Como en Juego de Tronos, las guerras más cruentas de Madrid se libran en el norte. Tras veinte años de debate, la operación Chamartín es sólo un conflicto entre administraciones. El 31 de diciembre era hasta ahora la fecha que podía poner fin o arrojar luz sobre el futuro de uno de los proyectos urbanísticos más ambiciosos de Europa, pero un movimiento de DCN -fondo participado por BBVA y constructora San José- ha vuelto a estirar un chicle que podía romperse.
El banco está a punto de perder sus derechos de explotación -que abarcan más del 60% de los terrenos-, pero ya se ha puesto en contacto con el ministerio de Fomento, propietario, para prorrogarlos. Todo ello a pesar del 'no' de Carmena, que enterró este proyecto en el pleno para aprobar el suyo. En caso de no conseguirlo, la opción preferente de BBVA expirará a final de año.
La contradicción de Chamartín
Madrid está al borde de ampliar la contradicción que el conflicto político insufla a Chamartín. La Comunidad de Madrid y el Gobierno central apoyan los planes de BBVA, pero el veto del Ayuntamiento imposibilita que las grúas echen a andar. Por contra, Carmena tiene su propio proyecto, pero las otras tres administraciones, también imprescindibles, se niegan a aceptarlo.
Fomento no ve con malos ojos conceder una prórroga a la entidad bancaria, lo que alargaría la vida de un plan cuya muerte anunció el Ayuntamiento. Dos operaciones sin futuro hasta que no se forje el acuerdo político. La diferencia fundamental entre ambas ideas pasa por el terreno a edificar. BBVA apuesta por soterrar las vías para construir viviendas, un extremo que no gusta a Ahora Madrid, que lo tacha de especulación.
En funciones y a la espera de la formación de Gobierno, Fomento reconoce a este periódico la llamada del BBVA, aunque no desvela el estado de las negociaciones. La entrada en juego de la Justicia llama a la precaución. El Tribunal Superior de Madrid admitió a trámite el recurso presentado por la entidad bancaria contra la decisión del Consistorio de desestimar la aprobación del plan que permitía su proyecto.
BBVA llama a Fomento
En 1993, BBVA consiguió en concurso público los derechos de explotación sobre el 60% de los terrenos de Chamartín y, a partir de ese momento, levantó sus planos: 6.000 millones de inversión y 17.000 viviendas. Tras más de una década de idas y venidas jurídicas y políticas, Ana Botella, exalcaldesa de Madrid, dejó las obras listas a falta del sí del pleno. Pero Carmena lo tumbó con el apoyo del PSOE y aprobó el suyo propio. Ahora Madrid esperaba la muerte de los derechos preferenciales del BBVA -el 31 de diciembre-, pero el banco ha llamado a la puerta de Fomento, que siempre se ha mostrado favorable. El acuerdo podría estar cerca.
Cuando Ahora Madrid y los socialistas celebraron a la salida del pleno la aprobación de su propio plan, la concejala de Urbanismo del PSOE, Mercedes González, aseguró que su proyecto se pondría en marcha inmediatamente si hubiera en Fomento un ministro de su partido. Y con esa percha dejaron coleando el debate, a la espera de las segundas elecciones y de que un Gobierno progresista pudiera coger sus planos y hacerlos realidad.
Una incertidumbre que puede estirarse
Los resultados fueron un mazazo para el Gobierno de Carmena y la cohabitación entre PP y Podemos en Fomento y Consistorio se prevé para largo, lo que podría enquistar más si cabe el desarrollo de la parte norte de la ciudad.
Con esta solicitud de ampliar sus derechos de explotación, BBVA levanta una línea roja y enseña los dientes a Carmena: a pesar del 'no' de la alcaldesa, sigue considerando factible su envite.