Ignacio Aguado cree que los sillones pueden ser tan peligrosos, negros y mullidos como el que ahora ocupa en un rincón de la Asamblea de Madrid. Líder de su partido en la Comunidad, hace posible con 17 escaños el Ejecutivo de Cristina Cifuentes, a la que atiza de vez en cuando: “Me fío de ella, pero hay que recordarle que pertenece al partido de la Gürtel y de Bárcenas”.
Miembro de la Ejecutiva de Rivera, se atreve a poner fecha a la abstención del PSOE: “28 o 29 de octubre”. Al nueve del equipo naranja en Madrid se le escapan con frecuencia símiles futbolísticos, dejando al descubierto su afición al cuero: “El regate en corto de PP y PSOE; hasta ahora era todo Barça o Madrid; o sería de locos que Rajoy pidiera la abstención socialista y además les obligara a pasar por debajo del futbolín”.
Aguado viste traje y corbata marina. Dispara rápido, pero con un tono de voz moderado. Dejó la empresa privada para subirse al barco de Albert Rivera, “el mejor candidato posible”. Eso sí, reconoce que su líder no es “imprescindible”: “Claro que Ciudadanos puede existir sin él”.
Albert Rivera se muestra convencido de que el PSOE se abstendrá si Rajoy no exige condiciones. ¿Por qué?
No creo que todo el follón haya sido en balde. Han armado la que han armado y han mostrado sus divisiones en público para algo más que cambiar a su secretario general. Una gran parte del PSOE se quiere abstener para poner España en marcha. Lo razonable sería que, a partir de ahora, comenzaran a deslizar el relato de la abstención. Veremos cuál de los dos bandos tiene más peso. El socialismo se ha abierto en canal.
¿Rajoy puede permitirse reclamar condiciones?
Sería de locos que lo hiciera, el esperpento de los viejos partidos. Después de trescientos días en funciones, que el PP pusiera requisitos al PSOE para abstenerse no me cabría en la cabeza. ¿Después de haberles ganado la partida hacerles pasar por debajo del futbolín? Los viejos partidos se han acostumbrado a vivir de la confrontación y de las mayorías absolutas. Que se sienten ya. Por separado, y gracias al pacto con Ciudadanos, han firmado más de cien medidas en común. Se parecen más de lo que creen.
¿El PSOE podría sobrevivir si se queda en la abstención y apuesta por unas terceras elecciones?
No lo tengo claro. Habría que ver con qué proyecto y con qué cara explican su bloqueo.
Sánchez insistió en campaña en que él nunca haría presidente a Rajoy. ¿Ha pagado su coherencia?
Es cierto que ha sido coherente con lo que dijo, pero en política hay que ser flexible. Si todos mantuviéramos nuestros postulados iniciales, nunca tendríamos gobierno. Los españoles han dejado claro que no quieren mayorías absolutas. Ciudadanos ha sido flexible, pactó primero con el PSOE y luego con el PP; todo ello sin renunciar a su idiosincrasia. Lo fácil es mantener una postura, lo difícil es sentarse a hablar.
¿Dónde está la barrera entre la flexibilidad y el oportunismo?
Uno cae en el oportunismo cuando pone por delante el ego, la silla y el partido. Sólo se puede anteponer el interés general cuando se entiende que el votante es capaz de comprender un cambio de postura en pro de la formación de Gobierno. A veces la política obliga a optar por el mal menor, en este caso Mariano Rajoy. Ojalá gobernáramos nosotros, pero la realidad es la que es.
¿Qué puede ofrecer Susana Díaz que no aportara Pedro Sánchez?
Habrá que ver hasta dónde es capaz de llegar. Creo que Susana se muestra más proclive a un Gobierno constitucionalista que Sánchez. Está más abierta a llegar a acuerdos con partidos que respetan la Carta magna. Sánchez había entrado en una dinámica de odio hacia el PP que le impedía poner por delante los intereses del país a los suyos. Estaba obsesionado con su supervivencia. El PSOE no puede caer en las garras del populismo por culpa de un complejo absurdo. El socialismo no debería recurrir a Podemos y al nacionalismo para intentar sobrevivir.
Ya pactaron con el PSOE. Luego lo hicieron con el PP. ¿Qué puede hacer Ciudadanos ahora?
Intentar que PP y PSOE se hablen, así de sencillo. Los viejos partidos se han retratado, como he dicho antes, firmado las cien mismas reformas por separado. Nuestro rol pasa por juntarles. Estoy seguro de que algún día gobernaremos, pero ahora nuestra función es esa.
Los resultados de Ciudadanos menguaron en las últimas elecciones y las encuestas no son muy favorables a su partido. Incluso pronostican un repunte del PP. ¿Existe espacio para el centro político en España?
Ya lo hemos demostrado en dos ocasiones. Más de tres millones de españoles creen en el centro. Hay mucha gente que se identifica con este segmento, pero que todavía confía en los viejos partidos. Nuestro espacio es clarísimo. PP y PSOE ganaron con mayorías absolutas porque se acercaron al centro. La mayoría de la población española es de centro, estoy seguro.
¿Y por qué no vota a Ciudadanos más gente?
Llevamos apenas un año y medio instalados en todo el país. Esto lleva su tiempo, hemos abierto un espacio que no existía. Antes, todo era blanco o negro. Representamos una tercera opción y hemos dado un gran paso: todo el mundo nos conoce. Albert lo dice mucho: “Somos más un proyecto de país que un partido”.
Algunos datos del CIS: los políticos ya son el tercer problema según los españoles y la preocupación por el desgobierno ha ganado enteros. ¿Qué parte de culpa tiene Ciudadanos? Rivera pidió perdón en el Congreso.
Somos los únicos que hemos pedido perdón. Al fin y al cabo, formamos parte de esta tarta política que todavía no ha logrado formar Gobierno. Pero hemos acordado con PP y PSOE, que están comiendo pipas en la barra del bar mientras nosotros nos sentamos con todos. Podemos es el invitado de piedra de los últimos nueve meses. Critican a los demás y sesgan la población intentando llevarla a los bandos. No podemos lanzar los dados electorales hasta que salga lo que nos guste. Debemos ofrecer soluciones.
Pero, ¿qué podría haber hecho mejor Ciudadanos?
Ojalá hubiéramos conseguido más escaños, hubiésemos podido hacer más. Fallamos en la campaña, debimos explicar mejor nuestras propuestas. A grandes rasgos, lamento que nuestros movimientos no hayan terminado en la formación de un Gobierno. También es cierto que no dependía sólo de nosotros. Hemos hecho todo lo que teníamos en nuestra mano.
Podemos y Ciudadanos han mostrado más mecanismos de democracia interna que los viejos partidos, pero en el imaginario colectivo Rivera e Iglesias denotan un liderazgo muy fuerte, casi mesiánico. ¿Es contradictorio?
No sé si el liderazgo de Iglesias está en entredicho, pero veo tres corrientes definidas en su partido. Tienen tres años de historia y ya piensan en refundarse. Nosotros vivimos desde hace diez y seguimos intentando convencer a la gente para que apueste por nuestro proyecto. El liderazgo de Albert no es mesiánico, pero a día de hoy es el mejor candidato posible.
¿Ciudadanos sería posible sin Rivera?
Claro, porque es un proyecto que nace de abajo arriba, de un manifiesto de la sociedad civil, y a partir de ahí se incorpora la gente. Rivera un día no estará y el partido tiene que ser capaz de tener identidad propia, de que aflore el talento y de que surjan nuevos líderes, pero a día de hoy nadie cuestiona a Albert. Es el candidato perfecto.
Critican a PP y PSOE, pero han apoyado a los dos.
Es muy difícil permitir el Gobierno de un partido imputado formalmente por corrupción política o sostener en Andalucía a la formación de los ERES, pero las urnas son lo que son. Intentamos entender la política en clave de propuestas, y no de caras. Cuando piensas en el qué, las ideologías se difuminan.
Se está juzgando la Gürtel. En la investigación aparecen de refilón nombres como Aguirre o Aznar. ¿Cree que eran conscientes de lo que ocurría en su partido?
Sé que si eso hubiera ocurrido en una empresa privada, se hubiesen ido a la calle inmediatamente. No se concibe que un director general no sepa lo que hace su tesorero, o mejor dicho, sus últimos cuatro tesoreros. O eres cómplice o eres un incompetente. No sé si Aguirre habrá tenido algo que ver, pero tiene una responsabilidad in vigilando absoluta. Aznar, más de lo mismo.
¿El PP tiene señores X?
No lo sé. Nuestra responsabilidad pasa por exigir responsabilidades políticas. Los tribunales dictaminarán. No queremos hacer causas generales, pero la corrupción ha campado a sus anchas. Hemos heredado el desprestigio de la clase política por culpa de Bárcenas, Correa o Granados. Eso hay que corregirlo, por eso pedimos que se asuman responsabilidades.
¿Cuál es la diferencia entre Rajoy y Cifuentes?
Cifuentes ha entendido que se ha terminado el tiempo de las mayorías absolutas y que la gente está harta de la corrupción. Ha comprendido que ya no vale el ordeno y mando del PP. Sabía que sólo gobernaría si llegaba a acuerdos. Rajoy tiene menos cintura política. Lo ha demostrado con su torpeza a la hora de acercarse al PSOE, su obsesión por aislarse, y también al no aceptar el encargo del rey. O cambia, o no volverá a ser presidente.
Queda mucha legislatura por delante. ¿Se fía de ella?
A día de hoy no tengo por qué desconfiar. El 85% de nuestro acuerdo ya está cumplido o en marcha. La confianza se gana a diario y, mientras no incumpla su palabra, seguiremos como hasta ahora. Garantizamos el Gobierno de la Comunidad de Madrid y que la etapa negra de la corrupción se haya terminado.
¿Cifuentes le ha ofrecido entrar en el Gobierno?
Sí, varias veces. De hecho, es una oferta recurrente. Pero no hemos venido a ocupar consejerías. Si podemos mejorar las cosas desde la oposición, seguiremos en ella. Queremos crecer y un día ganar las elecciones. Hasta entonces estaremos en la oposición, pero no seremos destructivos.
¿El ofrecimiento de la presidenta sigue encima de la mesa? El día del debate sobre el Estado de la Comunidad mantuvieron un enfrentamiento muy agrio.
No ha retirado su mano. La oferta está viva y siempre que pueden nos la recuerdan. No hemos venido para blanquear al PP. Todavía tienen tics de la vieja política, son muy amigos de los titulares, y no tanto de las reformas. Cifuentes pertenece al partido de la Gürtel y de la Púnica, no puede obviar lo que ha sido. Ha estado veintidós años en esa bancada. Ha formado parte del PP para bien y para mal. Es corresponsable de todo lo sucedido.
¿En algún momento ha pensado en romper el acuerdo de investidura que les une?
No. Cuando se han producido imputaciones, hemos esperado a ver la reacción de Cifuentes. El señor Ortiz, el último imputado, dimitió a las veinticuatro horas. Por tanto, no fue necesario poner en juego el acuerdo de investidura.
Para terminar: ¿se atreve a poner fecha a la formación de Gobierno?
Espero que cuanto antes, pero me temo que muy a finales de octubre. El 28 o el 29. Llevo poco tiempo en política, pero conozco de sobra cómo funcionan los viejos partidos. PP y PSOE dejaron de preocuparse por el interés general hace mucho tiempo. Prefieren las ‘minidictaduras’ de cuatro años.
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