El Partido Popular mira agazapado desde Génova la crisis del PSOE para hacerse fuerte ante lo que se avecina. Pase lo que pase, hay pocas dudas ya de que Mariano Rajoy vaya a revalidar su cargo. La dimensión de la crisis que ha partido por la mitad a los socialistas ha servido para dar un respiro al Ejecutivo en funciones, que en estos momentos debate internamente si les conviene más la abstención de los socialistas o acudir de nuevo a las urnas.
La encuesta que este lunes publicaba EL ESPAÑOL evidencia que una nueva cita con las urnas beneficia al partido del Gobierno. En el PP se muestran optimistas por dos motivos: "El liderazgo de Mariano Rajoy es incuestionable y, si vamos a elecciones, subimos en intención de voto", reconoce un miembro del Comité de Dirección donde el líder del PP dejó dos mensajes este lunes: hay que seguir con la mano tendida a un gobierno de gran coalición con el PSOE. Si lo rechazan, hay que intentar cerrar con el partido de la oposición grandes pactos de Estado.
El Partido Popular no quiere entrar en la batalla interna del PSOE y, por eso, Mariano Rajoy ha vuelto a insistir a los suyos que sigan manteniendo un perfil bajo en esta guerra. El líder del PP telefoneó al presidente de la gestora socialista, Javier Fernández, a primera hora de este lunes, pero no consiguió hablar con él. El presidente de Asturias le devolvió la llamada después de la reunión de la gestora. Fue una "llamada protocolaria" donde Rajoy le "deseó suerte" y quedaron "en volver a hablar", según fuentes cercanas al presidente del Gobierno en funciones.
Para evitar adelantar si el PP pedirá abiertamente al nuevo interlocutor del PSOE su abstención para poder acudir de nuevo a una sesión de investidura antes de que expire el plazo legal, este lunes no compareció ningún miembro del comité de dirección tras su reunión. Por regla general y salvo excepciones muy puntuales, algún miembro del comité -casi siempre Pablo Casado, vicesecretario de Comunicación-, ofrece una rueda de prensa para exponer los puntos debatidos entre los miembros de la cúpula.
Una declaración casi institucional
En su lugar se remitieron a unas declaraciones que la secretaria general hizo en Toledo. María Dolores de Cospedal se limitó a cumplir las órdenes que horas antes había impuesto el líder del PP. "En las cuestiones de otros partidos que no es el mío no me tengo que inmiscuir", respondió la 'numero dos' del PP cuando se le preguntó por sus rivales políticos.
Casi 48 horas después de la dimisión de Pedro Sánchez, Mariano Rajoy todavía no se ha pronunciado al respecto y su agenda esta semana está prácticamente vacía hasta el viernes, cuando presidirá el Consejo de Ministros. Su grupo parlamentario en el Congreso, sin embargo, registró este lunes una proposición de ley para modificar la ley electoral de manera que, en el caso de que haya que sacar las urnas, se pongan el 18 de diciembre y no el 25, el día de Navidad.
Votar el 18 de diciembre
La medida, casi con total seguridad, tendrá el apoyo de la mayoría de la Cámara. Para sacarla adelante necesita una mayoría absoluta. Cuando EL ESPAÑOL sacó el debate a la opinión pública, todos los grupos parlamentarios estaban de acuerdo en que no se vote el 25 de diciembre, por lo que parece ya prácticamente imposible que los españoles tengan una cita con las urnas el día después de Nochebuena.
El debate de la proposición de ley se hará en el Pleno del día 18 de octubre para después pasar al Senado, que tendrá que aprobarlo y devolverlo al Congreso. Según fuentes parlamentarias, la medida se publicará en el BOE el 28 de octubre, casi al mismo tiempo que se disuelvan las Cortes si un acuerdo 'in extremis' no lo evita.