Pablo Iglesias no empezó su discurso hasta que las más de ochocientas personas que acudieron a la sala magna del cine Palafox estuvieron sentadas. Como a una estrella del rock, le recibieron puño en alto al grito de “¡sí se puede!”. Y el líder de Podemos fue rock. Rock duro. “Menudo chute nos ha metido”, decía una mujer a la salida.
Iglesias se presentó como líder de la oposición al PP, viró a la izquierda y abrió un abismo con el PSOE: “Se han roto porque se han podemizado demasiado. No han soportado haber entregado el poder a sus bases y elegir su líder por primarias”, gritó en su discurso ante sus militantes. Sin ambages, se mostró cercano a Izquierda Unida: “No es verdad que estuviéramos mejor sin ellos”.
El "golpe de régimen"
Como ha venido haciendo a lo largo de la semana, Iglesias tachó de “golpe de régimen” la probable abstención del PSOE a favor de un Gobierno del PP. “El golpe patrocinado por Felipe González y Juan Luis Cebrián –responsable último de Prisa– ha funcionado”, relató. “Nunca ha habido dos grandes bloques enfrentados porque el PSOE no estuvo con nosotros. El bloqueo se dio porque no tomaban una decisión. Ahora asumiremos el espacio que nos han entregado. Encabezaremos la oposición”. Iglesias adujo una ventaja: “Nadie creerá que el PSOE será la oposición al Partido Popular”.
Lo que iba a ser un diálogo con los círculos se convirtió en un mitin del líder. El secretario general de la formación morada habló algo más de una hora y sólo quedaron veinte minutos para las preguntas de los asistentes. “La culpa es mía, tuve que haber sido más breve en la intervención”, se disculpó al caer el telón. Aunque al público pareció no importarle. Volvieron a ahogar sus palabras con gritos y aplausos.
La madre y los amigos
La puesta en escena tuvo un nombre: Pablo Iglesias. Con las luces apagadas, se proyectó en la pantalla un vídeo que recogió su trayectoria de principio a fin. “Pensaba que Pablo Iglesias es el nombre de la universidad donde das clase”, le presentaba Jordi González en Telecinco hace cinco años. De ahí hasta ‘asaltar el cielo’ del Congreso, pasando por La Tuerka. En pantalla, su madre y amigos alababan sus virtudes.
Camisa marina y pantalones tostados, Iglesias entró ovacionado. Desperdigados por la sala estaban todas las caras visibles del partido. Todas las corrientes incluidas. Íñigo Errejón, Rita Maestre, Irene Montero, Rafa Mayoral, José Manuel López… todos ellos se levantaron para saludar la llegada de su secretario general. Con un consejo ciudadano a la vuelta de la esquina y la guerra por la dirección de la Comunidad de Madrid abierta, Iglesias reconoció que “ellos mismos” pueden ser su peor enemigo, pero se mostró orgulloso de “debatir en alto”.
Terminado el ‘concierto’, un miembro de la cúpula del partido celebraba la unidad reflejada en el salón, pero reconocía que el verdadero desafío pasa por mantenerla cuando lleguen las elecciones internas.
El "empoderamiento del militante"
Iglesias trazó un paralelismo entre el empoderamiento de las bases de su partido y el llevado a cabo por el PSOE para hacer notar con más fuerza las diferencias: “Ellos no hablaban de España, sino de sus guerras internas. Nosotros discutimos sobre lo importante, sobre política”.
El secretario general arrancó los mayores aplausos cuando aproximó Podemos a su versión original: “Vamos a tener enfrente a los poderosos. Nuestra mayor honra, como decía Pablo Iglesias, será merecer el odio de los que envenenan al pueblo”.
En varias ocasiones vinculó los cargos públicos que ostenta su formación a los movimientos sociales. Hizo del empoderamiento del militante uno de los ejes de su discurso: “Vosotros sois los que mandáis. Estamos aquí para obedecer. Muchas gracias a los que nunca ocuparéis una tribuna, a los que metéis en esto más horas que nadie sin que se conozca vuestro nombre”.
El debate con Errejón
En lo que supone uno de los ejes del debate que mantiene con Errejón –la elección entre la vuelta más pura a los movimientos sociales por encima de la transversalidad–, dejó clara su concepción: “Nuestros diputados no deben estar más pendientes de sus comisiones que de los movimientos. Lo mejor de un escaño es poder enseñarlo en un desahucio. Estamos orgullosos de los revolucionarios de nuestra patria”.
Porque “debatir tiene sus riesgos”. Unos riesgos que aparecen con frecuencia en el seno de Podemos y que prologan sus procesos internos. Aunque este viernes, convocado el consejo ciudadano para el día siguiente, el partido se empeñó en mostrar una única cara, la que sonríe en favor de Iglesias. “Claro que pensamos diferente, pero no tengamos miedo. Todas las ideas tienen espacio en esta organización”, apaciguó el número uno de Podemos.
Para terminar, como tantas otras veces, Juan Carlos Monedero. El profesor de políticas y fundador del partido comenzó a dar brincos ya en el vestíbulo y movilizó a sus compañeros, que cantaron el futbolístico “a por ellos”.