La izquierda abertzale aglutinada en torno a Sortu, el partido heredero de la ilegalizada Batasuna, está sumida en un proceso de refundación en el que, lejos de rechazar el pasado y condenar la violencia de ETA, afronta la inauguración de una nueva etapa desde la reivindicación de su trayectoria, ligada a la de la organización armada.
Sin nombrar en ningún momento a la banda terrorista, de que la ha sido sostén político durante décadas, lo que se conoce de la ponencia política en fase de discusión no introduce elementos de autocrítica ni una reflexión sobre la ilegitimidad de la lucha armada de ETA como le vienen reclamando el resto de las fuerzas políticas vascas.
Por el contrario, la izquierda abertzale se reafirma y ensalza los resultados de la etapa que ahora deja atrás para liderar un proyecto acorde con el escenario abierto a partir de finales de 2011 tras el abandono de la lucha armada por parte de ETA y la legalización de Sortu, su nueva marca.
“Tras un fructífero ciclo de lucha y movilización que se ha prolongado durante casi 60 años, tenemos claro que es indispensable abrir un nuevo ciclo en base a otra lógica, otro discurso y otras formas de actuación”, se asegura en el preámbulo de la ponencia denominada Zohardia, recientemente presentada y que está siendo sometida a debate y enmienda entre la militancia antes de que sea elevada para su aprobación al Congreso de la formación política, previsto para el próximo 21 de enero.
“NUEVOS MODELOS PARA UN NUEVO CICLO”
Los redactores del documento– un equipo de 34 personas elegido por la Asamblea Nacional- consideran que el “nuevo ciclo movilizador se tiene que abordar aprovechando los frutos del ciclo anterior, superando modelos agotados y creando otros nuevos”.
En su opinión tan “grave error” sería desde un punto de vista “estratégico” utilizar instrumentos del pasado, como “rechazar el camino” que les ha traído hasta la situación actual. “Las claves son dos: por una parte, poner en valor lo mejor de toda esa trayectoria; por otra parte, reciclarnos y renovarnos”, se hace constar en la introducción del documento político, la única parte distribuida en castellano.
Su mensaje se aleja de los pasos en materia de paz y convivencia que le vienen reclamando otras formaciones políticas en el País Vasco. Un cambio de discurso sobre ETA que se ha concretado esquemáticamente en la exigencia del reconocimiento de que “matar estuvo mal”, frente a la negativa reiterada de los dirigentes abertzales a admitirlo salvo en un contexto general de repudio a todas las violencias sin distinción. En el último debate electoral entre candidatos la insistencia del lehendakari Urkullu se estrelló hasta tres veces contra el muro levantado por la cabeza de lista de EH Bildu por Álava y miembro de Sortu, Miren Larrión, para no pronunciar las palabras requeridas.
Así mismo la coalición abertzale, donde Sortu prima sobre EA, Aralar y Alternativa, ha rechazado la demanda de un “diagnóstico común” sobre la violencia de ETA planteado por el PNV. Es la condición previa del partido de Ortuzar a cualquier pacto de gobernabilidad con EH Bidu en las conversaciones abiertas también con el PSE-EE- para la formación del Gobierno vasco, que se reanudan la próxima semana.
LA REPÚBLICA VASCA COMO ALTERNATIVA
En la ponencia Zohardia se establece la evolución que debe experimentar la izquierda abertzale. Para renovarse hay que “reinventarse” y para ello hay que superar “la identidad de resistencia y dar el salto a una identidad de proyecto”. Generar las condiciones para la supervivencia ha sido “la principal aportación histórica del ciclo que ahora se cierra” y el nuevo reto “no es protestar” ante medidas “nocivas” sino dar paso a una “sociedad distinta”.
El objetivo es construir una República Vasca democrática como alternativa al “tsunami neoliberal”, ya que lo único que se puede esperar de España y Francia es “negación y subordinación”. Se asegura que ambos estados no tienen intención de reconocer ni la identidad ni la soberanía de los pueblos y que ese camino “agravará las desigualdades” y recortará más las libertades y empeorará las condiciones de vida y trabajo en Euskal Herria.
En su argumentación detallan la nueva concepción independentista de la izquierda aberztale. La lucha por la soberanía y la lucha por una sociedad más justa van de la mano y la independencia se presenta como “garantía de bienestar popular”. Un giro con el que se acercan a la visión económico-social con el que el PNV defiende las ventajas de un mayor autogobierno.
Su principal tarea es que Euskal Herria avance hacia la República Vasca, dejando claro que a Sortu no le corresponde el papel de “pastor” y que “materializar la estrategia” es labor del pueblo y de los agentes populares entre los que se incluye la izquierda abertzale.
Con Zohardia no pretenden hacer un debate endogámico sino que invitan a participar en la definición del proceso independentista y la praxis política del partido a otros sectores partidarios de la soberanía vasca.
LA INDEPENDENCIA EN 2026
En su hoja de ruta hacia la independencia la ponencia parte de que los tres territorios que conforman Euskal Herria – Euskadi, Navarra y el País Vasco Francés- deben seguir distintos ritmos, ante sus diferentes realidades institucionales, pero pone la fecha de 2026 para la constitución de una nación vasca que los aglutine en una “República Confederal”. El futuro país sometería a referéndum entre la ciudadanía su voluntad de pertenecer o no la Unión Europea.
En el proceso pretende involucrar a la mayoría de la sociedad y que la secesión se convierta en una demanda ciudadana que actúe como motor del movimiento independentista en cada uno de los ámbitos administrativos.
En el documento se considera que los resultados del 25-S configuran un escenario propicio para avanzar hacia la soberanía en Euskadi, al haber articulado las urnas un Parlamento Vasco claramente mayoritario a favor del derecho a decidir. Se repara igualmente en que el debate sobre el nuevo Estatuto que promueve el PNV puede conducir a los vascos a seguir los pasos de los catalanes cuando el Gobierno de España rechace – algo que dan por seguro- la celebración de una consulta habilitante en la comunidad autónoma sobre el acuerdo que alcancen los partidos en la Cámara de Vitoria.
RENOVACIÓN DE ESTRUCTURA Y ORGANIZACIÓN
Sortu celebró su congreso constituyente en 2013, dos años después de su inscripción como partido. Con Arnaldo Otegi en la cárcel el joven exparlamentario Hasier Arraiz fue su principal cabeza visible hasta que en julio de este año decidió abandonar la dirección para dar paso a una cúpula renovada que se encargara de llevar a cabo el proceso de refundación de la formación política.
La dirección transitoria refrendada el pasado julio por la Asamblea Nacional en Vitoria se compone de 15 personas, está liderada por Arnaldo Otegi, como secretario general, y tiene como portavoz a Arkaitz Rodríguez, condenado junto a él en el caso Bateragune por tratar de reorganizar la antigua Batasuna.
El proceso de refundación de Sortu es fruto de las conclusiones del debate Abian, que planteó la necesidad de cambios en la estrategia de la izquierda abertzale.
El Congreso tendría que haberse celebrado ya pero la doble cita a las urnas para elegir las Cortes Generales y las elecciones vascas lo han retrasado hasta comienzos del próximo año. De él saldrá una nueva dirección, La propuesta es que esté integrada por nueve personas elegidas mediante listas abiertas y que una asamblea nacional se constituya como el máximo órgano del partido entre congresos.
Junto a la línea política de la formación el conclave deberá aprobar también la renovación de los estatutos y diseñar un nueva estructura interna y modelo organizativo. Éste será definido en “términos de complementariedad” y adaptación a los cambios de las coaliciones electorales EH Bildu y EH Bai (País Vasco francés) en las que Sortu está presente. La ponencia advierte de la complejidad de cambiar “toda una cultura organizativa”, algo que no se puede hacer “de la noche a la mañana”, por lo que ya anuncia que el proceso se realizará gradualmente.