano Rajoy siga gobernando merced a una investidura. Para empezar, si la gestora decidiera apostar por la abstención, existe el riesgo, dicen fuentes del PSOE, de que el grupo parlamentario socialista se parta en dos al reproducirse en su seno la división que hubo el pasado sábado en el Comité Federal.
No puede olvidarse que Sánchez y sus afines planteaban dicho cónclave precisamente como una pelea entre quienes querían abstenerse -los críticos- y los que no -ellos mismos-. Un debate que Susana Díaz y los suyos siempre han negado y, sobre todo, desvinculado del tenso Comité del pasado sábado. Más allá de lo sucedido en el Comité Federal, el caso es que ahora nadie se imagina, remarcan las citadas fuentes, a Pedro Sánchez, César Luena u otros absteniéndose en el Congreso para investir al líder del PP. El debate está servido.
Si hay no hay abstención, elecciones y primarias
Además, otro hecho complica más, si cabe, el dificilísimo momento que se vive en el seno del PSOE. Y es que si la gestora decidiera no abstenerse y se repitieran las elecciones generales, los estatutos del partido marcan que se deberían celebrar unas primarias para elegir candidato a la presidencia del Gobierno. Esto ocurriría en las próximas semanas -el 31 de octubre es el límite para que haya Ejecutivo- y en ese momento es cuando Sánchez tendría opciones de presentarse otra vez tras su dimisión porque confía en tener el respaldo de la militancia. De hecho, fuentes de los críticos aseguran a EL ESPAÑOL que temen el dimisionario opte por esta posibilidad.
Así las cosas, paradójicamente el PSOE tiene que decidir si se abstiene. Y, al mismo tiempo, depende del Partido Popular, en el que muchos dudan si es mejor contar con la abstención de los socialistas o, por el contrario, apostar por unas terceras elecciones en busca de una mayoría más amplia. Si Rajoy opta por esta segunda opción, estará forzando a que el PSOE celebre primarias. De alguna manera, los socialistas están en manos del presidente del Gobierno en funciones.
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