Diana Quer pasó por Taragoña, a unos veinte kilómetros de A Pobra do Caramiñal, la noche en la que desapareció, hace ya seis semanas. Las antenas de telefonía móvil así lo confirman. La joven abandonó la localidad coruñesa en la que veraneaba en torno a las tres de la mañana y se subió a bordo de un coche. La última señal de su terminal se emitió pasadas las 3.30. Los agentes de la Guardia Civil al frente de la investigación tratan de encontrar el teléfono en la ría de Arousa.
De acuerdo a los indicios que manejan los investigadores, Diana Quer subió en un coche tras pasar la noche con sus amigos en las fiestas patronales de A Pobra. Todo apunta a que la joven se detuvo en algún punto entre el parque de Valle-Inclán, donde se encontraba, y su casa, donde veraneaba con su madre -también Diana- y su hermana Valeria.
En un primer momento, la Guardia Civil creyó que Diana había pasado por la vivienda y se había cambiado de ropa: una descripción errónea de la vestimenta que llevaba aquella noche propició el error. Pero después se estableció la posibilidad -la que ahora es más probable- de que no llegara a casa y se detuviera en un puente que cruza una de las rías de la localidad.
En ese cruce de caminos, siempre de acuerdo a esta hipótesis, Diana se subió en un coche y se marchó hasta Taragoña.
Buceadores de la Guardia Civil
Las pesquisas del Instituto Armado se centran en otro puente al ya citado, esta vez en Taragoña. Un equipo de buceadores trata de encontrar algún indicio en la ría de Arousa, pero el lodo dificulta sus labores.
Los investigadores ya lograron activar el teléfono móvil por control remoto. De ese modo obtuvieron algunos de los últimos mensajes que Diana Quer recibió aquella noche, aunque no lograron hacerse con toda la información que hubieran imaginado. El hallazgo del terminal supondría un avance muy significativo en un caso que se sustenta en buena medida en el equipo tecnológico de la Benemérita.
Dos puntos clave
La última señal emitida por el teléfono de Diana Quer marca el punto final de las certezas que manejan los investigadores. A partir de ahí, se desatan las especulaciones. Como contó EL ESPAÑOL, la Guardia Civil tiene marcados sobre el mapa dos puntos clave: una zona portuaria y las inmediaciones de una vieja fábrica de madera. Ambos son lugares próximos a Taragoña frecuentados por jóvenes parejas a bordo de sus coches.
La captación de esta última señal refuerza la posibilidad de que la joven terminase en alguno de estos dos puntos. Una treintena de agentes sostienen las pesquisas de una desaparición que desde el primer momento fue considerada "de alto riesgo".
La Guardia Civil también investiga una vivienda deshabitada en Taragoña a la que la joven pudo haber ido acompañada de otra persona.
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